El Macondo Venezolano

Entre Venezuela y el Brasil, en la esquina nororiental de Sudamérica, existe un territorio no muy conocido, identificado como las Guayanas. Durante la época colonial, ese territorio perteneció a potencias europeas diferentes al imperio español: El Reino Unido era dueño de la porción occidental de ese territorio, a la cual se le daba el nombre de Guayana Inglesa; al obtener su independencia tomó la denominación de República de Guyana. La parte central de las Guayanas pertenecía al Reino de los Países Bajos y se denominaba Guayana Holandesa. Al independizarse tomó el nombre de Surinam. La porción oriental, la Guayana Francesa, nunca se independizó del dominio francés y constituye actualmente un departamento de ultramar de Francia.

Históricamente ha existido una disputa territorial entre Venezuela y Guyana, por la porción de esta última ubicada al oeste del río Esequibo: la Guayana Esequiba, que comprende las tres cuartas partes del territorio de Guyana. El último episodio de ese diferendo lo constituye la decisión de Maduro de convocar a un referéndum para que los venezolanos decidan quién va a terminar dominando ese territorio. ¿Cómo puede alguien pensar que la manera de zanjar el conflicto sea que una de las partes sea la que defina la cuestión?

(Imagen: EFE – VBM).

Ahora que Nicolás Maduro tendrá en un futuro próximo elecciones presidenciales cuyo panorama no es claro, busca de manera poco convencional y sin ajustarse al Derecho Internacional Público una confrontación externa, o una manera de distracción para ganar adeptos al interior de su país y para afianzarse en el poder.

La zona que pretende tomar para sí Venezuela que es la Guayana Esequiba en la que se encuentran grandes riquezas petroleras y de gas, a Maduro se le ha alborotado el interés político en la zona debido al proceso electoral que se tiene programado.

Lo que no se explica es que el presidente del vecino país haya llamado a los venezolanos para que se llevará a cabo el pasado 3 de diciembre una consulta popular para saber si querían anexarse los dos tercios de lo que fue una colonia británica, es decir de 159.500 km cuadrados. Es tan traído de los cabellos, pues no es a los venezolanos a los que les corresponde decidir sino a los ciudadanos de Guayana, y dudo que quieran formar parte de un Estado fallido.

En este conflicto entra a jugar la disuasión, ya que, si bien Guayana no posee una fuerza militar importante ni en número ni en logística, si tiene socios estratégicos relevantes como son los Estados Unidos y algunos de sus aliados.

Por su parte Venezuela tiene un buen número de militares, pero no tiene la logística para ello.

En este conflicto podrían estar involucrados otros actores como Brasil, China y Rusia, pero el tema no es muy claro, si en verdad existe el interés de una confrontación militar en la región cuando coexisten otros puntos en la geografía mundial que demandan más atención internacional; además el papel de pacificador que tiene, no estamos tan seguros que quiera perderlo.

Por lo pronto el gobierno de Guayana se moviliza diplomáticamente ante tal esperpento de su homólogo venezolano.

Lo cierto es que algunos internacionalistas consideran que la actitud del mandatario venezolano es presionar el proceso de la Corte Internacional de Justicia en La Haya, utilizando la vía diplomática, mientras que para otros este no es su objetivo, sino su verdadero interés es ganar tiempo para perpetuarse en el poder y dilatar las elecciones presidenciales que se avecinan.

Maduro quiere pescar en río revuelto a ver si obtiene algo como le paso a su colega nicaragüense, claro que el análisis es distinto.

Lo único claro que existe es que la posición venezolana es absurda y violatoria no solo de la carta de las Naciones Unidas como de la Organización de los Estados Americanos; y exacerbar un nacionalismo mal fundado no es bueno para el pueblo del vecino país.

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Clara Inés Chaves RomeroExdiplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional. Escritora del libro Justicia Transicional, del laberinto a la esperanza catalogado de consulta y del libro Crónicas de Juegos y maquinaciones políticas. Columnista de la revista “Realidades y Perspectivas” universidad de Chile Columnista. “revista Ola Política”, febrero 2019- actualmente.

Sobre Clara Inés Chaves

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