Reflexiones sobre la Asamblea de las Naciones Unidas

Recientemente se llevó a cabo la Cumbre anual de líderes mundiales en las Naciones Unidas. Lo interesante de esta cumbre fueron los temas que se trataron y la pregunta que se consolida de todo ello, es: ¿qué tan vigente es el orden liberal internacional?

Lo que se evidenció es que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no funciona, y que cada uno de los 193 países que conforman la organización tira por su lado.

La doble moral de la guerra de Israel contra Hamás y el Hisbola en el Líbano como lo decía el presidente Macron recientemente en la cumbre de la Organización Internacional de la Francofonía, según la noticia de prensa de RFI del 5 de octubre intitulada: “Macron recomienda la suspensión de los envíos de armas a Israel para terminar con la guerra en Gaza”, ha abogado por la suspensión de los envíos de armamento a Israel como medida de presión para que el Gobierno israelí suspenda su campaña militar en Gaza.  Es una guerra contra las personas que conforman un grupo terrorista en la que no se discrimina a los civiles, y por ende se viola no solamente el Derecho Internacional Humanitario sino también los Derechos Humanos, es decir, el Derecho Internacional Público.

Durante esta asamblea, por su parte, existieron discursos interesantes y preocupaciones similares y a la vez distintas, pero se evidenció también que los populismos se impusieron, debilitan el orden liberal internacional y ponen en tela de juicio sus principios democráticos y la institucionalidad que fortalece el Estado de Derecho y la paz en el mundo.

Temas como el clima, los conflictos actuales, el hambre, la inteligencia artificial, la política estadounidense, la seguridad, los derechos humanos, y las migraciones fueron los temas más preponderantes de esta asamblea de Naciones Unidas.

Al final los líderes mundiales adoptaron el Pacto del Futuro abriendo la posibilidad de restructurar la ONU, la que pretende garantizar que las instituciones internacionales puedan cumplir con sus funciones en un mundo distinto al que existió después de la Segunda Guerra Mundial, y a la vez reformar el consejo de seguridad. Lo lamentable de todo es que este documento no tiene un carácter vinculante, por lo que se quedará en palabras lindas sobre un papel y al final nada.

(Imagen: AP – VBM).

Frente a la Cumbre del Futuro de septiembre llaman la atención sus capítulos que los conforman y que se relacionan con los siguientes temas: desarrollo sostenible y financiación del desarrollo, paz y seguridad internacionales, eliminación de las armas nucleares y robot asesinos, ciencia, tecnología, Inteligencia Artificial e innovación y cooperación digital, juventud y generaciones futuras; clima, y transformación de la gobernanza mundial.

Si bien estos aspectos son importantes, esperemos que realmente se puedan desarrollar y consolidar.

Los líderes internacionales tienen que tomar conciencia de la urgencia de crear un orden mundial justo, incluyente y pacifico en el que no solo se respete el ordenamiento jurídico internacional sino se dé un trato igualitario a todos los Estados para una mejor gobernanza global respetando la soberanía de cada uno de ellos, a fin de que puedan alcanzar el desarrollo.

Lo que nos llama a reflexionar es que, si bien los países han roto ese pacto de paz que se creó alrededor de la ONU, unos en mayor proporción que otros evidentemente, la mayor responsabilidad es para los países del bloque occidental que han sido los líderes y los fundadores de ese orden internacional liberal que nació con el fin de la segunda guerra mundial.

Evidentemente el sur global debe unirse fortaleciendo la cooperación sur- sur, acabando con los vestigios del colonialismo y neocolonialismo, la forma dictatorial y populista de sus regímenes para permitir el paso a una verdadera democracia en la que existan una justicia social y el respeto por los Derechos Humanos, a fin de que sus connacionales puedan disfrutar de la distribución de la riqueza y un verdadero Estado Social de Derecho. Por su parte los países desarrollados deben tener más coherencia entre su discurso y sus acciones, ya que no hay una ejecución sobre los Objetivos del Desarrollo Sostenible y por el contrario se culpabiliza al sur global por sus desastres, cuando existe una corresponsabilidad.

Lo interesante de esta asamblea fue la resolución en la que se le exigió a Rusia el pago de reparaciones por la guerra en Ucrania, como un mecanismo de compensación por daños, pérdidas y lesiones, así como un registro para documentar las pruebas y las reclamaciones. Ojalá no quede en letra muerta.

Cabe destacar el discurso del presidente colombiano sobre la salvación de la selva Amazónica con los recursos que él cataloga que pueden destinarse mundialmente a la vida, o cambiar deuda por vida, y/o por naturaleza. Al igual que las preguntas que planteó que fueron: ¿Para qué la guerra si lo que necesitamos es salvar la especie humana? ¿Para qué sirve la OTAN y los imperios, si lo que viene es el fin de la inteligencia?

Lo anterior, porque se evidencia que al mundo y en particular a los países desarrollados poco les ha interesado contrarrestar el cambio climático cuando son los que más lo dañan, y si por el contrario generan guerras y priorizan la concentración de la riqueza en su propio beneficio y en detrimento de otros.

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Clara Inés Chaves RomeroExdiplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional. Escritora del libro Justicia Transicional, del laberinto a la esperanza catalogado de consulta y del libro Crónicas de Juegos y maquinaciones políticas. Columnista de la revista “Realidades y Perspectivas” universidad de Chile Columnista. “revista Ola Política”, febrero 2019- actualmente.

Sobre Clara Inés Chaves

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