¿Es útil la OCDE para Colombia? Un balance entre oportunidades y desafíos

La entrada de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2020, fue presentada como un hito de modernización institucional. Sin embargo, ¿realmente ha traído beneficios tangibles al país? Este análisis busca valorar sus impactos, con especial énfasis en el desarrollo territorial, la paz y la lucha contra la pobreza.

A la OCDE se le tilda temas positivos como negativos, entre las ventajas que presenta tenemos: institucionalidad, reformas y cooperación técnica.

Ser parte de la OCDE le ha permitido a Colombia acceder a mejores prácticas en gobernanza pública. Esto se traduce en procesos más transparentes y eficientes en sectores clave como la educación, la salud y el medio ambiente.

Además, la membresía mejora la reputación internacional del país. Esto facilita la atracción de inversión extranjera y el acceso a financiamiento con mejores condiciones. A ello se suma el valioso acceso a conocimiento técnico, que permite comparar políticas y resultados con países desarrollados y recibir asesoría para cerrar brechas en temas como empleo formal, pensiones y sostenibilidad.

Otro beneficio clave ha sido el impulso a reformas estructurales. El proceso de adhesión exigió revisar y mejorar la supervisión financiera, fortalecer la institucionalidad y adoptar estrategias de crecimiento verde.

(Imagen: archivo internacional-VBM).

Uno de los aspectos más prometedores es la posibilidad de orientar la acción del Estado hacia el bienestar de los territorios más rezagados. La OCDE promueve políticas basadas en evidencia, con criterios como eficacia, eficiencia, impacto y sostenibilidad. Esto permite focalizar intervenciones en comunidades afectadas por la exclusión y el conflicto armado, utilizando indicadores de vivienda, ingreso, trabajo, educación y salud, lo que conduciría a la reducción de la pobreza.

Respecto a las desventajas que algunos le achacan a la OCDE están los temas de desigualdad, contexto y modelo económico.

No todo son buenas noticias. Algunos expertos advierten que ciertas recomendaciones de la OCDE como la flexibilización laboral o la reducción de impuestos a empresas pueden profundizar la desigualdad y la precariedad laboral.

Igualmente, algunas reformas sugeridas en temas como pensiones o salario mínimo han generado resistencia por su posible impacto negativo en trabajadores y adultos mayores. A esto se suman los altos costos económicos y administrativos de cumplir con los estándares de la organización.

Otro punto crítico es la falta de contextualización. Las políticas propuestas no siempre consideran las realidades sociales y económicas de Colombia, especialmente en regiones donde persisten altos índices de pobreza y desigualdad.

Finalmente, varios analistas señalan que la OCDE promueve un enfoque de corte neoliberal, centrado en la apertura económica y la flexibilización del mercado laboral, en detrimento de políticas de protección social.

De otra parte, la OCDE brinda oportunidades para la paz y la inclusión. La verdadera utilidad de la OCDE para Colombia reside en su potencial como plataforma de cooperación internacional. Sus herramientas de evaluación territorial y su red de buenas prácticas pueden ser claves para consolidar la paz, mejorar el bienestar y cerrar brechas históricas.

El acceso a datos comparativos y al acompañamiento técnico permite diseñar políticas públicas más efectivas y equitativas. Así, si se aplican con una visión contextualizada y centrada en el desarrollo humano, las recomendaciones de la OCDE podrían contribuir a una Colombia más justa, resiliente y sostenible.

En conclusión, pertenecer a la OCDE no es un fin en sí mismo, sino una oportunidad que debe ser bien aprovechada. Colombia necesita adaptar sus recomendaciones a las realidades nacionales, priorizando el desarrollo territorial, la inclusión social y la construcción de paz. Si se hace de manera crítica y estratégica, la OCDE puede ser una aliada valiosa para avanzar hacia un futuro más equitativo.

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Clara Inés Chaves Romero: Ex diplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional en medios como Eje 21, Diario El Nuevo Liberal, Magazín Ver Bien, Realidades y Perspectivas, Revista Ola Política. Escritora de los libros: Justicia Transicional, Del laberinto a la esperanza, Un camino al África, una puerta al mundo.

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