Colombia ante el Cambio Global: Del Asistencialismo a la Resiliencia

En las últimas décadas, el mundo ha entrado en una era de cambios vertiginosos. La estabilidad internacional se tambalea ante crisis migratorias, conflictos armados y desplazamientos forzados que afectan a millones. El aumento de la beligerancia, el rearme de varios países y la multiplicidad de intereses nacionales han profundizado las divisiones y generado una caída gradual de la cooperación internacional.

Paralelamente, hemos sido testigos de nuevas tensiones globales impulsadas, entre otras cosas, por políticas proteccionistas y estrategias comerciales impulsadas por grandes potencias como Estados Unidos. Destacan las medidas arancelarias del gobierno Trump, que han dado la señal de que cada nación prioriza sus propios intereses y limita su apertura al comercio y la ayuda exterior. Estas acciones no solo han elevado los precios de materias primas y bienes estratégicos a nivel global, sino que también han endurecido las reglas para la cooperación y la interdependencia internacional. El riesgo de recesión global es real, y la incertidumbre se convierte en norma.

(Imagen: archivo internacional-VBM).

¿Dónde queda Colombia en este nuevo orden mundial?

Colombia ha sido reconocida internacionalmente por sus procesos de negociación y construcción de paz. Europa —en especial la Unión Europea— ha sido un aliado clave, con contribuciones que solo en los últimos años superan los 1.500 millones de euros en apoyo a la paz, el desarrollo rural, la justicia, la reincorporación de excombatientes y la protección de víctimas. Estados Unidos, por su parte, ha canalizado miles de millones en ayuda a la seguridad, el fortalecimiento institucional y el desarrollo alternativo.

Otros ámbitos de cooperación internacional para Colombia han incluido:

  • Asistencia humanitaria ante desplazamientos masivos y emergencias ambientales.
  • Inversiones para desarrollo rural, infraestructura y educación en zonas apartadas.
  • Apoyo a políticas para el respeto a los derechos humanos y el fortalecimiento de la democracia.
  • Proyectos de equidad de género, inclusión de poblaciones indígenas y afrocolombianas, y programas de salud pública.

Sin embargo, la creciente complejidad global —agravada por la competencia, el individualismo de los países y el desgaste de las instituciones multilaterales— sugiere que el flujo y sostenibilidad de la cooperación internacional tenderán a reducirse. Las prioridades nacionales, las crisis simultáneas y la presión por resolver asuntos domésticos dejan menos espacio para el apoyo externo a países como Colombia.

El riesgo del asistencialismo

Colombia se ha habituado a mirar hacia afuera en busca de soluciones. Esta dependencia, por momentos funcional, puede tener costos ocultos. Varios actores internacionales ya nos perciben como “mendigos sin dignidad”, en palabras de algunos analistas, o simplemente como un país con la mano estirada, esperando salvavidas sin aprender a nadar por sí mismo. Este asistencialismo erosiona la dignidad nacional y posterga la maduración de nuestra sociedad civil y la consolidación de un verdadero sentido de pertenencia frente a los desafíos internos.

El reto de la resiliencia: resolver nuestros propios problemas

Es hora de asumir el reto histórico de reorganizarnos y ejercer soberanía real sobre nuestro destino. Los problemas de Colombia —sea la violencia, la inequidad, el deterioro institucional o el rezago educativo— tienen que ser abordados con liderazgo, creatividad y recursos propios. No podemos esperar soluciones importadas o la perpetuidad de la cooperación internacional.

El corazón de la respuesta debe latir desde la sociedad colombiana: fortaleciendo organizaciones independientes y responsables, promoviendo la conciencia ciudadana y apostando por el aprovechamiento inteligente y sostenible de nuestra riqueza natural, cultural e intelectual. Somos un país rico, pero esa riqueza requiere dirección, visión y determinación para transformarse en bienestar colectivo y paz duradera.

Nuestro país vive un momento bisagra. La cooperación internacional, aunque relevante, será cada vez más escasa o focalizada. La dignidad colectiva exige que dejemos atrás la pasividad y la dependencia, y que actuemos como protagonistas de nuestro propio destino. Colombia tiene el capital humano, los recursos naturales y la creatividad   necesarios para superar sus retos, solo falta convencernos, organizarnos y actuar con la grandeza que exige el mundo de hoy.

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Clara Inés Chaves Romero: Ex diplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional en medios como Eje 21, Diario El Nuevo Liberal, Magazín Ver Bien, Realidades y Perspectivas, Revista Ola Política. Escritora de los libros: Justicia Transicional, Del laberinto a la esperanza, Un camino al África, una puerta al mundo.

Sobre Clara Inés Chaves

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