Democracia amenazada
Nadie se imaginó que Colombia llegara a los extremos actuales de corrupción y criminalidad, en donde nadie se preocupara por cumplir las más elementales normas de la decencia, la rectitud, la honradez, la ética, la dignidad y la pulcritud. Hemos descendido a los más bajos límites del cinismo, la insolencia y la desvergüenza, infortunadamente inculcados por personajes que deberían dar ejemplo.
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