Por: Rufino Acosta Rodríguez
Si un español aterrizara hoy en la tierra procedente de Marte y le informaran que España perdió con Holanda 5-1 en su estreno por el mundial de Brasil, a lo mejor diría "joder, es que no puede ser", atónito ante semejante e inesperada debacle. Sería una reacción lógica, porque. si bien el fútbol tiene en la incertidumbre uno de sus mayores encantos, nadie podría levantar la mano con autoridad y honradez para decir que lo había previsto. Es un marcador extraño para un juego entre potencias, pero normal al mismo tiempo cuando una se inspira y la otra pierde el norte. Holanda le acaba dar una soberbia y monumental clase de juego a los campeones de Sudafrica 2010.
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