Se sabe cuántos años vivirá el ser humano en 2050

Los datos del amplio estudio de ‘The Lancet’ también muestran cuál será la esperanza de vida nacional y se plantea si vivir más será necesariamente positivo.

(Imagen: archivo particular – VBM).

La esperanza de vida es la obsesión intrínseca del ser humano que se sabe finito. ¿Cuánto viviremos? ¿Cuántos años me quedan? ¿Envejeceré con salud? ¿Qué líneas rojas cruzará el ser humano? Una cosa es segura: vivimos mucho más que nuestros antepasados. Desde 1990, la longevidad mundial ha aumentado en 6 años, gracias al avance de la medicina.

Hemos logrado contener las muertes provocadas por las enfermedades más letales, como el ictus, los ataques al corazón, las infecciones respiratorias o la diarrea. Es de suponer que, en el futuro cercano, el ser humano viva muchos más años. Pero ¿es esto necesariamente siempre algo positivo?

El último Estudio sobre la Carga Mundial de Morbilidad (GBD, por sus siglas en inglés) de 2021, publicado hoy en la prestigiosa revista The Lancet, atiende esas y otras preguntas. Una de sus principales conclusiones es cuánto vivirá el ser humano en 2050. En concreto, predice un crecimiento de la esperanza de vida mundial desde los 73,6 años en 2022 a los 78,1 años en 2050, lo que supone un aumento de 4,5 años.

Para llegar a este resultado, el trabajo ha analizado la mortalidad por causas específicas, los años de vida ajustados en función de la discapacidad, los años perdidos de vida sana debido a la mala salud y la muerte prematura o la esperanza de vida para 204 países y territorios.

Tras un exhaustivo análisis, el panel de expertos internacional de The Lancet pronostica que la esperanza de vida mundial aumentará casi 5 años (4,9) en los hombres y 4,2 años en el caso de las mujeres, entre 2022 y 2050, a pesar de «diversas amenazas» que revela más adelante.

Así, el nuevo estudio sugiere que la esperanza de vida de los hombres está cada vez más próxima a la de las mujeres. Evidentemente, también se espera que los aumentos sean mayores en los países donde la esperanza de vida es menor, lo que contribuirá a una convergencia del aumento de la esperanza de vida en todas las geografías.

Viviremos más, enfermaremos más

Pero, ojo, porque vivamos más no significa que lo vayamos a hacer con mejor calidad de vida. La investigación señala que que se está desplazando la carga de morbilidad (estado de enfermedad, de discapacidad o de mala salud) hacia las enfermedades no transmisibles. La nueva preocupación son las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y la diabetes.

Además, indican que aumentará la exposición a los factores de riesgo asociados a estas afecciones. Así, la obesidad, la hipertensión arterial, la dieta no óptima y el tabaquismo, tendrán el mayor impacto en la carga de morbilidad de la próxima generación.

A medida que la carga de morbilidad se desplace a las enfermedades no transmisibles, los años de vida perdidos pasarán a convertirse en «años vividos con discapacidad», alerta el trabajo. El estudio prevé que «más personas vivan más tiempo, pero pasen más años con mala salud».

Por ello, distinguen entre esperanza de vida y esperanza de vida en buena salud. La esperanza de vida sana mundial es el número medio de años que una persona puede esperar vivir con buena salud, explica. En este caso, aumentará de 64,8 años en 2022 a 67,4 años en 2050 (un incremento de 2,6 años).

El Dr. Murray añade que la mayor oportunidad para acelerar la reducción de la carga mundial de morbilidad es mediante intervenciones políticas dirigidas a prevenir y mitigar los factores de riesgo conductuales y metabólicos. Y así, el número total de años perdidos por mala salud y muerte prematura (medidos en AVAD) atribuibles a factores de riesgo metabólicos ha aumentado un 50% desde el año 2000.

El estudio también plantea varios escenarios alternativos para comparar los posibles resultados sanitarios si se llevaran a cabo diferentes intervenciones de salud pública para eliminar la exposición a varios factores de riesgo clave para 2050.

«Los efectos son mayores en el escenario ‘Mejora de los riesgos conductuales y metabólicos’, con una reducción del 13,3% de la carga de morbilidad en 2050 en comparación con el escenario más probable», explica Amanda E. Smith, directora Adjunta de Previsiones del IHME. «Esto demuestra la necesidad de seguir avanzando y destinando recursos a estas áreas [educación, vacunación infantil, etc.] para acelerar el progreso hasta 2050».

«Tenemos por delante una inmensa oportunidad de influir en el futuro de la salud mundial adelantándonos a estos crecientes factores de riesgo metabólicos y dietéticos, en particular los relacionados con factores conductuales y de estilo de vida como la hiperglucemia, el índice de masa corporal elevado y la hipertensión arterial», concluye el Dr. Murray. El momento es ahora. (elmundoalinstante.com).

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