¿Sabe a qué velocidad debemos comer?

Los cambios en la velocidad pueden afectar la forma en que nuestro cuerpo procesa los alimentos

Disfrutar de la comida no es únicamente una experiencia placenera, sino que

también es saludable(Imagen: archivo particular – VBM).

A lo largo de los años, se han escrito infinidad de artículos sobre la importancia de cuidar de nuestra dieta y sobre cómo equilibrar los nutrientes para obtener los máximos beneficios para la salud. Sin embargo, no solo importa “qué comemos”, sino que también es crucial «cómo comemos”. En particular, la velocidad a la que comemos puede tener un impacto significativo en nuestra digestión, absorción de nutrientes y en última instancia, nuestra salud en general.

¿Es mejor comer rápido o lento?

La rapidez con la que consumimos nuestros alimentos puede influir significativamente en nuestra salud y en la forma en que nuestro cuerpo procesa estos alimentos. Cuando comemos rápido, la comida entra al estómago y al tracto gastrointestinal a un ritmo acelerado. Este cambio de velocidad puede afectar la liberación de varias hormonas que influyen en nuestra sensación de saciedad.

Las personas que comen rápido tienden a tener sobrepeso, acumular grasa en la cintura y presentar niveles más altos de colesterol. Esto ocurre porque el cuerpo no dispone de suficiente tiempo para procesar los alimentos y liberar las hormonas que nos señalan que estamos satisfechos, lo cual puede llevar a una ingesta excesiva de alimentos. Es una diferencia tan significativa que las personas que comen más rápido tienden a consumir entre 100 y 200 calorías adicionales en cada comida, lo que contribuye notablemente al aumento de peso, en comparación con aquellos que comen más despacio.

Las señales de saciedad que informan a nuestro cerebro que estamos llenos pueden tardar entre 5 y 20 minutos en ser transmitidas. Por lo tanto, si comemos rápidamente, podríamos seguir consumiendo alimentos incluso después de haber ingerido la cantidad suficiente. Y por lo mismo, aunque en sentido contrario, comer despacio tiene varias ventajas.

Cuando comemos lentamente, la liberación de nutrientes en el intestino es más lenta. Esto puede resultar en una liberación más sostenida y prolongada de las hormonas de saciedad y una supresión más prolongada de las hormonas del hambre. Todo esto contribuye a hacernos sentir llenos antes y evitar la sobrealimentación.

Comer más rápido también puede aumentar los niveles de glucosa en sangre. Cuando comemos, los carbohidratos en los alimentos provocan la liberación de insulina, una hormona que regula los niveles de glucosa. Si comemos demasiado rápido, la insulina no se libera lo suficientemente rápido para manejar toda la glucosa.

Este exceso de glucosa puede sobrepasar la capacidad de nuestros músculos, corazón y cerebro para usarla, acumulándose en las arterias y eventualmente en la sangre. Con el tiempo, y si ocurre con frecuencia, esto puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedades vasculares.

En resumen, adoptar una actitud más pausada y consciente hacia la alimentación no solo puede mejorar nuestra salud y bienestar en el presente, sino que también puede tener un impacto significativo en nuestra salud a largo plazo. Así que la próxima vez que te sientes a comer, recuerda: Tómate tu tiempo, disfruta de cada bocado y dale a tu cuerpo la oportunidad de procesar adecuadamente los alimentos. (elmundoalinstante.com).

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