Con la venia de nuestros lectores, hoy voy a presentar un tuti-fruti de temas. El enunciado es lo que estamos padeciendo los usuarios de la telefonía móvil que somos víctimas del señor Eslin, con su empresa “claro”. Los viejos usuarios del comcel, añoramos los tiempos de las “panelas” disfrutábamos de una telefonía ágil y oportuna. constante es la caída de llamadas, la inoperancia de la señal y la indolencia de la empresa. Con razón hoy, aunque es reducido el número en comparación con el porcentaje de usuarios, ya pasa de tres millones que se han retirado por el mal servicio, pero todavía queda un gran porcentaje de sufridos esclavos que padecemos el viacrucis. Será que no hay autoridad alguna que ponga en cintura tanto desafuero?.
Otro tema que tenemos que afrontar con la verdad plena, es la movilidad urbana y por carretera.
Es aterrador el problema que sufrimos los capitalinos de la antigua “atena suramericana”, seamos sinceros. Bogotá desde hace muchos años carece de planeación vial y también urbanística. La metrópoli ha crecido desmesurada, desordenada y aceleradamente, sin orden, ni ley. El caos es total de norte a sur, de oriente a occidente. Del Puente del Común al Muña; de Faca a Chipaque, el suplicio es interminable, amén del precario, por no decir pésimo estado de la valla vial, pero como no tenemos gerente seguiremos al garete, sin visualizar la salida del túnel.
Da pena recordar, pero es necesario hacerlo, que administradores como Fernando Mazuera, Carlos Alban Holguín, Hernando Duran dussano, , Jorge Gaitán Cortes, Virgilio Barco, Julio Cesar Sánchez, que tenían visión de ciudad lograron poner las bases pero los sucesores le han prestado flaco servicio a la capital de la república en materia de planeación y desarrollo urbanístico. Aquí se construyen los grandes edificios, sin tener la infraestructura de servicios acta para un desarrollo que de calidad de vida.
Sería conveniente que el Congreso, que para estas calendas esta en ejercicio de su tarea legislativa, estableciera una reforma constitucional que fije normas para que los funcionarios que aspiren a regir los destinos municipales de todo orden, tengan la suficiente capacidad y conocimiento en estas materias. Soñar no cuesta nada… pero soñemos.