Uno de los temas interesantes de la COP 16 es el Pacto Global por el agua y la biodiversidad, en el que la Comisión Accidental de Agua y Biodiversidad (CABB) del Senado y la Cámara confirmó la creación y la agenda del Pacto Global por el Agua y la Biodiversidad, la que cuenta con dos acciones puntuales, siendo una de ellas es la de establecer la Comisión Internacional para la Cuenca del río Amazonas.
Ya que dentro de esta agenda se habló de una mayor participación de los pueblos indígenas y comunidades locales, surgen varias preguntas en torno al tema.
Si bien es cierto que a lo largo de la historia se ha conocido la simbiosis que al parecer existe entre los indígenas y la madre tierra y su sentido de pertenencia, a veces nos cuestionamos sobre el particular, ya que, si recordarnos como dejaron el parque Nacional en Bogotá algunas comunidades indígenas que residieron allí y cuanto les han permeado el conflicto armado y el narcotráfico, nos preguntamos si este sentido de pertenencia y compromiso por el cuidado de la naturaleza y en este caso particular por el agua, sigue siendo o no valido.
La Comisión Internacional del Agua y la Biodiversidad, está conformada por más de 100 países entre ellos se encuentran Inglaterra, Perú, Ecuador, Brasil, Bolivia y Colombia, algo interesante, pero, ¿cómo se implementará dicha financiación?, ¿cómo se supervisarán las ejecuciones en cada país?, y ¿cómo se repartirán los beneficios que se obtengan de dicha biodiversidad?, ¿se permeará la soberanía de los países en este sentido? Son algunas preguntas que salen a la luz.
El gobierno Petro debe constituir el tema del agua y del cuidado del medio ambiente en una política de Estado, y a su vez desarrollar una cultura ciudadana para que los colombianos entiendan la importancia del tema y la necesidad de que seamos solidarios con el cuidado no solo de los recursos hídricos sino del medio ambiente y de su biodiversidad.
Las minorías étnicas, esto es: la diáspora africana en el país y los indígenas, son actores importantes en esta COP, pero la financiación que se les dejo es poca, y a la vez, surge la pregunta del porque los africanos no apoyaron la iniciativa de Colombia y Brasil para que los pueblos afrodescendientes fueran actores clave en la conservación de la biodiversidad, lo cual dejo esta propuesta sin opción de aprobarse.
¿Cuál fue el motivo para que los africanos en la COP liderados al parecer por la República Democrática del Congo, dijeran que “no pueden aceptar ninguna revisión de la terminología relacionada con los pueblos indígenas y comunidades locales”? ¿Habrá faltado socialización y diplomacia con estas delegaciones africanas?
Recordemos, como lo señalé en mi reciente conferencia en el consulado de Colombia en París, titulada La importancia del África para Colombia y para el mundo, con ocasión al lanzamiento de mi libro Un camino al África, una puerta al mundo en versión francesa, que África es el continente de futuro.
En un mundo globalizado e interdependiente en el que cada día nos enfrentamos a nuevos retos y problemas, el cambio climático está asfixiando al planeta. Por eso hablamos de energías limpias: en este sentido, África tiene un importante papel que desempeñar en la medida en que puede contribuir al desarrollo de estas energías; ya que posee el 60% de los recursos solares del mundo, pero apenas utiliza el 1% de ellos.
África también se está posicionando como un continente de futuro en términos de biodiversidad, con un potencial para producir el 40% de la energía solar y el 10% de la energía eólica del mundo en 2050. Otro de los activos de ese continente en términos de biodiversidad es que cuenta con una gran riqueza de recursos hídricos formados por los ríos Nilo, Congo, Zambeze y el lago Victoria, así como vastas zonas de aguas subterráneas inexploradas. Esto refuerza su capacidad para ser un continente de futuro. Con más de 5.000 cuencas fluviales con un enorme potencial para el regadío y la generación de energía hidroeléctrica, así como abundantes aguas subterráneas, el continente tiene capacidad para resolver los problemas hídricos y energéticos si estos recursos se aprovechan de forma eficaz y sostenible. Los esfuerzos de sus gobiernos para hacerlo posible son importantes.
Del mismo modo, otra ventaja que refuerza su capacidad para ser un continente de futuro es que también abunda en las condiciones necesarias para desarrollar la energía eólica, al tiempo que instala mecanismos para transformar el movimiento del aire en energía eléctrica. Del mismo modo, el continente puede dotarse de los medios necesarios para utilizar la energía solar para captar los fotones del sol y transformarlos en energía eléctrica.
No obstante, es lamentable constatar que, aunque África sólo representa el 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, los peores efectos del cambio climático se dejan sentir allí en términos de sequía, por ejemplo.
En este sentido es vital que Colombia cuente con los países que conforman el continente africano como aliados estratégicos para el tema puntual de la COP relacionado con el agua, así como para otros temas como son las energías renovables, entre otros más.
El mundo tiene los ojos puestos en el África y necesitan de este continente para seguir desarrollándose, Colombia no puede quedarse atrás y menos en estos aspectos tan fundamentales.
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Clara Inés Chaves Romero: Exdiplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional. Escritora del libro Justicia Transicional, del laberinto a la esperanza catalogado de consulta y del libro Crónicas de Juegos y maquinaciones políticas. Columnista de la revista “Realidades y Perspectivas” universidad de Chile Columnista. “revista Ola Política”, febrero 2019- actualmente.