Michael Jackson a todo motor
La última vez que Michael Jackson montó en automóvil iba recostado sobre una mullida tapicería color fucsia. Rodaba a menos de 10 kilómetros por hora, con los ojos cerrados, como sin querer saber que abandonaba para siempre el reino del Nunca Jamás. El silencioso motor del Rolls Royce Phantom que lo arrullaba, parecía hacerle fácil viajar sumergido en el sueño dorado que debe producir un ataúd forrado en oro. El vehículo fue alquilado a la compañía local Land Rover Encino, que suministró además otros cinco Bentley, ocho Land Rover Range Rover y dos limusinas Cadillac Escalade, los cuales fueron escoltados por los 12 autos y 19 motocicletas de la policía de carreteras de California que acompañaron lo que quedó del cuerpo del cantante antes de ser enterrado en el Staples Center de Los Ángeles.
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