Hay que decir las cosas por su nombre y sin temor: la Ley 100 es buena, pero quienes la dañaron fueron los deshonestos que conformaron las EPS y que encontraron en ella el vehículo ideal para enriquecerse a costilla de los usuarios y de las intenciones del Gobierno que confió en ellos y en el buen manejo que le darían al proyecto. Ahí está el meollo del asunto. En un reciente Congreso de Medicina Internacional, realizado en Lima, a raíz de los escándalos que produjo el torcido manejo de la salud en Colombia, los profesionales de otros países se interesaron por conocer el proceso de la Ley 100, entre ellos algunos de México, Perú, Ecuador Jamaica, Honduras, etcétera.
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