La hermosa y dinámica capital de Caldas, ha pasado de la sed a la inundación, de un incendio estilo romano a la reconstrucción, de una destrucción telúrica, a la recuperación, del deshielo del Ruiz a la superación, pero no la logrado sobreaguar al desgreño político que la ha acosado. Apenas superaba el desastre anunciado de su acueducto, que por imperdonable imprevisión, dejó a una población de más de 400 mil habitantes sin agua por varias semanas, cuando también, por negligencia y desidia, no se vigiló la tubería más desgastada, para impedir que la presión del agua que llegaba nuevamente, pudiera explotar, como en efecto ocurrió. La ruptura del tubo, hizo que se formara una enorme cascada desde la cúspide del barrio Cervantes. Ni los bomberos, ni el acueducto, ni autoridad alguna, atendieron las llamadas de los vecinos. Esa zona estaba ...
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