Ay, mi llanura…
Dice el himno del llano en, palabras del inolvidable Arnulfo Briceño, “Embrujo Verde donde el azul del cielo se confunde con tu suelo en la inmensa lejanía”. Estas son estrofas bellas pero con sentido oculto que pueden tomarse como que la magnitud de la naturaleza, no solo es embrujo sino suelo, quizá para recordar que hasta allí llega la maledicencia de actores y gobernantes que pasan y se van, dejando amarguras miserias y rastrojos de ese paisaje inolvidable.
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