Por: Rufino Acosta Rodriguez
Entre Arcabuco y la vereda de San Rafael, a 3.050 metros sobre el nivel del mar, dio sus primeros golpes de pedal Nairo Quintana, el implacable y arrollador campeón del Giro de Italia 2014. De sus padres le vienen la paciencia y el carácter. El hijo de Eloisa Rojas y Luis Quintana, se subía en una bicicleta metálica, pesada, para recorrer 34 kilómetros diarios, 17 por trayecto, en medio del frío, de la lluvia o del viento. Ya frisaba los catorce años de edad y mostraba en cada movimiento una luz de lo que podría depararle el futuro en el ciclismo. En esos terrenos de alta exigencia climática empezó a modelarse como un futuro campeón.
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