“Componer es dar vida”: Andrea Botero
De crear letras, hacer música y de inspiración habló Andrea Botero con Ver Bien Magazín a propósito del reconocimiento nacional e internacional que logró como compositora en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar.
Es indudablemente bonita, además de sencilla, cordial y afectuosa. A sus 32 años ya es una mujer exitosa en el campo de la música como compositora y cantante. Gran talento. Pero hay más: “soy hija de una madre maravillosa, tengo dos hermanas divinas que amo profundamente, tengo cuatro sobrinos, soy una amiga fraterna, leal, pasional, amante intensa y por último artista y soñadora. Soy graduada en la Universidad del Valle en licenciatura de guitarra clásica y en composición”.
Así, de entrada, es Andrea Botero, una bogotana de padres “paisas” radicados en Pereira -Alfonso Botero y Gloria Inés Sanabria-, que deja notar su sensibilidad humana a través de su don como escritora y compositora de vivencias e historias las cuales transforma en música.
Como artista ya tiene varios referentes importantes, pero tal vez el más destacado por las connotaciones internacionales es el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar de Chile en donde tuvo la oportunidad de estar dos veces, una participando como cantante y otra como compositora.
Su gusto y aprecio por la música colombiana es inocultable. De hecho donde quiera que va siempre la acompaña su guitarra. Además de los estudios realizados en Cali, hiz|o otros cursos alternos de folclor y producción musical en los Estados Unidos.
En esta entrevista deja descubrir su personalidad como compositora, cantante y mujer en una serie de anécdotas que bien podrían tener pinceladas para una canción de su propia vida.
¿Cómo son esos inicios en todo este rollo del canto y la música?
Yo tenía 11 años cuando le pido a mi madre una guitarra porque a mi hermana ya le habían dado y yo le dije me merezco una guitarra, entonces estudié en el colegio en Pereira y la vez tuve la posibilidad de ingresar al conservatorio de Bellas Artes a estudiar música folclórica. De ahí que el folclor a mi me llena, fue mi primera inquietud por la música latinoamericana, el folclor y mi tío que llegaba siempre a casa con guitarra en mano.
¿Cómo es lo de la vena de compositora?
Eso es un don y que cuando te despiertas de él ya no puedes renunciar nunca jamás. Cuando me dicen usted porque estudió música digo que lo hice porque me di cuenta que podía hacer canciones, por encima de que amaba la guitarra, que cantaba mis canciones, por encima de que era una intensa dedicada a escuchar cuanta canción de Silvio Rodríguez, Andrea se ponía con una guitarra a sacar canciones y acordes desde muy chiquitica, pero una vez a los 13 años nos habían pedido una canción y mi hermana había escrito un poema y yo musicalicé ese poema y en los créditos pusieron que la canción era mía, y mi hermana se ha enojado hasta el infinito. Jimena decía no puede ser son mis créditos y me retó, yo también puedo escribir. Y le dije: perfecto es tu letra yo voy a hacer que el artículo lo corrijan en el colegio pero voy a hacer mi propia canción.
¿Cuál fue entonces su primera composición?
Uno frente al alba, y en You Tube la pueden ver, es una de las canciones que conservo intactas, con guitarrita y melodía, como nació. La escribí cuando tenía 14 años.
¿Qué decía esa canción?
Era la primera enamorada mía, era el contacto con el otro, despertarse al otro, despertarse a la posibilidad de que uno puede fusionarse con otra persona, volverse uno frente a un amanecer. En el fondo fue la primera ilusión y fue mi primera relación estable en mi vida, duró casi tres años.
¿Y qué pasó?
Yo ya me iba para Cali y había muchos celos, el tema del artista es un poco complejo, se terminó pero fue mi primer amor.
¿Esa experiencia de pronto hace que comience a escribir letras de despecho?
Ahí se me disparó la vena de componer por supuesto que sí. Yo llego a Cali, empecé a estudiar ingeniería electrónica en la Javeriana y trabajaba en la Javeriana al mismo tiempo, alcancé a hacer un semestre porque mi mamá me decía ya no le brillan los ojos y es la primera que me dice por favor estudie música. Eso fue una historia demasiado linda porque mi familia fue la primera en cuestionarme. Me llamaba la atención todo lo de sonido, me gustaban las matemáticas, pero finalmente la música para mí era la matemática pura.
¿Después de esa primera composición cuántas hace?
Ahí me pego la inspirada y hago material completo de un primer disco que tienen muy pocas personas, que se llama Un par de secretos y hago una transición en que o estudiaba ingeniería o estudiaba música y en ese proceso empecé igual a grabar un disco, por mi, por mi alma, por encima de hacer música o no, y lo hacía además porque tenía canciones escritas. Hay once temas de ese primer disco, muy pocas personas lo tienen, eso fue una cosa personal, de amigos, de familia, de cumplir para mí un sueño. Está guardado pero amigas que lo tienen se saben todas las canciones. Hay una canción que le escribí a la muerte de mi padre, con un arreglo bellísimo de piano y voz. Hay una canción linda y descubrí su valor hace cinco años, hay un buen material que incluso quiero retomar en algún momento de mi vida.
¿Cuáles son los temas que prefiere tratar a la hora de escribir?
El Amor y el desamor, al amor imposible. En el 2006 me gano el primer festival como compositora en el Festival “Efraín Orozco” en Cajibio, Cauca, con el bambuco Pregúntame por amores, con el que le gano a maestros grandes de la música y eso me llena de gran manera y digo si se puede. Ese mismo año participo en la convocatoria de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño y ahí me invitan a cantar, hacen la primera Peña de mujeres con un disco, hacen la convocatoria a nivel nacional y el premio es en dinero para financiar el disco y me lo gano.
¿Cuál fue el premio?
Algo así como entre doce y quince millones de pesos y había que hacer el disco y entregarlo producido. Ellos se quedan con una parte de discos que los regalan para que la gente te conozca, los regalan a gente que sabe de música que es una cosa linda y te dejan los derechos para que sigas vendiéndolo.
¿Ya ha compuesto para otros artistas importantes?
Yo me fui a Miami a trabajar con Juan Vicente Zambrano, un caleño que trabajó con los Estefan mucho tiempo, fue el productor de Ricky Martín, Carlos Vives (Fruta fresca), Marc Anthony (La copa de la vida), es un personaje colombiano que ha hecho éxitos latinos, creyó en mí y Juan dijo quiero producirte y me fui casi tres años para Miami. Entonces empezamos a producir para otros artistas. Hay muchas canciones que en este momento están en la editorial, dejamos más de 40 canciones. Y a eso me dediqué en Miami, a escribir. Quedaron canciones para Gilberto Santa Rosa, Chayane, Thalia y agrupaciones norteñas que estaban buscando canciones.
¿Cuánto demora creando una canción?
Hay canciones que una vez empiezas a escribir quedan listas en una hora y media, y hay canciones que le das la vuelta y llegan los meses y nunca terminas, son inconclusas.
¿Cómo es ese proceso?
Yo soy muy leal a la melodía, normalmente tengo una guitarra en la mano, en un paseo, en un teatro, en un ensayo, casi siempre cargo guitarra y mi proceso de componer es primero el acorde, luego empiezo a tararear melodía y sobre ésta empiezo a escribir la letra. Y eso tiene que ver mucho con la emoción en la que estoy. Cuando escribí la canción de la muerte de mi padre sabía que era una canción absolutamente nostálgica y de gratitud. La escribí enseguida, no ahorré palabra y así quedó, además había información de la muerte, del más allá y no me detuve racionalmente a ver qué pasaba con el alma, simplemente escribía.
¿Cómo llega a Viña de Mar?
En el 2010 yo estaba terminado de hacer unas canciones con Juan Vicente y le digo: tengo dos canciones y yo quiero estar en la categoría folclórica porque había un bambuco muy atrevido que de hecho me encantó porque tuvo mucha polémica que es Entre líneas; es atreverse a hacer un bambuco internacionalmente con guitarras eléctricas, con bajo, rompiendo fronteras donde el bambuco se vuelve un seis octavos de pop, es una cosa bien interesante y precisamente cuando mando la canción en Chile buscaban que la categoría fuera internacional, que el folclor se volviera masivo, que atravesara fronteras. Postulé dos canciones a Viña del Mar y clasificamos y eso fue maravilloso porque antes Colombia tenía un cupo asegurado cuando era el Canal 13. Participé con Entre líneas y fue un año (2011) donde solo escogían seis canciones en el mundo.
¿Cómo le fue en ese año?
La segunda canción fue la de nosotros pero yo me vine con las ganas de Gaviota, porque además es una experiencia espectacular, es estar frente a 18.000 personas, es un público pesado y es tener 100 millones de personas en transmisión, te ven cada noche, que ventana mejor hoy en día encuentras, es el único festival vigente en el mundo de esa categoría. Entonces regreso a Colombia y ser finalista no me sirvió y en el 2012 llamó a Anabella y le digo: vos deberías estar en ese escenario con esa voz y con esa fuerza en el escenario que manejás y deberías estar con el grupo Juglares que es un grupo entre nariñenses y vallecaucanos de música andina. Hagamos algo primero nuevo, muy bello, y segundo que toque al sur que tiene mucho de los elementos, entonces me dijo me encanta, pero a qué horas, esa convocatoria se cierra en quince días, y le digo yo hago la canción, le interesa, y me dijo me interesa. Ana me dio papaya porque se estaba separando y había que hacer un tema que a ella la pudiera mover en el escenario, y pude hacer la canción, fue una de las canciones que surgieron en cinco horas, y cuando le digo a Ana tengo la canción, la tocó profundamente y se pegó una llorada porque era su vivencia y me dijo me voy para Cali, ella estaba en Medellín. Ana se viene para Cali nos encerramos en un estudio de grabación 24 horas, durante una semana sin dormir para poderla producir con el grupo Juglares. Mandamos la canción con el tiempo en contra a Viña del Mar y volvemos a clasificar. La canción había quedado en segundo puesto. Entonces ahí teníamos un reto que era traernos la Gaviota de Plata como mejor canción folclórica. Y Ganamos con Mudanza de piel.
¿Cómo conoce a Anabella?
Por la música, por los escenarios. Ana en el 2009 lanza su disco y yo me estaba yendo para Miami y me dijo que ella quería tener una canción mía. Ella conocía a María Isabel Saavedra que es una compositora que amamos y le había hablado de mí, entonces me busca por internet y en un viaje mío a Cali con mi familia y la familia de Ana coincidimos en un evento (2009). Ella me dice que quiere tener canciones mías, y en el 2011 regresó de Miami y nuevamente coincidimos porque ella también estaba en gira promocional de Viña del Mar y ahí es cuando la llamo y le digo llegó el momento de la canción de Viña y luego nos sentamos a hacer el disco. Ahora somos socias en la empresa y viene el nuevo disco con varias canciones mías en coautoría con Ana, y te digo el 70 por ciento del disco, siete u ocho canciones son de las dos. Nos radicamos en Bogotá y nos damos cuenta que el tema de empresa no es tan fácil, ni de booking ni de manejo, entonces no es fácil armar el equipo y los armamos y conformamos lo que ahora se llama Arte Exclusivo.
¿Cuál es realmente su meta profesional?
Como compositora que artistas de todas las tallas y todos los géneros graben mis canciones, que haya expansión; como cantautora siempre ser fiel a lo que estoy sintiendo en mis propias canciones; como empresaria con Arte Exclusivo tiene que ser la plataforma mía, de todo el equipo y de toda la gente que viene también buscando como lograrla. Pero hay una partecita de Andrea Botero que quiero destacar y que ya estoy trabajando en un disco de los jesuitas y es la producción musical, y en este momento estoy trabajando de la mano de “Kike” Purizaga (productor peruano), quien aparte de tener demasiado talento me va a empezar a dar clases porque quiero estudiar fuerte en el tema de producción.
¿Cómo definiría de manera sencilla y en pocas palabas lo que es componer?
Componer es dar vida.