La elección de Robert Francis Prevost como papa León XIV en abril de 2025 representa un acontecimiento significativo para la Iglesia Católica y para el escenario internacional, especialmente en relación con los países en desarrollo y los desafíos geopolíticos contemporáneos. Este pontífice, primer representante de la Orden de San Agustín en asumir el papado, posee una trayectoria pastoral y administrativa que le confiere una perspectiva singular sobre las problemáticas sociales y económicas que afectan a las regiones más vulnerables del planeta.
Prevost desarrolló gran parte de su ministerio en Perú, país caracterizado por profundas desigualdades sociales y retos estructurales vinculados al desarrollo. Su experiencia de casi cuarenta años en contacto directo con comunidades marginadas le ha proporcionado una comprensión profunda de las dinámicas de pobreza, exclusión y conflicto social que aquejan a muchas naciones en vías de desarrollo. Esta formación le permite abordar con sensibilidad y conocimiento los problemas que trascienden lo estrictamente espiritual para abarcar dimensiones sociales, económicas y políticas.
El pontificado de León XIV se inscribe en la continuidad del legado reformista y social del papa Francisco, consolidando valores como la inclusión, la justicia social y el cuidado del medio ambiente. No obstante, su perfil administrativo y pastoral sugiere un énfasis renovado en la estabilidad institucional y el diálogo ecuménico, aspectos fundamentales para fortalecer la unidad interna de la Iglesia y su capacidad de influencia en el ámbito global.
Papa León XIV. (Imagen: archivo internacional-VBM).
Los países en desarrollo enfrentan desafíos multidimensionales que incluyen pobreza estructural, conflictos armados, desigualdad socioeconómica y vulnerabilidad ambiental. En este contexto, el papa León XIV puede desempeñar un rol crucial como referente ético y moral, promoviendo principios de justicia social y solidaridad internacional que contribuyan a la formulación de políticas públicas orientadas al bienestar de los sectores más desfavorecidos. Su llamado a una “paz desarmada” adquiere especial relevancia en regiones afectadas por la violencia y la exclusión social.
Su experiencia en América Latina, una región emblemática en términos de lucha por los derechos humanos y la justicia social, le confiere una autoridad moral para facilitar diálogos inclusivos que involucren a actores gubernamentales, religiosos y sociales en la búsqueda de soluciones integrales y sostenibles.
Si bien el papa carece de poder político directo, su influencia como líder espiritual y figura moral es indiscutible. A través de su magisterio y su capacidad de convocatoria, puede incidir en la opinión pública y en la conducta de líderes políticos, promoviendo valores que contrarresten tendencias autoritarias o divisivas. En particular, su relación con figuras políticas controvertidas, como Donald Trump, se basa en la persuasión ética y el diálogo, más que en el ejercicio de control o poder coercitivo.
La condición de León XIV como primer papa estadounidense, sumada a su prolongada experiencia pastoral en Perú, configura un perfil único que amalgama tradiciones culturales y espirituales diversas. Su elección del nombre y su estilo papal evocan la tradición social de León XIII, orientada hacia la defensa de los derechos laborales y la justicia social.
En su primer Regina Coeli, el papa León XIV dirigió un llamado explícito a los “grandes del mundo” para cesar las guerras, mencionando específicamente los conflictos en Ucrania y Gaza, y subrayando la necesidad urgente de un alto al fuego y asistencia humanitaria. Este pronunciamiento evidencia su intención de ejercer una influencia moral activa en la promoción de la paz y el diálogo en el ámbito internacional.
Respecto a su origen estadounidense, León XIV podría desempeñar un papel estratégico para influir en actores políticos como Donald Trump, cuya política ha tenido repercusiones significativas en la dinámica global y en el bienestar interno de Estados Unidos. Aunque el papa no posee facultades para controlar decisiones políticas, su autoridad moral y su insistencia en la paz constituyen un factor de presión ética que puede motivar a líderes a reconsiderar posturas beligerantes que perjudican tanto a sus pueblos como al orden internacional.
El papa León XIV emerge como una figura de liderazgo ético y pastoral con una vocación clara hacia la justicia social, la paz y la inclusión, especialmente en el contexto de los países en desarrollo. Su doble identidad cultural y su experiencia en territorios vulnerables le confieren una perspectiva valiosa para mediar en conflictos y promover un diálogo constructivo entre actores políticos diversos. En definitiva, su pontificado puede representar un faro de esperanza y un referente moral en un mundo marcado por la incertidumbre y la polarización.
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Clara Inés Chaves Romero: Exdiplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional. Escritora del libro Justicia Transicional, del laberinto a la esperanza catalogado de consulta y del libro Crónicas de Juegos y maquinaciones políticas. Columnista de la revista “Realidades y Perspectivas” universidad de Chile Columnista. “revista Ola Política”, febrero 2019- actualmente.