“Pierre Sarre, el soldado cuyo mono (overol) ardía se revolcó por el suelo intentando contener el fuego. Con las manos extinguió las últimas llamas y, juntamente con el soldado de infantería José Molina, echó a correr bajo el fuego de las ametralladoras que se encarnizaban contra ellos. Pero dos veces las balas de las ametralladoras, al rozarle prendieron nuevamente el fuego en su mono empapado de grasa. Con el brazo roto por una bala. Sarre pudo al fin llegar, siempre acompañado de Molina, hasta una casa, bajo cuyo porche se guarecieron. Por desgracia, en el mismo momento un obús explosivo cayó sobre la casa, decapitando con un trozo de metralla al infante Molina y haciendo caer sobre Sarre una lluvia de vigas y tejas incandescentes. Sarre, horrorizado, vio su mono inflamado de nuevo”.
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