Si no sintiéramos el dolor de patria, pasaríamos por alto todos los aconteceres que estamos padeciendo los que nacimos y vivimos en esto que llamamos: República democrática
El tan publicitado proceso de paz, la crisis agrícola, el cartel de los jueces, el vulnerable quehacer de nuestras Cortes. La inoperancia de funcionarios determinadores, la descomposición de los partidos políticos que carecen de doctrina, filosofía, programas y respuestas. El afán protagónico y de enriquecimiento ilimitado de nuestros banqueros, industriales y comerciantes. La carencia de compromiso de nuestra juventud, el desgano participativo de las entidades de formación para alcanzar una verdadera educación con principios, valores, derechos y obligaciones. Estas y muchas cosas más del acontecer diario, es el desayuno con que amanecemos más de 40 millones que sobrevivimos en nuestro país.
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