Por RODOLFO RODRIGUEZ CALDERON
Hay una gama de enfermedades mentales que están afectando el crecimiento de la población en el mundo. Decimos que afecta el crecimiento porque muchas de ellas están llevando a las personas, en su mayoría niños y jóvenes, al suicidio.
A nivel mundial no son pequeños los porcentajes de niños y jóvenes que toman la iniciativa de suicidarse, o en algunos casos participar en tiroteos masivos en sus escuelas, como es el caso de los Estados Unidos, donde estos niños han mostrado desapego a su vida.
En Colombia pudimos ver en recientes informaciones el aumento de suicidios de niños. Es tan alarmante el número, que debe ser una campanada de alerta para las autoridades nacionales quienes tienen la obligación de tomar la iniciativa en buscar soluciones para que estos casos no continúen incrementándose.
En este momento, en el mundo las enfermedades mentales están afectando no solo a niños y jóvenes, sino a personas adultas profesionales y en especial en el sector de las artes y el entretenimiento; no pocas personas actores y artistas en Colombia se han suicidado sin motivos aparentes. En Hollywood han encontrado a varios actores y actrices muertos en sus casas, ahorcados, con sobredosis de drogas, de calmantes o de pastillas para dormir.
Esto ha llegado tan lejos que países como Inglaterra establecieron un Ministerio de la Soledad para tratar problemas de adultos que deprimidos se suicidan, pero vieron la necesidad de extender el ministerio para tratar a jóvenes que tienen los mismos problemas.
El psiquiatra Haroldo Martínez Pedraza, una eminencia en el tema y con una maestría y doctorado como psiquiatra de niños y adolescentes de la Universidad Autónoma de México, afirma que la falta de afecto, la soledad y la tristeza están acabando al mundo. “Es duro ver a un familiar, que lo tiene todo, sumido en una depresión o una tristeza profunda; algunas veces porque no alcanzaron una meta, porque perdieron un familiar, o porque tuvieron problemas graves con su pareja, pero otras veces porque se sienten discriminados o faltos de afecto. Ellos necesitan de un profesional que les haga ver todo lo que son – pierden su autoestima – y como pueden volver al punto de partida”.
Esto muchas veces es manejable ya que algún amigo o amiga los ponen en su lugar y los ayudan a manejar su enfermedad con profesionales tales como psiquiatras o psicoterapeutas.
Lo que preocupa al mundo y en particular a Colombia es la estadística creciente de niños que se suicidan; porque está afectando el futuro de la humanidad no solo de nuestro país sino en el planeta entero, ya que en los niños esta el porvenir de las comunidades, ellos son sus futuros dirigentes y profesionales.
El psiquiatra Martínez Pedraza dice que cuando nuestros niños tienen una enfermedad mental, es muy importante que los padres u otros familiares acudan a un psiquiatra primero que todo porque este es el único profesional de la medicina que conoce tanto lo neurológico como lo emocional, y por tanto, puede diferenciar si los síntomas son orgánicos (neurofisiológicos) o psicológicos (emocionales) sin necesidad de acudir al TAC (tomografía axial), a la imagen de resonancia nuclear (RMN) o a los electroencefalogramas (EEG), o a la evaluación neurológica y probable medicación. La psiquiatría no implica medicación, sino que ofrece la posibilidad de la psicoterapia.
La depresión, la ansiedad y todo lo relacionado con los factores de estrés psicológico son complicaciones mentales que han aumentado inusitadamente, colocándose por encima de la esquizofrenia en la que se podían determinar factores genéticos, lo cual indica que este aumento tiene más que ver con lo que se conoce como “medio ambiente”, es decir todo lo que rodea a la persona que la padece, especialmente, cuando enfrenta situaciones que le puedan producir estrés como son las sociales o económicas, el no poder alcanzar algo, el “bullying” (acoso y agresión escolar), la falta de afecto, la tristeza y la soledad, según el análisis del psiquiatra Martínez Pedraza.
Enfermedades mentales detectadas a temprana edad
Martínez Pedraza, dice que en parte hay enfermedades mentales que tienen que ver con la genética, o sea que ya las personas nacen predispuestas genéticamente para desarrollarlas, pero también existen las adquiridas a nivel neurológico o a nivel emocional. El Autismo, el Síndrome de Down, el Retardo Mental congénito y otros síndromes de este tipo son de detección variable, siendo el Autismo el más difícil de diagnosticar a edades tempranas por la complejidad de sus conductas y porque no hay ningún método de laboratorio para hacer el diagnóstico. El Down es evidente, la deficiencia mental aparece gradualmente a medida que el chico avanza en edad y debe enfrentar ciertas competencias cognitivas que muestran sus deficiencias y puede constatarse con una valoración del coeficiente de inteligencia.
Las neurológicas, como, por ejemplo, las secuelas de una meningitis o de un trauma craneoencefálico pueden llevar a una deficiencia mental adquirida; en este mismo orden están los síndromes convulsivos, los trastornos de tic simples y complejos (Guilles de la Tourette)
Del lado emocional están la ansiedad, el trastorno de pánico, las fobias, la depresión, el trastorno bipolar, el trastorno de estrés postraumático.
Con excepción del Autismo, las enfermedades mentales del nacimiento o genéticas son relativamente fáciles de diagnosticar porque hay signos tempranos que ayudan al diagnóstico; como son, el fenotipo de los Down, o la disfuncionalidad temprana de un niño en sus habilidades de acuerdo con su edad junto con los antecedentes de algún problema durante el parto.
Los signos tempranos de las emocionales son más difíciles de detectar – porque muchos padres los niegan o no los aceptan –, pero hay una universalidad de síntomas que se basan en el cambio en los comportamientos del niño. Respetando siempre la edad del niño, el dato más importante parte de la observación de los padres al cumplimiento de los hitos del desarrollo y al conocimiento de la personalidad y el carácter de sus hijos. Un padre que está en contacto con sus hijos es capaz de observar un cambio en el funcionamiento básico de ellos, lo cual constituye el primer signo de alarma. Por ejemplo, el primer síntoma de la anorexia es un cambio en los hábitos alimenticios de su hijo, algo que puede ser detectado por un padre atento.
Hay 4 trastornos de aparición frecuente en la infancia que cada vez aumentan en número de casos: ansiedad, depresión, trastorno bipolar y psicosis infantil. Dependiendo de la edad del menor, puede observarse aislamiento social y familiar, disminución del rendimiento escolar, trastornos de la alimentación y del sueño (insomnio o hipersomnia), deambulación por la casa. En el caso del trastorno bipolar se puede hacer el diagnóstico a edades tan tempranas como los 8 años al detectar oscilaciones del ánimo que pueden ir desde querer permanecer en cama todo el día hasta desarrollar una actividad inagotable. En la psicosis infantil el asunto es más complejo y el diagnóstico debe hacerlo un psiquiatra.
Estos trastornos deben ser diagnosticados por un psiquiatra de niños y adolescentes porque es el especialista que puede establecer la diferencia entre un comportamiento producido por una condición neurológica o por un factor emocional, sin necesidad de acudir a una valoración de tipo psicológico o a un examen de laboratorio. El niño o el adolescente no van donde el psiquiatra para ser medicados, ese es un mito que se debe acabar, ellos van donde un médico que conoce los dos lados del comportamiento, el orgánico y el emocional.
Tipo de terapia
Lo anterior no quiere decir que no se mediquen los menores, lo que ocurre es que depende del diagnóstico y de la gravedad de la situación. Un niño o adolescente con un trastorno de ansiedad severo o un trastorno de estrés postraumático puede requerir no sólo medicación, sino hospitalización para cuidar de su vida. Un chico con un trastorno de ansiedad severo puede avanzar hasta un trastorno delirante o una psicosis y debe ser medicado para mejorar esos síntomas. Una vez superada la crisis, debe continuar en un proceso psicoterapéutico porque los medicamentos sólo quitan los síntomas, no le arreglan la vida a nadie, agrega Martínez Pedraza
Lo más grave según el psiquiatra Haroldo Martínez Pedraza, es que la depresión lleva implícita la posibilidad de acabar con la vida para resolver el sufrimiento; un chico con este tipo de idea fija, si no es que lo ha intentado, debe ser internado para salvarle la vida, una vez dentro se decidirá qué es lo pertinente en su caso, incluida la posibilidad de medicación dependiendo de la edad.
Martínez Pedraza afirma, que el trastorno bipolar, dependiendo de la edad, debe ser tratado con medicación estabilizadora del ánimo porque ni los ansiolíticos ni los antidepresivos controlan esas oscilaciones. Por fortuna, los medicamentos anticonvulsivos son muy eficaces como estabilizadores y se pueden dar desde edades tempranas, así como se hace con los niños que convulsionan.
Cómo pueden ayudar a sus hijos
Martínez Pedraza precisa que como siempre se ha dicho, el primer paso en el tratamiento de cualquier niño es la aceptación del diagnóstico por parte de los padres y comprender que ir al psiquiatra no es una vergüenza, ni ponerse un rótulo, ni implica ir a recibir medicamentos. El próximo paso, agrega, es el seguimiento del chico en el proceso terapéutico, sea psicológico o de otro orden, porque esto es lo que va a garantizar que se cumplan los protocolos de tratamiento para un trastorno específico. Lo que acelera los procesos de tratamiento es el hecho de multiplicar en casa el esfuerzo que hacen los terapeutas del niño.
Por qué se suicidan los niños
Mientras da vueltas a su bolígrafo en la mano, el psiquiatra Martínez Pedraza indica que cuando un niño tiene ideas suicidas o atenta contra su vida, siempre hay un diagnóstico complejo detrás que puede abarcar depresión, trastorno bipolar en fase depresiva, psicosis infantil, maltrato físico o psicológico, abuso sexual, bullying escolar o social, trastorno de estrés postraumático, violencia familiar o social, abandono, negligencia, desplazamiento forzado. En adolescentes, además de lo anterior, se debe considerar el abuso de alcohol y de sustancias, el trastorno de inadaptación a la sociedad y los trastornos de personalidad, y a esto hay que agregarle un factor particular: los medios de comunicación masiva, debido al acceso que tienen los menores a la información en la que se les enseña a considerar la muerte como una alternativa para la solución de muchos de sus problemas y también les muestran diversas formas de matarse; esto es mucho más peligroso que los programas con mucha violencia porque es un mensaje mucho más claro y dirigido directamente a ellos.
El psiquiatra continúa diciendo, que el intento suicida puede ser considerado por el niño o el adolescente como una salida a un dolor psíquico o una situación de padecimiento crónico que lo llevan a una condición de desesperanza y desolación de la que no pueden escapar de ninguna otra manera. En esos momentos, el mismo padecimiento, cualquiera que este sea, produce unos cambios neuroquímicos en el cerebro del tipo alteración de los neurotransmisores que modulan los estados de ánimo y lo llevan a un estado de alteración de consciencia en el que se puede perder el juicio crítico y proceder contra la propia vida y es esta razón neuroquímica la que justifica el uso de antidepresivos para recomponer el desequilibrio que hay en el cerebro.
Para cuidar a nuestros niños debemos usar todas las herramientas necesarias y así evitar que haya mas suicidios. Esta vez entrevistamos a una autoridad en enfermedades mentales y uno que ha trabajado en forma tesonera contra el Autismo, enfermedad que afecta a muchos niños y jóvenes. El psiquiatra Haroldo Martínez Pedraza, psiquiatra con una maestría en la Universidad Autónoma de México, nos dio luz para poder entender la gravedad, a nivel mundial y en especial en Colombia, de la variedad de enfermedades mentales que están aniquilando a nuestros niños y acabando con jóvenes promesas.
Un informe del Diario de la Academia Americana de Psiquiatría de Niños y Adolescentes habla de una serie de Netflix, llamada “Thirteen Reasons Why”, (Por trece razones), asociándola con un aumento del 28.9% en las tasas de suicidio de jóvenes en EE. UU. El estudio encontró que luego de la presentación del programa a finales de Marzo del 2017 en el mes de Abril del mismo año, aumentó el número de jóvenes de entre 10 y 17 años que se suicidaron.
‘13 Reasons Why’ es un programa de televisión producido por Netflix que cuenta la historia de una niña que se suicida y deja una serie de 13 cintas en las que detalla las razones por las que eligió terminar con su vida. Si bien este programa ha sido aclamado por la crítica, también ha generado preguntas sobre cómo el retrato del suicidio en el programa afecta a los jóvenes que lo ven. La serie se estrenó en Netflix el 31 de marzo de 2017.
Los hallazgos de este estudio se suman a una creciente cantidad de información que sugiere que los jóvenes pueden ser particularmente sensibles a la forma en que se presenta el suicidio en el entretenimiento popular y en los medios de comunicación. Aunque, es importante crear conciencia y mostrar al público una perspectiva realista sobre el tema del suicidio, es vital garantizar que se pongan en práctica directrices sobre el tema para que los espectadores estén al tanto de que hay ayuda disponible para todos aquellos que han sufrido por problemas de salud mental o bullying, o que conocen la experiencia de otros sobre este mismo tema.
¿Mostrar cómo un acto romántico el suicidio en programas de televisión podría ser una forma de glorificarlo y condonarlo? ¿Puede un programa de televisión intervenir en las crisis de salud pública sin ninguna responsabilidad? A las instituciones de comunicación y enseñanza se les debe advertir de manera urgente sobre la creciente tendencia a cometer suicido en los países desarrollados.
Después de todo lo que nos ha explicado este profesional, sólo nos queda meditar en cómo podemos ayudar a través de los medios de comunicación a estos padres y familiares para que aprendan a como lidiar con esos problemas y a cómo estar atentos a cualquier señal de alerta que en realidad son gritos que lanzan nuestros niños pidiéndonos ayuda.
¿QUIEN ES HAROLDO ENRIQUE MARTÍNEZ PEDRAZA?
Psiquiatra especializado en Niños y Adolescentes
Haroldo Martínez Pedraza, nació en Santa Marta, Magdalena, es médico cirujano egresado de la Universidad del Cauca en Popayán y psiquiatra del Hospital Psiquiátrico Nacional de Panamá, de la ciudad de Panamá. Aprendió trabajando con la psicoterapia, sobre el poder de la palabra para ir al interior de la persona, a entender el padecimiento de su psique. Uno de sus profesores, Arnoldo Read, quien hacía psicoterapia, le enseñó ese arte y comenzó trabajando con esquizofrénicos en sesiones de 20 minutos, en las que escuchaba toda esa aparente incoherencia hasta cuando aparecían las palabras o frases dentro de ese discurso y entonces la locura empezaba a tener sentido. Luego fueron los maníacos, otro discurso desorganizado en función de la velocidad acelerada, la fuga de ideas, el salto de un tema a otro, la prepotencia de sentirse muy bien como síntoma. También trabajó con los depresivos, la contraparte de la bipolaridad: el discurso de la desesperanza y la minusvalía, siempre tienen la autoestima en el suelo, la concepción de la muerte como única alternativa para resolver el sufrimiento. Una vez podía describirlas, diferenciaba los diferentes trastornos mentales y veía todas las alternativas que ofrecían las palabras (psicoterapia) para disminuir la medicación a los niveles más bajos, hasta donde fuera posible, o llegar a suspenderlos temporal o definitivamente.
Realizó la especialidad en Psiquiatra de Niños y Adolescentes (Maestría en Paidopsiquiatría, título otorgado) de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el D.F. Hizo la rotación o el internado, en el Instituto Nacional de Salud Mental (Insame) del programa DIF (Desarrollo Integral de la Familia) donde estaba un grupo de los mejores terapeutas de pareja y familia del DF, así que, durante dos años fue entrenado en el arte de la terapia de parejas y de las familias. Sus maestros Gregorio Katz y su esposa, lo entrenaron en neurodesarrollo y desarrollo postural; allí también, un grupo de terapistas ocupacionales, fonoaudiólogos, fisioterapeutas, recreacionistas, le enseñaron todo lo que ellos podían aportar para el tratamiento de trastornos complejos como el Autismo. Por esto, pudo trabajar con muchos niños y observar una variedad de patologías a nivel emocional.
Al llegar a Barranquilla montó una clínica para atender niños con todo tipo de trastorno de la infancia que terminó convirtiéndose en un centro de atención de autistas y demás discapacidades; de esta forma estableció una nueva forma de tratar estos casos. La clínica se llamó Germina (Grupo Especializado en Rehabilitación y Manejo Integral de Niños y Adolescentes). En 1994 organizó un congreso colombo-venezolano de Autismo, incluyendo la publicación de un libro escrito con las terapistas que el entrenó, llamado “No todo está mal en el Autismo”. Fue la primera vez que alguien en Colombia publicaba algo sobre ese tema.
También atendió consulta externa de niños y adolescentes en Germina y lo invitaron a trabajar en el Hospital CARI (Centro de Atención y Rehabilitación Integral), donde organizaron un equipo con psicólogo y terapistas ocupacionales y del lenguaje, fisioterapeutas, neurólogos y psiquiatras infantil, para atender la población menor.