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Por: Rufino Acosta Rodríguez

*Es una realidad incontrovertible que el Mundial de fútbol se puede transformar en la mejor plataforma de lanzamiento hacia la la fama y los buenos contratos. O, por el contrario, en escenario de fracaso y decepción.

Por: Rufino Acosta Rodríguez

Tuvieron todo para anotar pero se quedaron en cero.  Se presentaron varias oportunidades pero los porteros Orestes Karnesis, de Grecia, y Eji Kawashima, de Japón, emergieron siempre como muros infranqueables. Tampoco, desde luego,  es que se hayan vivido situaciones heroicas.

Por: Rufino Acosta Rodríguez Oh la, la, la France.  También se suma a la bonanza del gol y del fútbol exquisito en Brasil 2014. Suiza, que venía envalentonado por su triunfo sobre Ecuador, quedó casi reducido a cenizas en una jornada depredadora del equipo de los blues. La demostración exuberante del primer tiempo   llenó la copa: 3-0. Luego vendría el toque de adorno para completar el ramo y la hecatombe del equipo helvético. La nueva camada hizo su agosto, como para acabar de enterrar los fantasmas de Sudáfrica 2010, o por lo menos poner la primera piedra de la recuperación, alimentada también por el recuerdo del título de 1998. Un penalti desperdiciado y un gol que no fue en el último suspiro del encuentro, no hacen mella del aplastante dominio ejercido por Francia. Suiza se desencajó y a duras penas ...

 Por: Rufino Acosta Rodríguez 

Los conoce al dedillo. Triunfa en sus predios. Por algo anotó 31 goles en la pasada campaña de la Liga Premier. Luis Suárez sabe cómo tratar a las defensas británicas. El pistolero no perdona cuando lo dejan en línea de carrera. Inglaterra lo sufrió en el Mineirao de Belo Horizonte en dos ocasiones  y el equipo de Uruguay volvió a la vida después del mazazo que le aplicara Costa Rica en el estreno.

Como le sucedió al Brasil de Pelé en Inglaterra 1966, a Alemania Federal en Argentina 1978, Francia en Corea y Japón 2002 e Italia en Sudáfrica 2010, España, campeón mundial mundial vigente, se va de Brasil 2014 sin tener siquiera el pequeño placer de avanzar a la segunda ronda. Y tenía que ser en el legendario Maracaná, donde hace 64 años también sudor y lágrimas.

Por: Rufino Acosta Rodríguez

Claro que eso de las victorias morales no le gusta a nadie. A veces lo toman como insulto, una especie de consuelo de tontos o clásico contentillo, sobre todo si se aplica la teoría bilardiana de que ganar no es lo primero sino lo único. Puede ser cierto, para qué pelear, pero no sé como rendirle mejor homenaje al equipo australiano que estuvo a punto de causar un sismo escala 7 en el Beira Rio de Porto Alegre ante Holanda.