(Toronto, Canadá, 19 de agosto de 2025).
La oposición al Gobierno en términos generales, está inspirada de buenas intenciones; es ilustrada, decente, actúa con altura, con sentido patriótico, y se proyecta con beneficio social para el bien colectivo. Pero… le falta ponerse de acuerdo ¡cuanto antes!, porque como está la situación de alarma, y la casa ardiendo, sin agua y sin bomberos, puede ser sorprendida por el microbio que divide o la cápsula que mata.
La urgencia exige, porque en este gobierno se ve de todo, para que ocurra hasta lo insospechable.
Y, lo digo porque a veces creo que los candidatos han pecado y siguen pecando, por otorgar confianza absoluta en sus esquemas de seguridad y en las palabras del mandatario, que está defendiendo a capa y con la espada de Bolívar, su proyecto socialista, fracasado en todas las naciones en donde se ha puesto en vigencia, a como dé lugar.
La oposición debe expresar con vehemencia y con hechos directos ante los organismos correspondientes, nacionales e internacionales, lo que sospechan o infieren de las conductas del gobierno y sus cambios anímicos.
Deben, como ejercicio mental, interpretar las cortinas de humo, que llevan mensajes que algo está por ocurrir y que saben quién los realizará. Esto no es de discursos, esto es de acción y movimiento a todos los niveles, para despertar la heroína dormida, que se llama malicia. Hay que ponerla a funcionar. Es obligatorio para quienes están en condiciones de riesgo y que son figuras públicas con aspiraciones.
Hay que recurrir al refrán popular que dice: seguro mató a confianza.
El sujeto de la seguridad, siempre correrá un riesgo de inseguridad, que nadie lo puede evitar; no obstante, buena parte del esquema es uno mismo, que debe exigirse asumiendo con determinación lo que siente como sospecha y que debe consultarlo a su escolta, y otros organismos de confianza, para que de conjunto analicen cualquier inquietud.
Hoy es difícil confiar en alguien, porque hay mucha infiltración y gente vendida, perversa. Además, la situación se ha complicado tanto por las amenazas de todo orden, cuyo propósito es dividir o crear el pánico electoral, por lo que no caería mal, la contratación de organismos de seguridad internacionales, para construir una contrainteligencia tecnológica, para los mismos esquemas de seguridad.
No lo veo ilegal, porque, así como hay observadores internacionales para los tiempos de elecciones, para que estas se realicen con trasparencia, también debe existir y permitirse la presencia de estudiosos de la seguridad y de las situaciones de riesgo, que les garanticen la vida y la libertad para el libre desarrollo del proceso de campaña. Esto sería el complemento ideal, integral, para una contienda electoral en democracia.
Los últimos acontecimientos que llevaron al asesinato del senador, Miguel Uribe Turbay, cambiaron el panorama y esto obliga a que la metodología de la seguridad para la oposición se modifique sustancialmente.
Como está la situación y ante las dudas que existen sobre el autor intelectual del crimen del senador, Miguel Uribe Turbay, si los candidatos de oposición siguen con la metodología del actual esquema, todos sin excepción, están jugando con candela y en cualquier momento asesinan a cualquiera de ustedes.
Los fanáticos son ciegos, por lo que les interesa únicamente los resultados. De manera que dividir apartando los candidatos de la contienda por las vías de hecho, es una forma de polarizar para reinar. El asesinato es el primer golpe táctico que produce la polarización a través del pánico. No hay criminal que no tenga en su ADN el fanatismo.
La otra estrategia que es perversa, es la creación de las sospechas basadas en simples suposiciones, que horriblemente mal hilvanadas, elaboran una sentencia miserable, absurda a varias manos, cuyas pruebas convierten en mártir a los malos, y verdugos a los buenos.
Es el caso inaudito del proceso judicial contra ex presidente, Álvaro Uribe Vélez. Todos estos badulaques ante la ley y el buen juez, caerán, más temprano que tarde, no lo duden.
La mala propaganda, también tiene sus beneficios, que es dar a conocer al desconocido. El poder de la calumnia se volvió un arma que encarcela la libertad física y mentalmente.
Todos esos golpes bajos, debilitan y dividen para reinar.
Que suene la campana, pero que el silencio de la oposición sea una estrategia, que haga las veces del comején, que taladra hasta llegar con éxito al corazón de la madera, para volverla polvo.
¡Ojo, pues! No descartaría, en este momento, posibles infiltrados en las huestes de la oposición.