Existen varios hechos que alarman al mundo, y parecería que a la humanidad y en particular a los líderes poco les importa.
La invasión de Rusia a Ucrania está cambiando el mapa geopolítico y el equilibrio de poder.
Ante la decadencia del Estado de Derecho por parte de las democracias del mundo, el autoritarismo está tomando forma de manera desafortunada, algo que se ha incrementado desde la pandemia del Covid 19.
De otra parte, a nadie parece importarle el calentamiento global, ni el deshielo de los polos y la alarma que prendió el secretario de la ONU respecto a la crisis del agua y a la posibilidad de que en un futuro cercano podríamos estar al borde de guerras por este líquido precioso ya que se está agotando en el mundo.
Putin suspendió en febrero del año en curso de manera unilateral el acuerdo Nuevo Start con Estados Unidos en un escenario marcado por la guerra nuclear aduciendo que el objetivo de Rusia va más allá de controlar la región del Donbás, y que el fin de occidente es quitarle a su país sus territorios históricos que se llaman Ucrania, con lo cual deja ver su actitud imperialista y colonialista.
Por su parte China se une a Rusia en una alianza no solamente de protección de sus propios intereses, sino en un poder blando en el África para desplegar un discurso anticolonialista y antiimperialista en contra de occidente y en particular de Francia ya que están en el área de influencia francófona, olvidando de esta manera la historia expansionista de cada uno de estos países a lo largo del tiempo.
América Latina se debate entre la izquierda y la derecha con una debilidad del Estado de Derecho y con la intromisión de China en la mayoría de los países que ha desplazado a Taiwán y hecho compromisos como con el África de una sola China a fin de obtener el apoyo de estas naciones en la ONU.
El emblema mundial del mundo financiero que es Nueva York viene notando su decaimiento el que se acentuó a partir de la pandemia, lo que ha generado la migración de muchos a otros lugares de los Estados Unidos en particular a La Florida debido al alto costo de vida y de impuestos. El emblema del sueño americano tiene un alto déficit público y ya no le brinda a los que allí habitan la calidad de vida que en un tiempo les ofrecía.
Lo lamentable de todo este escenario global es que ni la América Latina ni el África se han integrado en una sola voz y algunos países siguen exportando productos primarios y no han desarrollado sus propias industrias.
Si bien la invasión de Rusia a Ucrania ha despertado los principios liberales del Estado de Derecho y de la democracia así como el fortalecimiento del multilateralismo, la globalización ha azotado las economías de los países subdesarrollados y los ha puesto a competir entre si en busca de mayores inversiones extranjeras, por lo que algunos académicos consideran que es el fin de la globalización y del poderío de los Estados Unidos a pesar de que este país dará su batalla para no perder su posición.
Los Líderes africanos y los latinoamericanos deben observar los cambios que el mundo está dando para no seguir pasando de una hegemonía a otra, y en este caso a la China la que trata de vender con nadadito de perro su sistema comunista.
No podemos cambiar la libertad por la disciplina. Eso sería esclavizar a la humanidad; pero lo que si debemos pensar es en un nuevo modelo democrático en el que se garantica el imperio de la ley.
Según los estudiosos, el futuro estará en el África por ser un continente que no solamente es rico en recursos naturales como gas, petróleo, cobalto, uranio, diamantes y oro entre otros más, sino en tener campos fértiles y el 15% de agua del mundo. Recordemos que en el 2025 el número de sus habitantes sobrepasará al de la China y en el 2050 tendrá una población aún mayor y en juventud, mientras que la del mundo estará ya envejecida.
África merece posicionarse con fuerza en el contexto internacional y deberá tener el control de sus propios recursos naturales, así como lograr la integración dentro un sentimiento panafricano de unión y desarrollo, garantizar la soberanía alimentaria, fortalecer el campo y la educación. El mundo tiene una deuda con este continente.
——————————————————————
Clara Inés Chaves Romero: Exdiplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional. Escritora del libro Justicia Transicional, del laberinto a la esperanza catalogado de consulta y del libro Crónicas de Juegos y maquinaciones políticas. Columnista de la revista “Realidades y Perspectivas” universidad de Chile Columnista. “revista Ola Política”, febrero 2019- actualmente.