Las recientes noticias relacionadas con la Procuradora General de la Nación y el Fiscal General de la Nación son vergonzosas y sin presentación alguna.
Estoy de acuerdo con la columna de la periodista Patricia Lara cuando menciona la anécdota del presidente Carlos Lleras Restrepo y su hijo Carlos Lleras De la Fuente quien tenía en ese entonces siete años, para mostrar el verdadero significado de la ética y lo que debe ser el comportamiento de un funcionario público. En dicha anécdota se muestra la diferencia que el entonces presidente Lleras quien representó la moral del país cuando le enseñó a su hijo que los bienes del Estado son del Estado y por ello no podía coger una goma (pegante) de su oficina para él, sino que tenía que comprarla con su propio dinero.
Los escándalos sucesivos del Fiscal General de la Nación siendo el primero de ellos la noticia del diario El Espectador del 3 de julio del 2020 en la que se mencionó el viaje que realizó con su hija menor, la amiga de ella y otros acompañantes a San Andrés en “misión oficial” en época de pandemia, así como los paseos que según los medios realizan los funcionarios de la fiscalía con las mascotas del fiscal.
En el mes de noviembre se conocieron por las noticias dos bochornosos hechos relacionados con las maletas que retiró la esposa del Fiscal General de una sede de la fiscalía, y con las empleadas domésticas de su casa que al parecer son pagadas con el dinero de la Fiscalía.
Para cerrar con broche de oro, la reciente noticia relacionada con la contratación de la cosmetóloga de la Procuradora General de la Nación en un cargo administrativo en esa institución devengando viáticos y un sueldo importante solo para que embellezca a la Sra. Cabello.
Lo grave de la situación es que estos escándalos independientemente de que sean ciertos o no, se relacionan con entes de control y con una entidad que forma parte de la rama judicial del poder público cuya función es proporcionar a los colombianos una eficaz y cumplida administración de justicia.
El país, sus ciudadanos y en particular los funcionarios públicos requieren reaprender la importancia que tiene el respeto a la ley y el verdadero significado de la ética, la honestidad y la moral para el fortalecimiento del Estado de Derecho y la convivencia pacífica.
Son los funcionarios públicos los que deben dar verdadero ejemplo a la ciudadanía y más aún los jefes de las instituciones que se mencionan en el presente artículo. No olvidemos que el ser funcionario público es un honor.
Es vergonzoso que escándalos de esta naturaleza solo se queden en ello, y no sean investigados a fondo por las autoridades e instituciones respectivas. No se pueden seguir debilitando la institucionalidad y la justicia, porque esto no solo aniquila la credibilidad en el Estado y en sus dirigentes sino que es caldo de cultivo para la violencia.
Los dineros y los bienes del Estado deben ser respetados por todos los colombianos, pues debemos entender que le pertenecen a la nación colombiana y que son vitales para el desarrollo del país y para que el Estado haga presencia en cada rincón de su geografía con un verdadero sentido de justicia social y equidad.
Estos hechos que han venido siendo manifestados por los distintos medios de comunicación hablados y escritos no pueden quedarse en un escritorio en el cajón del olvido, ni tapados por una cobija del compadrazgo o de amiguismo político e impunidad. Debe darse un escarmiento que sirva de ejemplo y que ayude a recuperar en las instituciones y en la justicia.
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Clara Inés Chaves Romero: Exdiplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional. Escritora del libro Justicia Transicional, del laberinto a la esperanza catalogado de consulta y del libro Crónicas de Juegos y maquinaciones políticas. Columnista de la revista “Realidades y Perspectivas” universidad de Chile Columnista. “revista Ola Política”, febrero 2019- actualmente.