En estas festividades hablamos de paz, perdón, reconciliación y buenos deseos, pero pienso que para que todo esto se dé debemos comenzar por cada uno de nosotros.
Cuando escuchamos la música y las letras de algunas baladas, porros, cumbias, vallenatos, bambucos, pasillos, etc., nos llevan al romanticismo, o a la alegría y nos infunden sentimientos positivos y remembranzas de momentos vividos.
Igual ocurre con la música clásica que es un alimento para el alma. Lastimosamente no ocurre así con otros ritmos musicales, como por ejemplo el reguetón sobre el cual unos músicos consideran que esto es ruido simplemente. Algunas de las canciones del reguetón son vulgares y colocan a la mujer en una condición lamentable, la rebajan a su mínima expresión, y es entonces cuando uno se asombra ver al sexo femenino cantándolas y bailándolas.
(Imagen: archivo particular – VBM).
Para que nos traten con respeto, las mujeres debemos sentir respeto por nosotras mismas. ¿Cómo vamos a amar, o a respetar o a ser solidarios o brindar caridad y consideración a los demás si no conocemos y vivimos cada uno de estos valores que lamentablemente como sociedad hemos ido perdiendo?
La autoestima es definida como «la valoración positiva o negativa que el sujeto hace de su autoconcepto, valoración que se acompaña de sentimientos de valía personal y auto aceptación».
¿Cómo podemos aceptar a los demás si nosotros mismos no nos reconocemos como personas en el pleno sentido de la palabra, y no existe una auto aceptación y una valía de nosotros?
Es por ello que la violencia, el irrespeto, el abuso y la menos valía afectan a algunas familias y personas, como si los seres humanos fueran cosas que no merecieran ser tratadas correctamente.
Es por ello que, en el catolicismo, así como en nuestra constitución se plasman los conceptos sobre los derechos fundamentales y sobre los Derechos Humanos cuando se menciona la importancia de la vida, de la dignidad humana y del respeto que merece la persona, entre otros derechos.
Los humanos y en particular las mujeres deberían repudiar toda canción o suceso que rebajen la condición misma de la feminidad y del hecho de ser personas.
Entre algunas de las definiciones de abuso tenemos: El abuso es cualquier tipo de trato que provenga de otras personas o de uno mismo que cause lesiones o daño; hiera la mente y el espíritu, y con frecuencia también el cuerpo.
Estas letras de canciones que denigran de la dignidad del ser humano y en particular de las mujeres son un abuso a la mente y al espíritu. La continua repetición de algo negativo se vuelve como la mentira una aceptación tácita de lo que se repite como algo positivo sin serlo, que afecta también nuestra autoestima y nuestro cuerpo.
Debemos adquirir una personalidad con criterio para que aprendamos a desechar los modelos estereotipados que nos proporciona los medios de comunicación, y en particular la comercialización de los productos.
El mejor regalo que podemos hacernos a nosotros mismos es fortalecer la autoestima, el perdonarnos, el sentir paz y reconciliarnos como seres humanos, para así poder armonizar, considerar y brindar lo mejor de uno mismo a los demás y al país.
Los invito a que reflexionemos sobre nuestra valía para que entre todos construyamos una mejor sociedad y aprendamos a identificar cuáles son los antivalores de nuestro entorno que debemos desechar.
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Clara Inés Chaves Romero: Exdiplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional. Escritora del libro Justicia Transicional, del laberinto a la esperanza catalogado de consulta y del libro Crónicas de Juegos y maquinaciones políticas. Columnista de la revista “Realidades y Perspectivas” universidad de Chile Columnista. “revista Ola Política”, febrero 2019- actualmente.