Se acaba el 2023 con unas cifras negativas en el desarrollo económico del país e incertidumbre respecto de las reformas que se han venido estudiando en materia de salud y laboral. Así mismo, se cierra el año con evidente inseguridad ciudadana tanto urbana como rural, disminución de la inversión extranjera y una falta de entusiasmo por la inversión nacional.
La estabilidad y el crecimiento económico son fundamentales. Factores como la inversión extranjera, el desarrollo de sectores clave (como la tecnología, la agricultura o la energía), y la gestión efectiva de las finanzas públicas pueden contribuir al desarrollo económico. No obstante, este año no hemos visto un avance significativo en estos frentes sino, por el contrario, un efecto decreciente.
Así mismo, la importancia de la creación de empleo y la reducción de la desigualdad económica son desafíos importantes que requieren de políticas que fomenten la inclusión laboral y, si bien es cierto que medidas para abordar la brecha entre ricos y pobres pueden ser cruciales, es clave estudiar con cuidado los efectos de las reformas propuestas para que efectivamente mejoren las circunstancias sociales y económicas del país y no terminen poniendo en riesgo la estabilidad del sistema de salud y la formalización y dignificación del trabajo.
(Imagen: archivo particular – VBM).
La inversión en educación y salud es crucial para el bienestar de la población y el desarrollo sostenible. Acciones para mejorar la calidad de la educación y el acceso a servicios de salud tienen impactos positivos a largo plazo. Por su lado, promover la inclusión social, especialmente para grupos marginados, es esencial. Si bien es cierto que esto incluye medidas para abordar la discriminación, la violencia y la pobreza, todo lo anterior debe hacerse bajo un programa responsable y estructurado.
Los problemas de seguridad, como el crimen organizado o conflictos internos, están afectando la estabilidad y el desarrollo del país y se impone adoptar medidas adicionales para atacar estos desafíos.
El cambio climático, por su lado, es un reto global y puede afectar a Colombia en términos de fenómenos meteorológicos extremos, seguridad alimentaria y sostenibilidad ambiental.
Cuando todo esto ocurre terminando el 2023 y vemos un gobierno con decreciente popularidad en la población, es necesario que para el 2024 se alcance mayores niveles de efectividad a la hora de gobernar en términos de concertación política y niveles de ejecución en materia de inversión social, desarrollo en la infraestructura, estabilidad jurídica, eficiencia en la recuperación de la seguridad, fortalecimiento institucional y recuperación de la credibilidad.
El 2024 llega con muchos retos. La estabilidad política es esencial para el desarrollo a largo plazo. La capacidad de nuestro país para abordar los conflictos internos, mantener instituciones sólidas y garantizar la gobernabilidad eficaz son aspectos críticos. Así mismo, la transparencia es elemento clave de un sistema político saludable.
Para el 2024 será necesario enfocarse en (i) efectiva transformación, fortalecimiento y ejecución en lo económico y social bajo un gran acuerdo nacional; (ii) fortalecimiento de la seguridad sin desfallecer en la búsqueda de la paz y por encima de todo (iii) generación de confianza nacional e internacional con un adecuado fortalecimiento institucional.