Milei el Trump argentino

Parecería que estamos retornando al contexto de la guerra fría polarizándonos, pero en bloques populistas de derecha y otros de izquierda.

Trayendo a colación una de las definiciones de diplomacia, dada por Cristina Bermejo en su artículo ¿Qué es diplomacia?, que se encuentra en la página web de EOM (el orden mundial.com) que dice: La diplomacia es una profesión que consiste en fomentar las relaciones entre los Estados y otros actores, como las organizaciones internacionales, las ONG o las multinacionales, a través de la negociación y el diálogo. Su propósito es influir en las decisiones de otros actores según los intereses propios, de forma que sustituían al uso de la fuerza para resolver las controversias de forma pacífica. No obstante, puede adoptar un carácter coercitivo con amenazas o medidas punitivas, como las sanciones económicas. Por tanto, es uno de los instrumentos principales de la política exterior.

Javier Milei – Gustavo Petro: (Imagen: archivo internacional – VBM).

De otra parte, uno de los principios a tener en cuenta en la diplomacia y por ende en las relaciones internacionales que está contemplado en el Derecho Internacional es el respeto. Es un valor que también se consagra en las relaciones cordiales entre los seres humanos, que es de obligatorio cumplimiento para la convivencia pacífica y sana.

Recientemente se conoció en distintos medios de comunicación el insulto que Javier Milei Presidente de la República Argentina le propició a su homólogo colombiano Gustavo Petro llamándolo “comunista asesino que está hundiendo a Colombia”.

Recordemos que el Jefe de Estado de un país y en el caso colombiano que es también jefe de Gobierno representa jurídicamente a una nación y es un concepto jurídico que está por encima de cualquier connotación o consideración ideológica o partidista.

Así como los símbolos patrios, la figura del Presidente de la República es un aspecto a tener en cuenta y a respetar por parte de la comunidad internacional y de sus propios ciudadanos, y está por encima de cualquier concepto negativo.

En este caso, independientemente de que las posiciones políticas e ideológicas sean distintas a la de la persona que ejerce el cargo de Jefe de Estado y de Gobierno, no le dan derecho a ningún ser humano y menos a otro colega que está hablando en representación del país por el que fue elegido a dirigirse de manera soez e irrespetuosa, pues no solamente está rompiendo las normas de cortesía diplomática, sino que está violando el principio de no intervención en los asuntos internos de otro país, y en este caso democrático.

Como bien lo señala la definición antes mencionada, cualquier controversia entre los países, porque no es entre las personas que ostentan la calidad de Presidente de la República, se definirá en los organismos internacionales dependiendo de la clase de problemática que haya surgido, bien sea de tipo económico o comercial, o político, entre otros.

No se puede justificar de ninguna manera que los Jefes de Estado se estén insultando, olvidando que representan a sus propios países y que las ofensas que realizan, las hacen a los Estados y a sus ciudadanos.

Las palabras incendiarias de Milei parecería que copia al expresidente Donald Trump quien no es un buen modelo a seguir.

La grosería no se puede institucionalizar en la diplomacia y en las relaciones internacionales ya que no solamente puede conducir al rompimiento de los lazos diplomáticos entre los Estados, sino que es afectar con la estabilidad y la paz mundial y al mismo tiempo con la institucionalidad internacional.

Por encima de lo que representa la figura de Gustavo Petro para bien o para mal, están los intereses de Colombia, su seguridad y el bien común de los colombianos; así que ni el presidente Milei ni ningún otro Jefe de Estado puede insultar al pueblo colombiano atacando a su presidente y ridiculizando a su nación como si fuéramos un país de ampones, olvidando que en todos los países tienen sus propias problemáticas, gente buena y mala, fortalezas y debilidades,  y deja a su vez, mucho que pensar la calidad humana del señor Milei.

El hecho de que con razón se haya llamado a consultas al embajador colombiano en Argentina, Camilo Romero, ya comienza a debilitar las relaciones con ese país con el que tenemos una larga historia diplomática e importantes relaciones de amistad entre otras.

Las relaciones diplomáticas se manejan con tacto, prudencia y sin ofensas, por lo que el presiente Milei deberá pedir disculpas a su homólogo colombiano y a su pueblo, ya que no puede jugar al colonialista o creerse que está por encima de nosotros, pues en el contexto internacional existe el principio de la igualdad de los países, a pesar de que existan potencias de primero y segundo orden, y superpotencias, pero eso no les da derecho de agraviar a todo un pueblo.

Lo peor que le podría pasar al mundo es que el nuevo orden se tornara autocrático y se dividiera o conformara bloques entre los populismos de derecha y de izquierda. ¡Increíble que, en lugar de avanzar, estemos retrocediendo y sea la grosería que es una especie de violencia la que se imponga!

La diplomacia debe primar para trabajar en conjunto en la solución de problemas globales, siendo el populismo uno de ellos, así como el cambio climático, la pobreza y la desigualdad.

No podemos olvidar que la diplomacia es la herramienta para la promoción de los valores de paz, solidaridad y confraternidad.

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Clara Inés Chaves RomeroExdiplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional. Escritora del libro Justicia Transicional, del laberinto a la esperanza catalogado de consulta y del libro Crónicas de Juegos y maquinaciones políticas. Columnista de la revista “Realidades y Perspectivas” universidad de Chile Columnista. “revista Ola Política”, febrero 2019- actualmente.

Sobre Clara Inés Chaves

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