Un país a la deriva no puede explicarse únicamente por tener un mal presidente; la verdadera raíz de la crisis institucional y social muchas veces reside en la manera en que la sociedad elige a su congreso y demás representantes, optando por figuras señaladas en escándalos de corrupción, nexos con carteles, narcotráfico, paramilitarismo y otras formas de delincuencia. La responsabilidad colectiva no termina en la urna, sino que depende del ejercicio consciente y ético de votar por candidatos idóneos y apartados de la corrupción.
Elección y responsabilidad ciudadana
Una sociedad que elige, acoge o indulta políticamente a individuos condenados por crímenes contra el Estado y la sociedad demuestra complicidad con los males que la afectan. El castigo social, entendido como el rechazo activo desde la ciudadanía, no es venganza, sino garantías mínimas para que los valores y la ética sean respetados. Esta distinción es fundamental, especialmente en contextos donde los procesos de paz y reconciliación no deben confundirse con la impunidad frente a delitos graves que afectan el tejido institucional. Cabe mencionar que los procesos de paz por conflictos armados tienen un análisis distinto.
(Imagen: archivo particular-VBM).
La Historia: clave para el futuro
Un pueblo que ignora su historia está condenado a repetirla. Colombia no puede seguir en el ciclo de violencia, noticias falsas y negligencia en asumir sus obligaciones como ciudadanos o funcionarios públicos. Las próximas elecciones demandan que la sociedad deje atrás la polarización y los discursos incendiarios, entendiendo que compartir una misma bandera, cultura y herencia exige unidad y memoria histórica. La reinstauración de clases de historia por parte del presidente sería un acto urgente para devolverle identidad y coherencia a la nación, permitiendo comprender que los problemas actuales son el resultado de causas históricas que no pueden ser olvidadas.
Más allá de las etiquetas políticas
Hoy, más que nunca, el país necesita dejar de lado las etiquetas de derecha o izquierda y enfocarse en lo que realmente conviene para su desarrollo y pacificación. El Estado debe cumplir su función social, garantizar la presencia con obras y servicios en cada rincón del territorio, y superar el populismo y la manipulación de ideologías que han imperado en el siglo XXI. Es preocupante que una nación desconozca o confunda términos fundamentales como comunismo, socialismo o liberalismo; esto refleja un déficit grave en educación política, que necesita transformarse con urgencia.
Reflexión final
La verdadera transformación comienza con la autocrítica y el compromiso de los ciudadanos. No se trata de buscar culpables externos, sino de asumir responsabilidades, exigir integridad a los representantes y rechazar por conciencia social a quienes han defraudado al país. El futuro de una nación dependerá de su capacidad para actuar con memoria, ética y madurez política. El cambio comienza por elegir bien y aprender de la historia para no naufragar una vez más en las mismas tempestades.
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Clara Inés Chaves Romero: Ex diplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional en medios como Eje 21, Diario El Nuevo Liberal, Magazín Ver Bien, Realidades y Perspectivas, Revista Ola Política. Escritora de los libros: Justicia Transicional, Del laberinto a la esperanza, Un camino al África, una puerta al mundo.
Verbien magazín El tiempo corre hacia atrás y solo lo atan los buenos recuerdos y las buenas acciones. Gilberto Castillo
