Muchos africanos han sido reclutados por Rusia desde el inicio de la invasión a Ucrania en 2022, ya sea a través de compañías privadas o, en algunos casos, bajo falsas promesas. Algunos fueron atraídos por ofertas de trabajo en Rusia, pensando que se dirigían a empleos en diversos sectores, pero una vez allí, se vieron obligados a servir en el ejército, a menudo en condiciones extremadamente difíciles.
El caso de un camerunés, que pensaba venir a trabajar en Rusia y terminó atrapado en este sistema, es un ejemplo claro de lo que él llama un «tráfico de seres humanos». Este fenómeno de manipulación y reclutamiento engañoso plantea preocupaciones sobre los derechos de los migrantes y sobre cómo algunos países explotan la vulnerabilidad de estos trabajadores para reforzar sus filas militares, sin que estén completamente informados de los riesgos que corren.
Se trata de un problema complejo que mezcla explotación, geopolítica y derechos humanos, y que merece una mayor atención por parte de la comunidad internacional para prevenir abusos de este tipo en el futuro y dar una solución a esta grave problemática que se está viviendo desde que empezó la invasión rusa a Ucrania.
En el diario DW el 21 de agosto de 2024 se intitulo un artículo denominado: Cómo Rusia recluta extranjeros para la guerra en Ucrania y señaló lo siguiente: Rusia recluta personas del sur global para la guerra contra Ucrania. Y no solo las atrae con buenos sueldos. DW conversó con algunos sobre sus experiencias.
Cuando firmó un contrato con el Ministerio de Defensa ruso, el joven de 21 años, procedente de Sri Lanka, no partió de la base de que sería enviado al frente de Ucrania. Se enteró de la posibilidad de enrolarse en el Ejército ruso por medio de otro esrilanqués, quien le contó que, tras un año de servicio, sus padres recibirían la ciudadanía rusa. «Dijo que uno no era enviado al frente, sino empleado como ayudante». En febrero, firmó un contrato y recibió de inmediato el equivalente a 2.000 dólares. Se le prometió un sueldo de 2.300 dólares, más varios extras.
En otra noticia que publico RFI el pasado 15 de enero intitulada: Ukraine: «Les Africains en première ligne, les Russes restent au camp», confie un Camerounais envoyé au front, dice:
Muchos africanos se han unido a las filas rusas desde el comienzo de la invasión de Ucrania, en febrero de 2022. Si bien algunos se enlistaron voluntariamente a través de compañías privadas contratadas por el Kremlin, otros denuncian haber sido engañados tras ser atraídos con falsas promesas. Uno de ellos, un camerunés que pensaba venir a trabajar a Rusia, quiso dar su testimonio para sensibilizar sobre un «tráfico de seres humanos». «Mañana quieren que participemos en una misión suicida. Voy a entregar mi arma para no ir. Probablemente seré torturado y enviado a prisión, pero prefiero salvar mi vida». A mediados de diciembre, en uno de sus últimos mensajes, «Samuel» (nombre modificado) expresa su hartazgo.
(Imagen: ACNUR_VBM).
Noticias como las que mencioné anteriormente existen muchas a través del tiempo en que se ha desarrollado la guerra con Ucrania, lo que se evidencia el uso de tácticas engañosas para suplir bajas humanas en este conflicto.
Toda esta estrategia al parecer se viene realizando a través de anuncios en redes sociales, intermediarios locales, promesas de visados laborales, alojamiento y salarios. Desafortunadamente los países más afectados son los africanos como, por ejemplo: Sudan, Nigeria, República Centro Africana, naciones del África Central, y otros con los que Rusia tiene vínculos históricos o geopolíticos en este continente. Podríamos decir que la neocolonización rusa se fortalece en el continente africano, quizás por las malas estrategias y acciones de Occidente, que han hecho que Putin las capitalicé a su favor e intereses geoestratégicos.
Una vez en Rusia, los africanos son trasladados a zonas de entrenamiento militar o directamente al frente en Ucrania, muchas veces sin ser informados ni consultados, y lo peor es que muchos de ellos, jamás en su vida han usado un arma, otros han sido entrenados por el grupo paramilitar Warner.
En muchas noticias de prensa se menciona que son forzados a firmar contratos bajo amenaza o engaño, comprometiéndose a unirse a grupos paramilitares como Wagner o directamente al ejército ruso. Una vez en Rusia, los africanos son trasladados a zonas de entrenamiento militar o directamente al frente en Ucrania, muchas veces sin ser informados ni consultados, y al parecer sus condiciones de vida son precarias y el trato deshumanizante.
Lo lamentable es que algunos países africanos al parecer tienen las manos atadas para defender los derechos de sus conciudadanos, ya que no solamente tienen en sus países las tropas Wagner que sustraen sus recursos mineros a cambio de una supuesta seguridad para combatir el terrorismo de grupos como ISIS que azota a unos países de la región, sino que sus compromisos políticos con Putin en distintos ámbitos son enormes.
Lo que podemos concluir es que hemos retrocedido en la historia y estamos en la era del neocolonialismo puro, del expansionismo y de un imperialismo que puede transformar el mapa geopolítico de manera negativa. Definitivamente no hemos aprendido de la historia y a nadie la importa lo que le suceda a los países en vías de desarrollo y en particular al África a la que siguen viendo como un continente de tercera categoría, cuando representa el futuro y es la región más importante y más rica del planeta.
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Clara Inés Chaves Romero: Exdiplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional. Escritora del libro Justicia Transicional, del laberinto a la esperanza catalogado de consulta y del libro Crónicas de Juegos y maquinaciones políticas. Columnista de la revista “Realidades y Perspectivas” universidad de Chile Columnista. “revista Ola Política”, febrero 2019- actualmente.