¿Justicia o injusticia?

En el país del Sagrado Corazón de Jesús se está debilitando el Estado de Derecho porque no solo se están perdiendo los valores como la ética, la transparencia y la solidaridad por ejemplo entre otros más, sino porque no se sabe quiénes son más deshonestos, tramposos y delincuentes, si los bandidos o algunos de los que representan la institucionalidad.

Cuando se escuchó la entrevista que le hicieron hace unos días al exfiscal anticorrupción Gustavo Moreno en el programa “Sin Carreta” del Canal 1, se dejó entrever que no solamente no están encarcelados todos los que deberían estarlo en el escándalo de corrupción del cartel de la toga, sino que a esa entramada maquiavélica según lo manifestado por Moreno están vinculados varios peces gordos como políticos de diversas vertientes ideológicas, al parecer algunos altos funcionarios de la fiscalía y de otras instituciones que trabajan para alinear a las personas que por cualquier circunstancia no están de acuerdo con ellos, y de esta manera convertir al diablo en Dios y a Dios en diablo.

(Imagen: archivo prrticular – VBM).

Pero tampoco se puede entender que existan delincuentes que a pesar de su prontuario queden en libertad como el caso reciente del maleante que atracó y robo a personas en sus vehículos en la calle 98 con carrera 7ª en Bogotá, donde operaba con el apoyo y la complicidad de otras cuatro personas. De este grupo al parecer solo detuvieron a dos y al resto los soltaron permitiendo así que sigan delinquiendo en las calles causando daños a la población civil sin importarle nada a nadie. Es decir, el delito se volvió un negocio porque la justicia no funciona y se debilita cada vez más.

Pero como si fuera poco, salió ahora el plan pistola en donde se paga una suma de dinero para que se asesine a un policía y se le robe el arma.

Si bien es cierto que dentro de las fuerzas armadas no todos son monjitas de la caridad algo que se debe depurar para fortalecer la institucionalidad y su dignidad, no es posible que teniendo Colombia uno de los ejércitos más grandes de la región la inteligencia no funcione y no se puedan desarticular las innumerables bandas delincuenciales que han aumentado y que pululan por el país imponiendo su ley y atemorizando a los colombianos.

Si todo lo anterior es ya vergonzoso, lo más denigrante es que los entes de control no funcionen como deberían y los procesos se engaveten algunos para que prescriban los términos y los delincuentes queden libres, y otros para agudizar una injusticia como es la del exgobernador y exembajador de Colombia en Turquía y en Ecuador Fernando Panesso Serna.

Este paisa carismático, honesto y de armas tomar ha venido siendo víctima de la Contraloría General de la Nación ya que cuando ocupó la gerencia de Coomeva no fue investigado por malversar fondos o por echarse dinero al bolsillo sino por unos rubros contables que la EPS clasificó como costo y la Contraloría valoro que debía ser un gasto.

Lo increíble de esta historia es que en el año 2012 fue acusado por este ente de control y en el año siguiente se profirió un informe técnico en el cual se dijo que no existió perdida de dineros de la salud, sino que el tema se refería a un asunto de apreciación en la clasificación de las cuentas dentro de los Estados Financieros de Coomeva. Al parecer asunto solucionado.

Lo sorpresivo e inaudito del caso fue que en el año 2017 la Contraloría General de la Nación condenó a Panesso Serna a devolver de $19.071.950.276,39, dizque por lesión al patrimonio público. Lo curioso de esto, es que como se va a lesionar el patrimonio del Estado si en este caso no hubo robo. Estas son las cosas que suceden en este país de Macondo. Ante la injusticia todos son sordos. Es decir que a este ilustre servidor le dañaron su buen nombre y lo dejaron con el delito y sin el muerto.

Parecería que a los colombianos de bien ante esta serie de atropellos a los derechos fundamentales y al derecho a la defensa les tocará acudir a las instancias internacionales a ver si allá la justicia funciona, porque en nuestro país lo que impera es la ley, pero para los de ruana, ya que al que quieren empantanar lo hacen por el simple placer de hacerlo.

Ahora el país se quedó solo en el caso de Nicolás Petro Burgos y se les olvido el robo del petróleo por parte de delincuentes de cuello blanco, entre otros casos gordos con peces gordos. ¿Para dónde vamos? Parecería que a la dama de la justicia le robaron su báscula de la equidad.…

—————————————————————

Clara Inés Chaves RomeroExdiplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional. Escritora del libro Justicia Transicional, del laberinto a la esperanza catalogado de consulta y del libro Crónicas de Juegos y maquinaciones políticas. Columnista de la revista “Realidades y Perspectivas” universidad de Chile Columnista. “revista Ola Política”, febrero 2019- actualmente.

Sobre Clara Inés Chaves

Comentar