¿En dónde está el alcalde?

Colombia ha venido incrementando su turismo y vendiéndose muy bien. El problema es que algunos sitios turísticos no reúnen los estándares internacionales y al colombiano le falta humildad para reconocer las falencias que se tiene, ya que en ocasiones vende algo que no corresponde a la realidad.

Se promocionan sitios como San Andrés, Santa Marta, etc., en donde los precios no corresponden a la calidad del producto.

Vengonzoso para el colombiano promocionar lugares en los que las carreteras principales están en pésimo estado, no hay alcantarillado, el local no tiene cultura ciudadana, ya que es un basurero la ciudad. Me refiero en este caso a la perla del Caribe, es decir Santa Marta, un lugar maravilloso por su geográfica, paisajes de ensueño y con parques naturales y reservas extraordinarias.

El problema es que en este sitio parecería que no hay autoridad, ya que en lugares protegidos como es el caso de Bahía Concha la gente tira la basura al mar, llegan embarcaciones con jóvenes que se emborrachan, hacen obscenidades, y colocan su equipo de sonido a todo volumen. Es decir, es la competición musical entre los barcos que llegan a este lugar, y se supone que debería existir un control por parte de la entidad encargada de la reserva del parque Tayrona y de la policía de turismo.

Los almuerzos que venden dentro del paquete a visitar cada playa o bahía son catastróficos, un pescado que huele mal y el precio es como si fuera a comer mariscos, no hay variedad y falta creatividad, o desconocen la diversa y deliciosa culinaria local.

(Imagen: archivo particular-VBM).

Por lo que cuentan los samarios, cada alcalde que llega acaba con las cosas buenas del anterior porque eso significa votos, en lugar de pensar en el desarrollo de la ciudad, la mezquindad y el individualismo se imponen.

Una ciudad que crece en su turismo y en la que no existen planificación alguna ni vías, ni acueducto. Además, el centro histórico no solamente está lleno de basura sino de indigentes y en particular de ancianos que al parecer han sido votados por sus familias en las calles y el olor que existe es de heces humana.

No existen recipientes para la basura en las playas las cuales son sucias, y no hay disciplina ni parqueaderos.

El tener lugares mágicos no es suficiente. Si en realidad queremos desarrollarnos y ser una referencia en el turismo debe existir una planeación nacional de estado que se respete sin importar el gobernante de turno, y que esté en concordancia con las reglas de turismo a nivel regional y local.

Está situación me hizo recordar algún viaje al Perú donde los vendedores ambulantes no te acosan como si lo hacen en Colombia, existe y funciona muy bien la policía de turismo y se le da un lugar a los vendedores, de tal manera que es organizado y limpio.

Los grandes hombres que han hecho historia, siempre tienen a su lado alguien que les habla con sinceridad y les hace ver sus errores, algo que falta en nuestro país, ya que el gobernar enceguece y endiosa.

Debemos comenzar por cambiar nuestra mentalidad de creernos la última coca cola como dicen los muchachos, y con humildad reconocer en que nos equivocamos para mejorar, ya que de esta manera todos ganan.

En nuestro país urge fortalecer la cultura ciudadana, la buena educación, las buenas maneras y el civismo, si queremos posicionarnos en el contexto internacional y en particular el ocupar un lugar importante en el mundo del turismo.

Debemos aprender de los europeos que en este aspecto se destacan por su honestidad, y por la excelencia en la infraestructura turística, y no están pensando como algunos colombianos en mirar cómo se hace conejo o la trampa a la ley,

Es aterrador ver en Santa Marta como los motociclistas se pasan los semáforos en rojo, se hacen trancones porque los carros parquean en cualquier sitio, cómo los ciclistas y los motociclistas usan los sitios peatonales en los cuales existe la prohibición de circular para ellos.

Por todo lo anterior, me pregunto, ¿qué está haciendo el alcalde de esta ciudad sino tiene autoridad y no hace respetar las leyes?

Es irónico que, teniendo estas falencias, nos atrevamos a señalar a otros como lo hacen con los africanos, por ejemplo, y no se miran al espejo para darse cuenta que son peores, porque no aceptan la realidad y las verdades que se les indican. La arrogancia es el peor obstáculo para el progreso.

Es hora de que pensemos en grande, nos concienticemos que cada región pertenece a Colombia y que nos debe doler por igual. Si seguimos así, terminaremos peor que Haití, y no por la culpa de tal o cual político, sino porque no queremos hacer un cambio cultural y de mentalidad, sino seguir en la mediocridad.

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Clara Inés Chaves Romero: Exdiplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional. Escritora del libro Justicia Transicional, del laberinto a la esperanza catalogado de consulta y del libro Crónicas de Juegos y maquinaciones políticas. Columnista de la revista “Realidades y Perspectivas” universidad de Chile Columnista. “revista Ola Política”, febrero 2019- actualmente.

Sobre Clara Inés Chaves

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