En las últimas décadas, el mundo ha presenciado el resurgimiento de movimientos y discursos que retoman elementos del fascismo clásico, adaptándolos a contextos actuales. El neofascismo se caracteriza por la reactivación de ideas autoritarias, nacionalistas y excluyentes, así como por el rechazo al pluralismo y la democracia liberal (Camus & Lebourg, 2019; “Neofascismo”, 2019).
El fascismo histórico, surgido en la Europa de entreguerras, se distinguió por su nacionalismo extremo, autoritarismo, control estatal sobre la sociedad y la economía, y la supresión de la pluralidad política y sindical (Bornhauser & Lorca, 2019; “Fascismo”, 2023). Bajo los regímenes de Mussolini y Hitler, se abolió la democracia, se reprimieron minorías y se subordinó la vida pública y privada al Estado y a los intereses de las élites aliadas al régimen (Bornhauser & Lorca, 2019).
En el modelo fascista italiano, el Estado corporativo organizaba la economía y la sociedad en torno a corporaciones que agrupaban a empresarios y trabajadores bajo el control del régimen, suprimiendo la libertad sindical y favoreciendo a determinados grupos industriales (Bernal García, 2012; “Corporativismo”, 2024). Este modelo priorizaba la estabilidad y los intereses de las élites industriales y políticas, restringiendo derechos y excluyendo a quienes no se alineaban con el régimen (“Fascismo”, 2023).
(Imagen: archivo internacional-VBM).
En la actualidad, se observa una tendencia a gestionar los Estados como si fueran empresas, priorizando la eficiencia, la rentabilidad y la lógica de clientes y accionistas (del Castillo Sánchez, 2012). Sin embargo, esta visión es incompatible con la función social del Estado, que debe garantizar derechos, redistribuir recursos y asegurar el bienestar de toda la población, especialmente de los más vulnerables (del Castillo Sánchez, 2012). Cuando un gobierno adopta una lógica puramente empresarial, se reduce la protección social, se restringe el acceso a servicios públicos y se profundizan las desigualdades (“Fascismo”, 2023).
Históricamente, los regímenes fascistas utilizaron la intervención estatal no para el bien común, sino para consolidar alianzas con grandes grupos industriales y suprimir los movimientos sociales y sindicales que defendían los derechos de los trabajadores (Bernal García, 2012). El corporativismo fascista fue el producto de un pacto entre el régimen y los grandes grupos industriales para la supresión del conflicto social y la consecución de unas relaciones laborales estables y predecibles (Bernal García, 2012).
En conclusión, el renacimiento de los fascismos y la tendencia a gobernar los países como empresas, sin función social ni equidad, representan una amenaza para la democracia, la justicia y los derechos humanos. Un Estado que no cumple su función social ni llega a todos por igual reproduce dinámicas de exclusión y desigualdad, y puede abrir la puerta a formas autoritarias y antidemocráticas de poder (“Neofascismo”, 2019; “Fascismo”, 2023).
Referencias
Bernal García, F. (2012). El corporativismo fascista fue el producto de un pacto entre el régimen fascista y los grandes grupos industriales para la supresión del conflicto social y la consecución de unas relaciones laborales estables y predecibles. En Corporativismo. Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Corporativismo
Bornhauser, N., & Lorca, D. (2019). Notas para una caracterización del fascismo. Ideas y Valores, 68(169), 61-81. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-00622019000100061
Camus, J.-Y., & Lebourg, N. (2019). Neofascismo. Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Neofascismo
del Castillo Sánchez, L. (2012). Las formas alternativas de gestión de la empresa estatal y su combinación con otras formas de propiedad. Economía y Desarrollo, 148(2), 78-93. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=425541206005
Fascismo. (2023, octubre 25). En Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Fascismo
Neofascismo. (2019, agosto 3). En Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Neofascismo
—————————————————————
Clara Inés Chaves Romero: Exdiplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional en medios como Eje 21, Diario El Nuevo Liberal, Magazín Ver Bien, Realidades y Perspectivas, Revista Ola Política. Escritora de los libros: Justicia Transicional, Del laberinto a la esperanza, Un camino al África, una puerta al mundo.