Por: Hugo Acero
Frente a los cambios en los conflictos armados que hoy tiene Colombia, se requiere que la fuerza pública cambie su estrategia y logística para enfrentar los grupos mafiosos que hoy tienen control y gobernanza en distintos territorios del país, todos asociados a las distintas rentas criminales.
En el período comprendido entre el 26 de abril de 2024 y el 27 de noviembre de 2025, Colombia ha sido testigo de más de 382 atentados terroristas perpetrados mediante drones cargados con explosivos, una táctica empleada principalmente por grupos armados ilegales como el ELN y las disidencias. Estas acciones han provocado las muertes de 19 miembros de la fuerza pública y tres civiles, así como de más de doscientos uniformados y cuarenta civiles heridos, lo que refleja el preocupante impacto de esta nueva modalidad de violencia sobre la seguridad nacional.
Esta situación hace imprescindible considerar la adquisición de tecnología que permita contrarrestar estos ataques, y también valorar la incorporación de drones como herramienta para que la fuerza pública recupere la iniciativa y el dominio del espacio aéreo frente a los grupos armados ilegales.
(Imagen: INFOMIL-VBM).
De la lucha ideológica al dominio delictivo: una transformación en la dinámica de la guerra en Colombia
Hay que anotar que el conflicto armado en Colombia cambió. Ya no hay grupos guerrilleros que quieran tomarse el poder, sino grupos armados con control territorial violento que, a como dé lugar, van a defender sus rentas criminales. El Estado no está enfrentando grupos guerrilleros con ideología política, como sucedió hasta la desmovilización de las FARC-EP en 2016. Lo que queda hoy son grupos dedicados a enriquecerse mediante las rentas criminales del narcotráfico, la minería ilegal, la trata de personas y la extorsión, entre otras actividades, con vínculos con el crimen organizado transnacional. Atrás quedaron “la revolución, la toma de poder y la defensa de los intereses del pueblo”.
No son grupos armados que se mueven en columnas o acampan en un lugar determinado, no están dispuestos a enfrentar de manera directa a la fuerza pública, ni tienen la capacidad para hacerlo, por eso recurren a acciones terroristas y a la utilización de drones con explosivos para defender y conservar las zonas de producción de sus rentas criminales.
Frente a estos cambios profundos en los conflictos armados que hoy tiene Colombia, se requiere que la fuerza pública cambie su estrategia y logística para enfrentar los distintos grupos mafiosos que hoy tienen control y gobernanza en distintos territorios del país, todos asociados a las distintas rentas criminales.
Cambio de estrategia y logística de la fuerza pública
En el mes de octubre el general Carlos Padilla, comandante de la División de Aviación, tomó la decisión de crear el primer batallón de drones del país y aunque no se presentó un cronograma de trabajo determinado, es recomendable que sea un proyecto prioritario del Gobierno, con los recursos y la agilidad necesarios para hacerlo realidad en el menor tiempo posible.
Hablando con el experto Hugo Fernando Ardila Miranda sobre este tema, me facilitó y autorizó el uso de un documento suyo que contribuye a comprender el uso de los drones por parte de la fuerza pública.
Según Hugo Fernando, durante décadas, las Fuerzas Armadas de Colombia ostentaron un monopolio casi absoluto del espacio aéreo. Nuestros helicópteros y aviones eran símbolos de poder estatal, capaces de proyectar fuerza, desembarcar tropas y evacuar heridos con relativa facilidad. Esta era ha terminado, los grupos armados ilegales, mediante la adaptación de tecnología comercial de bajo costo, han despojado a la fuerza pública de su santuario en la baja altura (0-1.000 metros).
Cada patrulla, cada base militar, cada vehículo son ahora observados y atacados desde una dimensión que no se puede bloquear eficazmente. La superioridad aérea ya no se mide por el número de cazas o helicópteros Black Hawk, sino por quién controla el espacio aéreo inmediatamente encima de la línea de combate.
¿Es conveniente que nuestra fuerza pública utilice drones equipados con armamento?
El Derecho Internacional Humanitario (DIH) no solo responde con un rotundo SÍ, sino que revela una paradoja crucial: en el contexto de la guerra asimétrica colombiana, el uso de drones de ataque sería, en muchos casos, la opción militar más ética y precisa disponible.
Lejos de ser “robots asesinos” indiscriminados, los drones, operados bajo una doctrina estricta, refuerzan los pilares del DIH de distinción, proporcionalidad y precaución de una manera que las armas convencionales a menudo no pueden. En términos de distinción, un dron ofrece una vigilancia persistente. Permite a un operador observar un objetivo durante horas, asegurando la identificación positiva de que es un combatiente legítimo y no un civil. Es la diferencia entre disparar a coordenadas en un mapa con un mortero y apuntar con certeza a un blanco verificado.
En relación con la proporcionalidad, el dron utiliza un bisturí quirúrgico, mientras que otros usan un mazo. Permite el uso de municiones pequeñas y precisas para neutralizar una amenaza específica sin causar el devastador daño colateral de una bomba aérea o el fuego de artillería.
Frente a la precaución, la capacidad de un dron para abortar un ataque en el último segundo si un civil entra en escena es una salvaguarda que casi ningún otro sistema de armas ofrece. Reduce el riesgo para los no combatientes y para las propias tropas, y así evita asaltos frontales de alto riesgo.
El enemigo ya está usando esta tecnología sin restricción alguna ética ni legal. La vacilación no sería una muestra de superioridad moral; podría interpretarse como una renuncia a la responsabilidad estatal de proteger a soldados, policías y ciudadanos.
El verdadero obstáculo no es la ley ni la tecnología, sino la falta de visión y la parálisis en la toma de decisiones en el liderazgo político y militar actual. La pregunta ya no es si se debe adoptar esta capacidad, sino cuántas vidas más costará esta indecisión. Para recuperar los territorios y garantizar la seguridad de los ciudadanos, hoy afectada por los grupos armados ilegales, hay que empezar a luchar con las herramientas y la mentalidad de hoy.
Verbien magazín El tiempo corre hacia atrás y solo lo atan los buenos recuerdos y las buenas acciones. Gilberto Castillo

