Colombia: un cierre de año para creer y reconstruir juntos

Al llegar al final de un año complejo para Colombia y el mundo, es inevitable reflexionar sobre los desafíos que hemos enfrentado como sociedad. La incertidumbre económica, la polarización política y el debilitamiento de la confianza ciudadana han marcado nuestra realidad. Sin embargo, también es en estos tiempos difíciles cuando la esperanza se convierte en el valor más revolucionario: una esperanza que no se limita a esperar, sino que impulsa a actuar y transformar.

La verdadera esperanza surge cuando cada ciudadano asume su papel en la construcción colectiva del país. No hay salvadores únicos ni soluciones mágicas. Lo que sí existe es la fuerza del trabajo conjunto, el compromiso de quienes creen que la democracia, por imperfecta que sea, sigue siendo el mejor camino para garantizar nuestros derechos, corregir los errores y proyectar un futuro libre de autoritarismos.

Es momento de fortalecer nuestras instituciones, de proteger el Estado de derecho y de reconstruir la confianza pública. Colombia necesita instituciones sólidas y transparentes, no para unos pocos, sino para todos. En ellas se sustenta la seguridad, la justicia y la dignidad de cada persona. Fortalecerlas es rechazar la corrupción, la indiferencia y el oportunismo disfrazado de liderazgo.

En época electoral, la responsabilidad ciudadana se vuelve aún más trascendental. Los colombianos debemos alejarnos de los discursos incendiarios que promueven el odio, el miedo o la división. La política debe ser un espacio para el diálogo, no para la confrontación destructiva. La diversidad que nos caracteriza como nación es nuestra mayor fortaleza; unirnos en esa diversidad, por encima de las ideologías, es el paso esencial hacia una democracia más madura.

También es tiempo de cuidar lo que compartimos, lo que creemos y lo que difundimos. Las noticias falsas y los mensajes manipuladores atentan contra la coherencia democrática y alimentan el caos. Por eso, debemos defender la verdad y el pensamiento crítico. Según nuestra Constitución, la soberanía recae en el pueblo, y ejercerla con responsabilidad implica elegir con criterio y castigar, mediante el voto, a quienes se han aprovechado del poder sin aportar al bien común.

Reconstruir un país no solo requiere políticas acertadas, sino también recuperar los valores que lo sostienen: el respeto, la solidaridad, la honestidad, la caridad y el compromiso con el prójimo. Son estos principios los que humanizan la democracia y nos recuerdan que detrás de cada decisión colectiva hay personas, familias y sueños compartidos.

Este fin de año invita a mirar hacia adelante con serenidad, pero también con firmeza. Preguntémonos, sin miedo y con honestidad: ¿qué clase de país queremos dejar a quienes vienen detrás? La respuesta no está únicamente en los discursos políticos, sino en nuestras acciones diarias, en la forma en que elegimos convivir, escuchar y construir juntos.

Que la esperanza sea nuestra guía. Que el nuevo año renueve el compromiso de creer en Colombia, no como una ilusión, sino como una tarea viva que nos convoca a todos: a tender puentes, respetar las diferencias y trabajar, hombro a hombro, por una democracia más fuerte, humana y solidaria.

 

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Clara Inés Chaves Romero: Ex diplomática y escritora. Comunicadora con amplia experiencia en columnas de opinión, en análisis de la política nacional e internacional en medios como Eje 21, Diario El Nuevo Liberal, Magazín Ver Bien, Realidades y Perspectivas, Revista Ola Política. Escritora de los libros: Justicia Transicional, Del laberinto a la esperanza, Un camino al África, una puerta al mundo.

 

 

Sobre Clara Inés Chaves

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