Por: Rufino Acosta Rodríguez
Esta vez no funcionó el ardid. Colombia estuvo lejos de caer en las redes del engaño griego, con su juego de toque de como quien quiere la cosa, le amarró a sus hombres claves, hizo relevos, puso sacrificio y le agregó el talento natural de sus jugadores para conseguir un triunfo esplendoroso, justo y categórico, que le abona el camino hacia el empeño de llegar a la segunda ronda como primer y gran objetivo.
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