“El 31 de marzo pasado, Unión Colegiada del Notariado Colombiano condecoró a la periodista y Notaria, María Inés Pantoja Ponce. Al homenaje asistió un importante grupo de personalidades y autoridades capitalinas y nacionales, a quienes ella impactó con un inteligente y coloquial discurso que fue largamente aplaudido. Sus palabras fueron cálidas, críticas y francas, pero salpicadas de un muy buen humor.
Transcribimos parte de sus palabras a los asistentes que desbordaron el auditorio, (pues este resultó muy conservador), luego de agradecer al doctor Álvaro Rojas, presidente de la Unión Colegiada del Notariado Colombiano, y a los notarios de Bogotá, ella dijo.
“La mañana del 9 de febrero del 2006, abrí por primera vez las puertas de la Notaria 69 de Bogotá, en el norte de la ciudad.”
“La primera persona que entró, fue un hombre, que iba por la supervivencia como se dice comúnmente.
“Recordé entonces, un poema bellísimo de Mario Benedetti sobre el certificado de existencia, donde con sorna dice que no importa estar vivo, lo que importa es probarlo con, abro comillas: ‘…este papel sobrio irrefutable que atestigua que yo existo”, “después de todo, vivir no es tan fundamental, lo importante es que alguien debidamente autorizado certifique que uno probadamente existe’. Cierro comillas”.
“Su marido ya no era su marido”
“Después llegó una mujer a declarar bajo la gravedad del Juramento, que su marido ya no era su marido.
“Luego, arribó otro hombre, a contarme que por fin, después de 30 años de trabajo, había comprado su primera casa, y no sabía a nombre de quien hacer la escritura. Me contó que tenía un hijo, que no era de su esposa, pero además me confesó que tenia novia, con al cual vivía hacia más de dos años.
“Ya bien caída la tarde y cuando llevaba mi primer día como notaria, tímidamente arribó un sacerdote y claro, católica como soy, sentí la necesidad que me bendijera la Notaria. El sacerdote, rápidamente lo hizo en nombre de Dios, y procedió luego a hacerme una consulta jurídica: “como hago yo doctora, – me decía- para darle mi apellido y dejarle todos mis bienes a un empleado, a ver… no es un empleado… es mi hijo.”
“Con un poco de perturbación, pensé que el lado del confesionario había cambiado y que yo estaba adentro mientras él estaba afuera.
“Y así termino el día; y pasaron muchos días; y así son casi todos los días.
“Una Notaría, no es, únicamente el sitio donde se hacen escrituras, donde se recaudan impuestos para el Estado y donde el Notario, según el pensar de algunos, se enriquece “rapi-ilícitamente”.
“Tampoco es el sitio que muchos imaginan, o del que tienen una lejana referencia, y a veces no tan buena experiencia.
“Una Notaría, y ya me lo había advertido otro periodista y gran Notario, Oscar Alarcón, es más bien, un lugar donde hombres y mujeres, llegan a contar historias, y donde muchas de ellas, quedan guardadas para siempre en el protocolo, que es el gran archivo del Estado, donde en miles de tomos, se conserva la historia de este País y de su gente.
“La Notaría, es más que esa fila interminable de gente, que cada día busca el certificado de existencia, la autenticación de un documento, o la declaración extra proceso, para su EPS, donde, jura que ya no vive con fulano, que convive con zutano, o que el ingreso solo le alcanza a mengano, para pagar salud pero no pensión.
“La Notaria, es mucho más…
Detrás de cada sello hay una historia.
Detrás de cada huella existe un cuento.
Detrás de cada firma habita un sueño”.
“A pesar de los desmanes de algunos”
“La vida de los seres humanos en cualquier sociedad y desde antaño, está ligada indefectiblemente a una Notaría.
“En América latina y en 76 países más en el mundo, incluidos Japón y China que se acaban de incorporar, usamos el Sistema Notarial Latino, que tiene su origen histórico en el Derecho Justiniano, y sienta sus bases en el clásico Derecho Romano, que desde entonces, otorga a los Escribanos o Notarios, la facultad de dar Fe Pública y conferir certeza, seguridad jurídica, y efectos en derecho, a los hechos y actos solemnizados en el Instrumento Público.
“El Notariado no fue una invención caprichosa de algún gobernante criollo, es una institución milenaria, seria y respetable, a pesar de los desmanes de algunos y de las acciones condenables de otros.
“Lamentablemente, por esas circunstancias coyunturales y por esa dictadura de los estereotipos, y ese condicionamiento cultural, que dominan el imaginario colectivo, el Notariado ha terminado, como decía un profesor de opinión pública, Cándido Monzón, “con una opinión polisémica, tan instintivista e irracional, como irreal.”
“De allí que, hayamos tenido que escuchar por ejemplo, que el problema de la tierra en Colombia es culpa de los Notarios.
“En los protocolos o archivos de las Notarias, y en las Oficinas de Registro, podemos verificar, como es la distribución del millón 141 mil 748 kilómetros cuadrados, de territorio continental de nuestro país.
“Podemos ver, como está repartida la riqueza, la propiedad privada, y los bienes públicos. Dónde están los baldíos, los ejidos, que de paso ya casi no quedan, y las reservas ecológicas.
“El problema de la tierra en Colombia no pasa por 3 notarias ni por 10 oficinas de registro, no. Pasa más bien por una lejana desidia que data desde la colonia y que no hemos podido resolver. Pasa, por la necesidad inaplazable de darle a cada uno de nuestros pobres, un pedazo de suelo y de posibilitarle el derecho a ser propietario. Pasa por la urgencia de ponerle punto final a la variopinta corrupción que tiene una equivocada “misión y visión” de democracia.
“El Obispo rojo de América, el gran humanista que era Helder Cámara, decía que ‘hay que romper la estructura que aplasta y aliena, hay que tener coraje para reencaminar a fondo los conceptos de propiedad’. Pienso que el presidente Santos, y sus ministros Vargas y Restrepo, van a iniciar esta ‘revolución humanitaria’, o mejor, esta ‘seguridad democrática de la tierra’, que no es fácil, pero que se puede hacer sin poner en riesgo ni la seguridad jurídica de los propietarios lícitos, ni la inversión en este país, ni la propiedad privada, con su uso exclusivo y perpetuo como un derecho constitucional. Salvo claro está, los bienes mal-adquiridos, por narco-paramilitares, narco-guerrilleros y testaferros, que usaron para ello la amenaza, el soborno, el despojo, la extorsión o la muerte.
“Se dijo también, que por culpa de los Notarios se están perdiendo los impuestos de beneficencia, en la secretaría de hacienda de Cundinamarca, así lo afirmo alegre e irresponsablemente un funcionario de rentas, No, allí la plata se está perdiendo porque, les falta gestión, control interno, contraloría y todas la IAS desde hace mucho rato”.
“Cuando el plural termina dominando el singular”
“Menos mal que el gobernador así lo entendió, aunque a algunos nos toco iniciar un proceso jurídico en legítima defensa de la honra.
“Mientras la investigación sigue su curso, se tomaron medidas positivas y modernas. Desde hace unos días, ese impuesto lo podemos pagar en línea, como debe ser.
“Cuando el plural termina dominando el singular se distorsiona la realidad, generado una disfuncionalidad social, una falta de credibilidad, de confianza, que manda al diablo la institucionalidad de una nación y nos deja inermes en un mundo lleno de desazón, de zozobra y de hastío.
“No podemos equivocar la gestión, no podemos andar sin precaución, y sin un mínimo sentido de justicia y de verdad.
“Poniéndonos en la picota pública unos a otros, en una especie de licantropía, solo sirve para que los pillos pesquen en río revuelto o para caer en extremismos dogmáticos, y a veces estúpidos como que “la corrupción es inherente al ser humano”.
“Esto no significa desconocer los hechos, que por cierto son tozudos y vergonzosos.
“Al contrario, los rechazamos de manera enérgica y categórica, y pedimos a las autoridades ponerles nombre y apellido a quienes violan la ley, para que sean debidamente judicializados y ejemplarmente castigados, sin casas por cárceles, sin amantes por guardianas, sin restaurantes por ‘caspetes’ y sin que, las parrandas y la lectura de “Soho”, se conviertan en motivo de rebaja de penas.
“Solo así, con justicia podremos construir confianza y recuperar la fe perdida. Solo así, con “justicia justa”, si se me permite el termino, podremos trabajar y unir fuerzas, para levantarnos de este tsunami de desprestigio, que tuvo su hipocentro en unos pocos, pero que el epicentro lamentablemente y por lo que ya dijimos, nos toca a todos.
Me emociona recibir la Medalla de manos del doctor Álvaro Rojas, a quien le reconozco su incansable trabajo y su titánica labor a favor de este Notariado, Notariado que genera algo más de 10 mil empleos directos en todo el país, y que tiene 870 consultorios jurídicos, donde se atiende y se presta asesoría gratuita a los usuarios.
“Debo decir finalmente y otra vez con el obispo Helder Cámara: “muchos de los seres a través de los cuales Dios me ha amado, están esta noche en este sitio,” y son ustedes. Así terminó María Ines Pantoja su discurso que había iniciado, diciendo:
“El Doctor Edgar Saavedra, mi profesor de Derecho Penal, ante quien acudí ruborizada y con angustia existencial, a contarle que me iban a condecorar con la Medalla al Merito Notarial y que yo creía que aún me faltaban muchos años para merecer esta honrosa distinción.
“Me dijo con vehemencia: ‘los reconocimientos no se buscan pero tampoco se rechazan’. Y aquí estoy”.
María Inés Pantoja