Por fin habría un experto en la televisión pública colombiana, a juzgar por lo que se anuncia en los medios y los rumores que circulan por los pasillos del Ministerio del ramo.
Desde cuando se convirtió en el ente que hoy la maneja, han colocado al frente de lo que era Inravisión personas que poco saben del tema y prueba de ello es el desbarajuste que reina en la entidad encargada de manejar sector tan trascendental.
Es inexplicable que el gobierno anterior no haya expedido el decreto que designaba a Álvaro Osorio, periodista y hombre de televisión de tantos años, en lugar de nombrar a neófitos en la materia. Por ello, la cosa marcha con el desgreño que se trasluce en todos los aspectos. Los canales que maneja son casi clandestinos, a juzgar por las mediciones de sintonía que registran con el perjuicio para quienes tienen que colocar sus programas que permanecen inéditos por años.
Es increíble que tanto dinero como el que la Comisión Nacional de Televisión le entrega anualmente, que según los datos supera los 150 mil millones de pesos, se pierda en esa maraña burocrática.
Por fortuna, las cosas empiezan a cambiar desde el 7 de agosto, y ahora se perfila como presidente de RTVC un hombre de amplia trayectoria. Se trata de Francisco Ortiz.
Son incontables los años que Pacho lleva en estas lides, hecho que garantiza un nuevo rumbo para nuestra televisión pública. Ni él mismo sabe cuántas horas ha producido, ni cuántos documentales, programas, comerciales, largometrajes, etc. ha realizado con una calidad impecable.
Pero como en nuestro medio las cosas se manejan con toda suerte de intrigas, apareció, como por encanto, el palo para frenar la rueda. Hay otros intereses que buscan torpedear el nombramiento de Pacho, porque no cumple algún requisito de la función pública que, de todos es sabido, los colocan para favorecer a burócratas que carecen de conocimiento y trayectoria.
La experiencia, que es lo que vale en estas materias, no la suplen los más avanzados estudios académicos y los títulos que solo quedan plasmados en diplomas para engalanar muros y paredes.
Sería prudente que el ministro del TIC, Diego Molano, tuviera en cuenta la impecable carrera del candidato, antes de que los enemigos logren su cometido.
NOTA:
Pacho y quien esto escribe no tienen parentesco. Merecido el galardón que Planeta entregó a la colega María Isabel Rueda. Me uno a millares de felicitaciones.
gabrielortiz10@hotmail.com