Por: Gabriel Ortiz
Todo quedó cocinado y la corrupción salió triunfante, una vez más, en nuestro alcabalero país, en donde todo se soluciona con el agonizante bolsillo de los de a pie y los menesterosos contribuyentes honrados y rectos.
La Reforma Tributaria salió avante y ya no hay nada que hacer, porque los acuerdos entre los poderosos, utilizando la economía y la política, cubrieron el presupuesto con macro hueco para el 2015.
Era necesario sacar plata de donde hubiera. Solo así se lograría financiar un país con corrupción incontrolada. Y como acudimos a lo más fácil, nos vamos sobre quienes han batallado toda una vida para poder llegar a la vejez con algún respiro y dejar algo a los descendientes.
Los porcentajes que se cobrarán y la base para aplicarlos, es lo de menos. Lo grave esta en los sectores –los más pobres- a los que se llegará con esta reforma y la del 2015.
Por lo pronto debemos prepararnos para la salida del país de algunas petroleras y de los llamados capitales golondrina. Los primeros, porque la realidad es que las inversiones en ese sector, están emigrando hacia otras latitudes más rentables que un crudo a 62 dólares barril. Los otros porque vuelan cuando hay alarma.
Los demás no se irán, luego la cosa no afectará a los huevitos de quien sabemos, pero sí golpea a quienes han dedicado una vida a ahorrar e invertir honradamente para el desarrollo del país… y la corrupción celebrando.
Como esto ya no tiene remedio, debemos indagar sobre nuestro destino. Mientras la gente honrada del común soporta los gastos de del país, sufraga las obras sociales y trabaja incansablemente para salir adelante, la picardía, la corruptela, los malos hábitos y una clase política incapaz, se benefician sin control alguno.
Ningún artículo de esta reforma habla de los vicios, ni controla los dineros que irán a las arcas de los corruptos, porque como siempre lo advierten: “eso se tratará con otras normas, proyectos de ley y reformas a fondo”. Los dineros de los paras, de la guerrilla del narcotráfico, de la minería ilegal, y de la delincuencia común, siguen campantes. No se tocan, no se miran, permanecen intactos. ¿Hasta dónde llegaremos? es la pregunta de los 500 mil dólares.
BLANCO: Nairo Quintana como deportista del Año y James como el hombre del año.
NEGRO: Las inenarrables torturas que toleró Bush.
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