La millonaria inversión de los nuevos propietarios de los Dodgers para la recta final de la temporada, ojalá de los resultados que ellos esperan, porque a veces, y es muy común que eso suceda, no todo lo que brilla es oro.
Los Dodgers parecen que no van a dar su brazo a torcer. Por lo menos, no desde el punto de vista económico. Mas no se sabe si esa misma proyección se pueda presentar en el aspecto deportivo que, en múltiples ocasiones, no ofrecen los mismos resultados.
Josh Becket, Adrián González, Nick Punto, Hanley Ramírez, Joe Blanton y Shane Victorino, han llegado a la nómina del club de Los Ángeles, para reforzar el grupo que está luchando, bajo la orientación de Don Matingly, por llegar por los menos a la postemporada. ¡Ah! Se nos olvidaba al guardabosques Carl Crawford, pero es que en nuestra opinión, este pelotero no verá acciones este año, debido a la incapacidad médica que lo tiene por fuera de juego desde hace algunas semanas. Pero en todo caso, hace parte del nuevo contingente de jugadores con el uniforme de los Dodgers.
Aquí cabe la pregunta, que tanto aficionados como críticos, se hacen por estos días. ¿Será que todo lo que brilla es oro? ¿Será que con la presencia de estos peloteros, los Dodgers pueden asegurar su boleto para ir a la postemporada de la Liga Nacional? Nosotros, por el momento, creemos que sí. Todos esos nuevos refuerzos cuentan con la calidad y el talento necesarios para ayudar a la divisa angelina a aspirar, con buenas pretensiones, a discutir la corona de la Liga Nacional. Otra cosa, muy distinta por cierto, puede ocurrir sobre el campo de juego, porque como tantas veces se ha dicho, en el béisbol, como en casi todos los deportes, ni siquiera los grandes e inmensos favoritos en competencias deportivas, aseguran nada hasta cuando consiguen las victorias.
Valdría la pena recordar, en estos momentos, el porcentaje bien amplio que tenía a ganador por parte de los críticos, incluyéndonos nosotros, la divisa de los Filis de Filadelfia, que finalmente, está sentada bien cerca de la última posición de la división Este de la Liga Nacional, pensando, hace mucho tiempo, ya no sobre la campaña de este 2012 que entra en su último mes de jornada regular, sino en la del 2013, para ver cómo endereza su camino y vuelva a retornar a las posiciones de vanguardia y a convertirse en un equipo a derrotar.
Con los Dodgers
Pero vamos a lo que vinimos. Y que sea la oportunidad, una vez más, en decirlo, sin miedo y mucho menos sin temores: en ocasiones la llegada de tantas estrellas, rutilantes por cierto, a una novena de béisbol, no hace la gran diferencia, o por lo menos, no se consigue y no se obtienen los resultados esperados.
Por que como se dice en los vestidores de las novenas, cuando hay mucho cacique y poco indio, difícilmente se puede hacer una fila indica con deseos de apoyo del uno al otro, sin estar pensando, dentro del ego normal y natural de quienes son clasificados como valiosos, para rendir lo suficientemente parejo y conseguir las victorias que tanto se necesitan.
Josh Becket, a nuestro modo de ver el béisbol, no está atravesando por el mejor momento de su carrera, quizás porque ya no se sentía a gusto luciendo el uniforme de los Medias Rojas de Boston, dirigidos por Bobby Valantine. Lo mismo se dijo desde un comienzo de la campaña, con la presencia de Hanley Ramírez en los Marlins de Miami y la llegada del nuevo timonel, Ozzie Guillén, además de su traslado del campo corto, su posición natural, a la tercera base. De tal manera que ambos tienen, sobre sus hombros, la responsabilidad de ofrecer el juego y la capacidad que han ofrecido a los aficionados y a la crítica deportiva, ahora que están con los Dodgers.
De Adrián González, primera base de los Medias Rojas, adquirido con una buena bolsa por varios años, una vez dejó a los Padres de San Diego; de Nick Punto, también de los Medias Rojas; Joe Balnton y Shane Victorino, piezas fundamentales en las últimas victorias y campañas de los Filis de Filadelfia, se puede colegir lo mismo, en el sentido práctico del béisbol: no estaban desarrollando su juego regular con novenas que perdieron el rumbo en esta temporada, desde hacía muchso días.
Por eso, por la capacidad de juego que tienen, por la experiencia que puede ser muy útil en este pedregoso tramo de la final de la campaña, por su calidad de juego y por la entereza de carácter de todos y cada uno de ellos, es la hora de que puedan probar que todo lo que brilla en el béisbol, es oro, algo que para nosotros, no es muy fácil demostrar sobre los diamantes.
Lo difícil es ganar
Cuando los Dodgers, así como los demás clubes de las Grandes Ligas, están en promedio a 30 partidos para culminar su participación en el calendario regular de juegos, hay otra pregunta en el ambiente beisbolero de la Gran Carpa: ¿Hay el tiempo suficiente y necesario para que, en el caso de los Dodgers, se pueda capturar por lo menos la tarjeta de invitación para ir a la ronda de los grandes finalistas de la Liga Nacional?
Lo difícil es el béisbol es ganar juegos. Los Bravos de Atlanta tenían una ventaja más que suficiente cuando iniciaron septiembre de 2011 para clasificar para la postemporada, algo más de 10 juegos sobre los inmediatos contendores en la lucha por llegar a la postemporada, y en un abrir y cerrar de ojos, los Cardenales de San Luis los destronaron, para más tarde, coronarse campeones de la Serie Mundial.
Ganaron los pupilos de Tony LaRussa todos los encuentros que necesitaron en los últimos 40 compromisos; en las dos series para conquistar el título de la Liga Nacional y, finalmente, se alzaron con la corona de la Serie Mundial.
Eso no ocurre todos los días. Pero tampoco podemos descartar que se pueda repetir, no para aspirar a que los Dodgers consigan la corona de la Serie Mundial, ni más faltaba, pero sí para que por lo menos lleguen a la disputa del título de Viejo Circuito, algo que sería de mucho agrado para sus seguidores, así como para los nuevos propietarios de la novena que han sacado del bolsillo, los dólares necesarios para hacer del club, una divisa de verdad competitiva.
Lo que el nuevo contingente de peloteros de los Dodgers tiene que demostrar, es que todo lo que brilla en el béisbol es oro… o, por el contrario, que no todo lo que brilla es oro. Pero qué difícil es acertar sobre el rendimiento que puedan ofrecer estos y todos los demás peloteros que están en la contienda, porque una cosa es jugar en plena salud y mantenerse bajo las estrictas exigencias del juego, y otra, muy distinta, que dentro de las cosas normales del propio juego, se presenten lesiones, se cometan errores, mentales y físicos, se caiga en un ‘’bache’’ a la defensiva o a la ofensiva, en fin, todo lo que congrega el béisbol, cada vez que se tenga que salir al campo de juego.
Los Dodgers nos tienen que demostrar que en el béisbol todo lo que brilla es oro… pero demuéstrenlo, por favor, en agradecimiento a su afición y a la crítica deportiva. Si clasifican para la ronda de los grandes finalistas de la Liga Nacional, con eso será suficiente para pagar el boleto en su majestuoso parque de pelota, que se llenará en cada una de sus presentaciones… lo demás será esperar para decir que el brillo que tenían era de cobre bien pulido, y nada más…