El proceso de paz ha tenido que soportar todas las pruebas y resistir todos los embates de las más recalcitrantes extremas que quieren reinar en Colombia. La batalla ha sido constante, porque se negociaba sobre la tierra. Los terratenientes, los paramilitares, la guerrilla y todos los que se beneficiaron con la violencia que permitió el robo de fincas y predios, golpearon y siguen golpeando las conversaciones de La Habana.
Finalmente se llegó al primer acuerdo del punto más neurálgico, que garantiza la devolución de las tierras arrebatadas, mediante decisiones irreversibles.
Esto será torpedeado hasta el final, pues quienes se han apoderado violentamente de las propiedades, no permitirán que campesinos de toda la vida recuperen lo perdido. Por ello el acuerdo Gobierno-Guerrilla incluye la determinación de entregar las tierras, debidamente equipadas, es decir con crédito racional para la producción, apoyo tecnológico, riego, mercadeo garantizado y demás arandelas necesarias para que los verdaderos propietarios no vuelvan a caer en las trampas que los despojaron y los desplazaron.
Adicionalmente la presencia del Estado será permanente y efectiva en las denominadas Zonas de Reserva Campesinas, para evitar que ellas se puedan convertir en republiquetas sin Dios ni ley.
Las cosas van por muy buen camino. Avanzan satisfactoriamente, y los enemigos de la Paz y de los diálogos de La Habana, se van quedando solos.
Son muchos los escollos que habrá que superar, porque aún quedan puntos de gran calado en el tintero. El tema político será difícil porque hay mucha gente a la que le tiemblan las curules, las cuotas burocráticas y las prebendas.
Eso se irá despejando, hasta llegar a nuevos acuerdos que nos acerquen a la paz que todos, es decir casi todos, los colombianos esperamos y abrigamos.
Los vecinos venezolanos, quieren pescar en este rio. Aspiran a alejarnos de los principios de la democracia universal. A que nos hagamos los de la vista gorda frente a la obligación que tienen quienes ostentan el poder, de realizar el reconteo de los votos y nos amenazan con cobrarnos su apoyo al proceso de paz. En buena hora, y con firmeza, el Presidente Santos recibió al líder opositor Capriles, y la canciller anunció categóricamente que las relaciones entre los dos países se hará sin micrófonos y sin las estridencias de Cabello y sus secuaces.
BLANCO: El comportamiento del dólar. ¡Por fin lo vamos logrando!
NEGRO: La H1N1 que se nos viene encima.
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