Con una votación apenas por encima del mínimo, Scott Rolen llega al Salón de la Fama. Todd Helton se quedó en ‘la puerta del horno’. Los latinos en la nómina.
Los años en que se creía que para ser defensor de la tercera base en el béisbol, lo importante es que fuera un gran bateador, pasó al olvido.
Ahora, en este béisbol moderno, y con “inteligencia artificial” por doquier, y desde luego, la Sabermetría en plena aplicación, se necesita, además de un buen bateo, una defensiva de jerarquía y de un poderoso brazo para resolver, con maestría y precisión, jugadas que puedan “salvar” un juego.
Esa combinación es la que seguramente exaltó al Salón de la Fama a Scott Rolen, el nativo de Indiana, y quien a sus 48 años, acaba de graduarse en la Clase 2023 para ocupar un “nicho” en Cooperstown, al lado de Fred McGriff, electo por el Comité de Jugadores de la Era Contemporánea del Béisbol.
Para los historiadores del béisbol, esa ruptura en la percepción de un jugador de la “esquina caliente” cambió desde cuando Brooks Robinson, el inmortal defensor de la antesala, exhibió la depurada calidad con su guante y un bateo de buenas proporciones durante su ciclo en la Gran Carpa.
Con el 76.3 por ciento de balotas (297) a su favor, Rolen fue el único en ser electo por los miembros de los Periodistas que hacen cobertura en el béisbol de las Grandes Ligas este año, mientras que Todd Helton, el formidable baluarte de los Rockies de Colorado, quizás con tanto méritos o mejores que los de Scott, se quedó “en la puerta del horno”, esperando que el próximo año alcance la votación necesaria para llegar a la ciudad de los inmortales. Pero se nos antoja pensar que en la Clase 2024, las cosas serán a un precio más alto, dado que surgirán en la nómina tres o cuatro peloteros que deben conquistar una buena cantidad de papeletas a su favor.
Las estadísticas
En su sexta aparición en la nómina de elegibles al Salón de los inmortales, Scott Rolen, quien jugó durante 17 años en las Grandes Ligas, con los uniformes de los Filis de Filadelfia, los Cardenales de San Luis, los Azulejos de Toronto y los Rojos de Cincinnati, acumuló buenas estadísticas, al conquistar 8 Guantes de Oro; 1 Bate de Plata; 7 participaciones en Juegos de Estrellas y 5 temporadas con 100 o más carreras remolcadas, con una sobresaliente campaña con 124 anotaciones impulsadas, en el 2004, con el “bombacho” de los Cardenales.
Con una OPS de 854 (el promedio bueno para un jugador es de 750), Rolen bateo 2.077 indiscutibles en 7.398 turnos, para ofensiva de por vida de 281, en 2.038 partidos jugados; con 316 estacazos de vuelta completa; 43 triples y 517 dobles; con 1.287 carreras empujadas y otras 1.211 anotadas; sumando 899 bases por bolas recibidas y 1.410 ponches acumulados.
En dos temporadas logró batear por encima de 300 en promedio, con 314 en el 2004, con los Cardenales de San Luis; y en el 2009 con 305, jugando la campaña con los Azulejos de Toronto, en la Liga Americana; y los Rojos de Cincinnati, en la Liga Nacional.
Novato del Año en la Liga Nacional con los Filis de Filadelfia en 1997, Rolen no ganó anillo de Serie Mundial, porque con las novenas donde jugó por esos años, no alcanzaron a conquistar la corona del Clásico de Otoño.
Scott Rolen se convierte, de esta manera, en el decimoctavo antesalista en llegar al Salón de los Inmortales, dentro del selecto grupo de peloteros que han alcanzado la fama y la gloria defendiendo esa posición en el campo, y es uno de cuatro peloteros que defendieron la ‘esquina caliente’ en la Gran Carpa, con más de 2.000 imparables despachados; 500 dobles conectados, 300 “bambinazos” y 1.200 carreras remolcadas. Los otros tres son George Brett, Chipper Jones y Adrián Beltré.
Los latinos
En la nómina de elegibles de este 2023 para el Salón de la Fama, hay representantes latinos que se destacan por sí solos, pero que no alcanzaron a contabilizar el número mínimo requerido para llegar a Cooperstown.
Además de Scott Rolen y Todd Helton, que en nuestra opinión, tiene suficientes argumentos estadísticos y de jugador valioso y emblema de los Rockies de Colorado, para haber sido exaltado en esta votación (apenas obtuvo el 72.2 por ciento de los votos en su quinto año de elegibilidad), aparecieron por primera vez Carlos Beltrán, el destacado pelotero boricua que muestra una dimensión formidable, quien tiene más de 400 cuadrangulares conectados y 300 bases estafadas en su tránsito por la Gran Carpa; y el venezolano Francisco Rodríguez, el taponero con más de 400 juegos salvados, y uno de los cinco mejores de todos los tiempos en la especialidad.
Beltrán obtuvo 46.5 por ciento, al igual que Jeff Kent, quien tuvo su última oportunidad para llegar por la votación de los periodistas, pues llegó a su décimo año en la nómina sin alcanzar los votos necesarios, ocupando ambos la sexta casilla en el conteo de las balotas.
Rodríguez tuvo 10.8 por ciento de la votación, por debajo de lo que se esperaba, pero seguirá en la nómina elegible para el próximo año.
Para Carlos Beltrán las expectativas están intactas dada la votación que obtuvo en su estreno en la nómina; pero para Francisco Rodríguez, con el poco respaldo que tuvo en las papeletas en su primera aparición en la lista de elegibles, tiene que superar con creces esa votación, porque correría el riesgo de quedarse por fuera en un abrir y cerrar de ojos.
Tres difíciles
¿Explicaciones? Difíciles de dar. ¿Posibilidades? Todavía está en la nómina de elegibles. ¿Lo merece? Creemos que sí.
Eso está pasando con el afamado “come dulce” venezolano, Bobby Abreu, quién una vez más, en su cuarto año de elegibilidad, no alcanzó a tener la votación necesaria para hacerse ciudadano de Cooperstown. Tuvo apenas 15.4 por ciento de las balotas entre los periodistas.
Con una ofensiva promedio de 291, con 400 bases estafadas, una OPS de 870, con más de 1.350 empujadas y más de 1.450 anotadas, Abreu reúne, a nuestro modo de ver, los pergaminos para llegar al Salón de la Fama, después de 18 años de estar jugando en las Grandes Ligas.
En cambio, hay tres latinos que pertenecen a la llamada nómina de difícil elección que, tras revisarse sus estadísticas, podría asegurarse que tienen derecho a ocupar un “nicho” en el recinto de los inmortales. Sus hojas de vida deportivas cuentan con sellos de importancia, pero chocan frente a lo que se ha denominado, el carácter y la conducta dentro y fuera de los estadios de béisbol.
Empecemos con Omar Vizquel, el venezolano cuya trayectoria indiscutiblemente lo erigen como uno de los torpederos más excelsos que han pasado por el Béisbol Organizado en todos los tiempos, pero su nombre está “manchado”, sin que haya sido declarado culpable hasta el momento, por la sombra de procederes nada deportivos en su vida privada, en su vida familiar.
En su sexta aparición en la lista de elegibles, en vez de ir adquiriendo apoyo, a Vizquel lentamente lo están olvidando. Tuvo un registro de 19.5 por ciento de la votación. ¡Y cómo van las cosas, cada vez será más difícil su elección!
Dos dominicanos
Y en la lista de los tres difíciles para obtener el pasaporte para ir a Cooperstown, dos dominicanos que, sinceramente lo decimos, no tenían por qué estar en la situación que se encuentran, si no fuese por las formas antideportivas que trataron de soslayar con el uso de sustancias prohibidas en el béisbol.
Manny Ramírez, fue un pelotero que física y deportivamente lo tenía todo para triunfar sin ayuda de nada especial. Sus estadísticas de por vida así lo comprueban, pero sigue siendo un nombre complicado para ser votado por los cronistas del béisbol de las Grandes Ligas.
Sus dos sanciones por ingerir sustancias prohibidas, confirmadas y dadas a la publicidad por Major League Baseball, mantienen lejos a Manny de las posibilidades de llegar al Salón de la Fama.
En su séptima ocasión en estar en la lista de elegibles, Manny apenas alcanzó en los escrutinios de este 2023, el 33.2 por ciento de los votos depositados, por lo que el dominicano está apenas a 3 años de quedar por fuera para ser exaltado al Salón de Inmortales.
Y otro que tampoco tenía la necesidad de hacer uso de sustancias extra-deportivas para hacerse notar y sobresalir en las Grandes Ligas, porque sus condiciones deportivas y sus fundamentos para jugar el béisbol lo refrendaban de sobra, es Alex Rodríguez.
Las pruebas de sus “pecados” quedaron al descubierto en su intento por hacerle trampa al juego y ahora está pagando las consecuencias de su comportamiento nada deportivo.
Cierto es que apenas va en su segunda aparición en la nómina de elegibles, pero Alex si no tuviera esa “mancha” en su hoja de vida, hace rato hubiese conseguido los votos necesarios para llegar a Cooperstown.
Con un 35.7 por ciento de la votación, por debajo del 50 por ciento que necesita para alcanzar el “nicho”, que es del 75 por ciento, Alex la tendrá cada vez más difícil y complicado, para obtener las papeletas necesarias para su elección, tal como ocurrió con los afamados Barry Bonds y Roger Clemens, ambos por fuera de la nominación, después de haber permanecido durante 10 años en la lista, sin conseguir las balotas necesarias para alcanzar la inmortalidad.
Si analizan las hojas deportivas del venezolano Omar Vizquel y de los dominicanos Manny Ramírez y Alex Rodríguez, los tres reúnen los requisitos para hacerse ciudadanos al Salón de la Fama, pero … y aquí viene el pero … los asteriscos al lado de sus nombres, no han permitido obtener el pasaporte para una de las cosas más codiciadas para un jugador de las Grandes Ligas: llegar al Salón de la Fama, ¡el recinto que es apetecido por muchos y al que llegan muy pocos!