No siempre se consigue el objetivo, pero siempre hay que luchar. Colombia ascendió en el escalafón de FIFA porque mantuvo esa línea competitiva. Pekerman y el impacto de la crítica.
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Alguien dice en las ondas radiales que Colombia se aprovechó de la menudencia para ascender en la escala de la FIFA. y por ello ocupa hoy un puesto de avanzada, con peso para ser cabeza de serie en Brasil 2014. Agrega que cometió la osadía de salir a buscar la victoria en juegos amistosos, donde se supone que el resultado es lo de menos, y con ello dejó de lado la necesidad de mirar otros objetivos, como hacer ajustes y ensayos en las distintas líneas. En otras palabras, José Pekerman fue un atrevido al cumplir con el precepto del buen competidor, de luchar siempre por conseguir el triunfo, deber irrenunciable. Dejar hacer, dejar pasar no cabe aquí, y el hecho de ganar no excluye la posibilidad del análisis. Colombia jugó 5 partidos amistosos, ganó cuatro y empató uno, ante México (2-0), Camerún (3-0), Brasil (1-1), Guatemala (4-1) y Serbia (1-0). Con esos resultados y la campaña de la eliminatoria, logró subir y mantenerse entre los primeros del escalafón de FIFA. ¿Se puede inferir que por eso ya tiene el cielo ganado en Brasil? Ni de fundas. Solo una alta dosis de cretinismo nos podría llevar a tal tipo de expectativas. Son dos cosas diferentes. Colombia encajó en lo que exigía la FIFA y nada más. Lo que venga ya será harina de otro costal.
Más tranquilo
El técnico de Colombia ya puede respirar tranquilo. Su crítico mayor, el que cree que hay un unanimismo pernicioso frente a la labor del argentino, admitió que este, en su última rueda de prensa, dijo cosas que lo reconcilian con varios de sus puntos de vista. Entonces, por ese lado ya puede trabajar sin prevenciones. Claro, genio y figura, que el tono fue el habitual, cargado de soberbia e ironía. Como quien dice, si pero no. Desde la otra orilla, digamos que Pekerman, obvio, sabe que Colombia debe hacer ajustes, encontrar mayor equilibrio y afianzar la solidaridad como equipo, la misma que muestran los jugadores cuando aluden al ambiente familiar que impera entre ellos. Ni ciego que fuera para no haber detectado las falencias y necesidades. Sin embargo, también es cierto que todo ello será más fácil cuando el plantel se pueda reunir durante dos, tres o cuatro semanas seguidas, algo factible apenas después de los primeros días de mayo próximo. Antes solo tendrá los escasos días que les dejan las fechas FIFA. ¿Qué le aguarda a Colombia? Ojalá que pueda realizar una campaña distinta en el Mundial 2014, pero bien se sabe que lo único que se debe esperar siempre es la decisión de luchar por la victoria. Ese es el objetivo del juego y un deber irrenunciable del competidor. De ahí a prometer el cielo y la tierra hay un trecho enorme. El técnico ya dio puntadas en ese sentido. Sin renunciar a sus ilusiones, que las debe tener, sabe mantener los pies sobre la tierra.
Puertas abiertas
Algunos expertos han mostrado inconformidad con José Pekerman por su decisión de convocar al tumaqueño Víctor Ibarbo, de buen papel con el Cagliari de Italia, y no porque lo desmerezca sino tras estimar que el caucano Gustavo Adrián Ramos debería estar de primero en la lista emergente. Puede ser, porque sobresale en las filas del Hertha Berlín y hace noticia en un torneo también duro y exigente como el alemán. Al tiempo que Ibarbo, de 23 años, apenas ha sumado dos goles, Ramos, de 27, ya tiene siete y le pisa los botines al genial y efectivo Robert Lewandoski, quien acumula nueve. Pero sus razones tendrá el técnico y es el que lleva la batuta. En ese sentido nada que hacer, creo. Cabe recordar que Ibarbo nunca había figurado en las listas del estratega argentino, mientras que Ramos sí, aunque nunca llegó a jugar. De todas maneras, no debe olvidarse que las puertas del equipo tricolor siguen abiertas, el proceso final apenas comienza y de aquí a la época del Mundial en Brasil todo es posible. La lista de aspirantes podría ampliarse, y hoy habría que incluir no solo a Ibarbo sino a Fredy Montero, el máximo artillero en Portugal. Y en España, Dorlan Pabón hace esfuerzos por recuperar su mejor ritmo a la sombra del Valencia. Seguro se me escapan nombres. Aunque estos apuntes no tienen pretensiones ocultas ni buscan ejercer influencias imposibles. Pekerman sabe su cuento y siempre será el de la última palabra.
Tiros cortos
Hay que gestionar. ¿Lo han escuchado? Ahora no se habla de dirigir, orientar o conducir un equipo. En la llamada jerga deportiva, la palabra de moda (para ciertos expertos) es gestionar, en sus acepciones comunes: 1-hacer los trámites o diligencias necesarios para resolver un asunto. 2-Dirigir o administrar una empresa o negocio. Y por ahí se deslizan perlas como «a Colombia le falta gestión», cuando quieren criticar a José Pekerman. Son los adornos de los sabios del balón. Resabios.
El llamado de Álvarez Balanta. Dos enfoques, dos opiniones. ¿A quién creerle? El técnico José Pekerman dice que desde hace ocho meses le había avisado al joven Eder Álvarez Balanta que lo tendría bajo observación para una posible convocatoria. El analista Gabriel Meluk, sin embargo, especula en El Tiempo que si no es por la lesión de Mario Alberto Yepes, seguiría en el aire. Agrego: también el diario argentino Olé va por esa línea Bueno, puntos de vista. Lo esencial, en últimas, es que el defensa bogotano tendrá su momento. Como suelen anotar, lo aproximan al plantel mayor. Ya veremos si lo envían a la cancha.
Debatir sin insultos. Resulta complicado controvertir, hacer debates, si la contraparte acude a los insultos. Esa costumbre hace carrera en ciertos sectores de la opinión periodística. Basta con que alguien se muestre en desacuerdo con algún comentarista para que corra el riesgo de que le digan baboso, mala clase, aparecido o pobre diablo. Se trata de una desviación de lo que debe encarnar una discusión civilizada, rompe moldes y llama al fastidio. Siempre he tratado de no transitar por esa ruta, hago el esfuerzo por mantener la altura en el desacuerdo y me cuido de entrar en alusiones personales. Pero es difícil no pisar la cascarita y resbalar ante la provocación. Desde luego, hay que insistir en el buen juicio para evitar descender a los infiernos del alegato ofensivo y soberbio. Que se impongan los argumentos, el sano razonamiento y no el agravio. Esa es la idea.