Se va el año 2020 y nos deja un recuerdo muy triste.
El coronavirus que se llevó muchas vidas en todas las regiones del país y del
mundo, además de muchos negocios, empresas y puestos de trabajo. Pero aún con
todo ello, somos afortunados por lo que aún conservamos.
En enero de este año, los pronósticos de
crecimiento y generación de empleos en Colombia
eran realmente positivos frente al comportamiento de crecimiento de la economía
mundial. En especial respecto a Latinoamérica,
éramos el país que mayor crecimiento pronosticaba, lo que nos tenía muy
esperanzados para seguir disminuyendo los niveles de pobreza y desigualdad.
Pero el 2020
pasó en realidad a ser uno de los años más complicados que hemos vivido y que
más perjuicios nos ha dejado, tanto humana como económicamente. Afortunadamente
hemos contado con la dirección y el liderazgo del Presidente Duque, que con responsabilidad y dedicación nos ha
guiado, una labor que además ha sido reconocida por las máximos autoridades de
salud en el mundo.
Llega ahora el 2021 que debe ser el año de la vacunación contra el coronavirus y
la recuperación de las distintas áreas económicas afectadas. Es un año, además,
en el que es fundamental seguir cuidándonos con disciplina social, pues los
retos de acceso y logística de la vacunación masiva indican que seguiremos
conviviendo con la pandemia y mientras ello sea así es lo único que tenemos
como opción.
Los ingentes esfuerzos para enfrentar la pandemia
que se han realizado y que deberán continuar tanto en el plano de la salud como
de la reactivación económica, anuncian desde ya una nueva reforma tributaria
para poder afrontar el déficit fiscal y la necesidad de establecer medidas
económicas que permitan la recuperación de la economía, punto que deberá
manejarse con la máxima prudencia y equilibrio, pue si bien resulta necesaria,
se presentará en un entorno muy complejo al requerir tocar nuevamente el ya
afectado bolsillo de los colombianos en momentos tan difíciles.
Y como si lo anterior fuera
poco, no podemos olvidar la necesidad de atender otros múltiples frentes que
aquejan a nuestro país como la recuperación de San Andrés y Providencia,
el fortalecimiento de la seguridad en las ciudades, la migración venezolana y
la permanente lucha contra la corrupción, la impunidad y el narcotráfico.
Será un año muy difícil sin dudarlo, y todo ello
en un ambiente en el que la arena política igualmente se agitará, pues como es
tradicional en nuestro país, empezarán en algunos sectores las precampañas
electorales para elegir en el 2022 Presidente
de la Republica y nuevos congresistas, todo lo cual esperamos se de en un
ambiente de máxima responsabilidad, pues en circunstancias como las expuestas,
lo que más necesitamos de nuestros líderes es que contribuyan a fortalecer las
instituciones y no ponerlas en riesgo con sus intereses electorales.
Dentro de las cosas buenas que nos ha dejado el
coronavirus está el volver a lo esencial; el repensarnos como seres humanos y
priorizar nuevamente la importancia de los valores que siempre han estado ahí
en nuestra humanidad, como son la fraternidad y la solidaridad, el respeto y el
amor al otro y la búsqueda permanente del interés general; ojalá estas
lecciones, que estoy seguro millones de colombianos hemos hecho en lo personal,
se traduzcan en nuestro actuar como sociedad y de ahí mi deseo para el 2021 de capitalizar los difíciles
momentos que hemos vivido en la construcción de una mejor Colombia para todos.