Por Senén González Vélez
Al tirano le llegó el ‘gallo’ Benedetti, como
a la izquierda, otrora, García Márquez
(Toronto, Canadá, 2 de diciembre de 2024)
Recuerdo cuando algunos estadistas se llevaban al genio de la literatura, Gabriel García Márquez, para pasearlo por las Islas del Rosario, las que entre amaneceres y atardeceres, con vinos y mariscos, en cantidades a borbotones, inspiraron otrora a poetas y escritores, para que el ilustre creador de Macondo, no solo nadara con el pensamiento en los azarosos remolinos del río, sino también en las misteriosas profundidades del océano, capital de agua de muchos continentes, donde las ideas nadan como las sirenas que atormentaron a Ulises, mas no así, al gran maestro Gabo, a quien le rendían pleitesía.
Así sería el poder del hijo de Aracataca, ni más ni menos, como una figura mítica de la Atenas, la del verbo, fecundo, locuaz, convincente e hipnotizador.
Vamos a ver que sale del conclave advenedizo de las Islas del Rosario, que entre el olor a pescado manido y la marihuana, debe salir por lo menos, un maldito pulpo con el cerebro lleno de mierda, que será el que sirva para terminar de enlodar el país.
El tirano antes de la llegada de Armandito, era un político genial, pero ahora se volvió en una pequeña kikiriki que está dominado por la genialidad de Benedetti, que le calma sus excitaciones y lo domina hasta ponerlo en postura de gallina alborotada, a merced de la dicha que tiene el gallo “racatapun chin chin” se sube, echa su polvorete, y luego se sacude y por ello, Benedetti, hace lo que quiera. ¿Qué es lo que tiene el polvito mágico de Armandito entonces?
La obsesión del Presidente es prolongar su mandato, para poder desaparecer todo ese rosario de delitos que lo atormentan. Petro y sus cachorros, no pueden permitir que lo saquen del poder, porque las toneladas de juicios se le vendrán encima y terminaran detrás de las rejas.
Petro-Benedtti. (Imagen: archivo particular-VBM).
Joe Biden indulto, a su hijo. Propongo que por consenso popular se indulte a Benedetti, si es capaz de convencer a quienes tienen el proceso de los topes de campaña en la Comisión de Acusaciones de la Cámara, con los cuales se tumbaría a Petro por indigno.
Lo paradójico para nosotros los espectadores, es que, sabidos que solo tiene un 38% de relativa aceptación, le tenemos miedo. Este tipo se atrevió a quebrarle las esperanzas a los estudiantes de la Nación, impidiéndoles la financiación de sus estudios. Ha destrozado muchas cosas, y sigue ahí. Pero nadie acciona. Benedetti es su ‘bomba de tiempo’.
Les digo a los expertos en política, y para aquellos que confeccionan conferencias con ilustrativos discursos bien hilvanados, que no pierdan el tiempo. A Petro hay que tumbarlo con acciones fuertes.
La izquierda maneja la simulación y la fantasía de una manera magistral, como lo hizo el padre de las ilusiones literarias, el gran nobel, Gabriel García Márquez, a quien le llego la sabiduría, cuando le sirvió de mucho, para traicionar con su prestigio a Colombia, y para poder penetrar todos los estratos sociales del país, cumpliendo una mágica y macondiana labor de invisible espía, que contaminaron hasta las almas jesuitas, de Juan Manuel Santos y Ernesto Samper Pizano, y la de los conservadores y liberales que, como los cuentos para dormir y las novelas macondianas para soñar, reír, o asombrase, terminaron conquistados por el gran escritor, que, con subliminal destreza y elegancia, los llevo sin que se dieran cuenta, al corazón de Fidel Castro para que cabalgaran en el lomo se su doctrina comunista, que tienen mucho de macondo.
Hay que abonarle a Gabo, su habilidad indómita para dominar una sociedad que, como la colombiana, somos una cuerda simpática de ilustres vencejos.
Hace muchos años escuche*, que un destacado político de Cuba, recurrió a Gabo, amigo suyo, para comentarle algo sobre el régimen. El nobel lo escuchó con especialísima atención, de esas que convencen y nos dan importancia ante nuestro interlocutor, que nos ve con ojos de alumno en aprendizaje, pero… tan pronto se enteró, dicen que se fue al oído de Fidel Castro, para soplarle y después el político, su amigo, terminó en la cárcel como preso político. ¿Qué pensarías de esto? *
Sé que para muchos, mi posición no os gustara. Yo admiro a Gabo en su literatura; repito, es lo mejor del mundo, al punto que si Cervantes viviera, lo invitaría a un vino o un café, y… hasta podrían dar más vuelta de lo normal los molinos de viento, y hasta el Rucio de Sancho, o el rocinante del Quijote, hablarían de la impresión que les causa la magia de Macondo.
Creo que con su pluma y prestigio, contribuyó para que los líderes de la izquierda comunista colombiana y de Hispano América, debido a los prestigiosos contactos de Gabo y su importancia mundial, jugaran un papel definitivo para que la izquierda se fortaleciera en Colombia.
La traición a la patria endulzada, la estimo igual a la infidelidad disfrazada de amor. Las estadísticas muestran cifras que el 69% de los tiranos terminan en la cárcel. De buenas han sido Ernesto Samper Pizano y Juan Manuel Santos, que se han salvado hasta ahora, porque dejaron incrustadas sus simientes en el corazón de algunos que administran la justicia y controlan las disciplinas de sus funcionarios.
Eso es justamente lo que está haciendo Gustavo Petro, al colocar sus fichas, para impedir que le pongan el uniforme color cebra, como dentro de poco lo tendrá el dictador venezolano, Nicolás Maduro.
Actuemos pronto. Impulsen lo de los topes, porque ahí está la forma de tumbarlo.
¡O nos unimos, o nos jodimos y nos hundimos!