Por : Rufino Acosta Rodríguez
Desde sus tiempos al frente del Unión Magdalena de Santa Marta el técnico santandereano Jorge Luís Pinto (San Gil, 16-12-61) ya tenía fama de ser estricto y hasta “explosivo”, como le dicen algunos comentaristas y aficionados en Costa Rica, donde le tienen lista una estatua como héroe nacional por su hazaña en Brasil 2014. Era cuestión de temperamento. El mismo del que se enorgullece y que también lo ha llevado a situaciones conflictivas cuando cree que se meten en sus terrenos o no le respetan su estricto código de disciplina. En Colombia no solo estuvo en el banco bananero. También dejó su huella en Millonarios, Santa Fe, Junior, Cúcuta Deportivo y Atlético Bucaramanga, con la invariable costumbre de ir y volver. Al emigrar, triunfó en Perú con el Alianza Lima, en la propia Costa Rica con el Alajuelense y en Venezuela al mando del Deportivo Táchira. No le dieron oportunidad de repetir esos logros en Nacional de Ecuador, porque trabajó poco tiempo y apenas lo condujo en 22 partidos. Su primera experiencia de selección lo llevó a Costa Rica, entre el 2004 y 2005, para las eliminatorias hacia Alemania 2006. La condujo hasta el clásico hexagonal de la Concacaf y después de caer ante México 2-1 y vencer a Panamá por igual marcador, tropezó ante el considerado comodín, Trinidad y Tobago, con empate sin goles. Fue el pretexto de críticos y dirigentes inconformes porque no podían “manejarlo”, para provocar el retiro. Entonces llegó como paracaidista Alexandre Guimaraes, quien estaba a la espera del resbalón, tomó el control y tal parece que todo le salió bien porque Costa Rica clasificó detrás de México y Estados Unidos. Se dijo que los jugadores tampoco estaban contentos con el rigor de Pinto. La vida da vueltas, eso dicen, y al cabo de seis años volvieron a llamarlo. Pinto ya había pasado por la selección de Colombia entre 2007 y 2008, casi siempre en situación de conflicto porque tras una Copa América gris en Venezuela se vio enfrentado a la opinión periodística y afloraron diferencias con jugadores de “mando”. A pesar de que Colombia marchaba en la zona de clasificación para Sudáfrica 2010, lo sacaron por la puerta de atrás y él salió convencido de que hubo maquinaciones en su contra por el rígido control que imponía. Para ser ecuánimes. Creo que cometió errores de manejo, se dejó enredar por su genio y cayó en la trampa de las provocaciones, terreno al que sin duda lo querían llevar sus detractores. Así era más fácil adoptar la medida radical. Al retomar las riendas de Costa Rica, el 19 de septiembre de 2011, no se quedó en la meta de guiarla hacia Brasil 2014 sino de hacer historia. Era su sueño. Esta vez ya conocía el terreno, las costumbres y el modo de sacarle a los jugadores ticos lo mejor de sí, desde luego sin renunciar a sus principios ni a sus métodos de trabajo. Obtuvo la clasificación, ganó títulos regionales y se granjeo la simpatía de la afición que lo veía en su exacta dimensión de profesional serio, aplicado, responsable y capaz. Hoy, tal como lo destacan en el portal Al Día, tiene en su segunda etapa un acumulado de 48 partidos para 22 victorias, 12 empates y 14 derrotas. A Brasil 2014 y una vez conocido el sorteo, viajó en medio del convencimiento general de que le había tocado el papel de patito feo en el habitual grupo de la muerte, al lado de tres campeones mundiales, Italia (4 títulos), Uruguay (2) e Inglaterra (1). Nadie daba un peso por su suerte. Salvo Pinto y sus jugadores, acaso los dirigentes ticos o aquellos aficionados que nunca pierden la fe. Eran de los pocos que alimentaban expectativas diferentes y se trazaban grandes objetivos. El estreno ante Uruguay rompió los moldes y dejó sin piso a quienes pronosticaban desastres. Un 3-1 categórico, con juego sobrio, moderno y lejos de la ultradefensa que antes le enrostraban al técnico. ¿Cuestión de suerte? Sin duda algunos expertos, como José Mourinho, pudieron pensar que fue un accidente y las cosas volverían a su cauce cuando le tocara contra Italia. Mas no. Tampoco el cuádruple monarca pudo con la insurgencia del rebelde tico. Andrea Pirlo fue neutralizado, le cortaron las alas, y de nuevo Costa Rica apareció ganador sobre la escena mundialista. Para cerrar, un empate tranquilo ante Inglaterra, este sí el trompo de poner en el grupo porque escasamente pudo obtener un punto. Con tiquete de primera clase para octavos, acaba de eliminar a Grecia en una jornada épica de 120 minutos y por la vía de los tiros desde los doce pasos. Durante un poco más de 65 minutos tuvo que batirse con diez, por la expulsión de Oscar Duarte, y recurrir casi a lo sobrehumano para aguantar con un equipo que ya estaba en los rines por físico agotamiento. La definición fue sin tacha y el portero Keylor Navas se encargó de frenar los arrestos griegos. No hubo Troya para Costa Rica, ya está en cuartos de final por primera vez en su paso por cuatro mundiales, y el sábado 5 de julio saldrá al estadio Fonte Nova de Salvador (aforo de 51.708 espectadores) para enfrentar a Holanda. Un rival emblemático que si bien ha mostrado fisuras, maravilló ante España, sigue de favorito y desde luego no es para subestimar. Claro que Cosa Rica tampoco. Jorge Luis Pinto, entre tanto, marca territorio como el técnico colombiano de mayor éxito internacional de todos los tiempos. Ninguno de sus colegas compatriotas ha llegado tan lejos.