Partido Conservador 161 Años

Texto de las palabras pronunciadas por el autor en un homenaje a un aniversario más del tradicional Partido Conservador.

Hoy registramos con entusiasmo los 161 años de vida republicana de nuestro gran Partido Conservador. Damos gracias a Dios por la oportunidad de disfrutar esta efemérides y también le pedimos que nos dé fuerza y talento, para lograr las metas que nuestro fundadores, Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro nos legaron y fueron ellos que con sabiduría definieron la razón de ser, Conservador.
«Somos Conservadores –dijo José Eusebio Caro– y así nos llamamos con orgullo, porque hay mucho que conservar, hay que conservar al individuo, hay que conservar la dignidad de la persona humana, hay que conservar el patrimonio ambiental, hay que conservar a la familia, hay que conservar la propiedad, hay que conservar el derecho, hay que conservar la justicia, hay que conservar la sociedad, hay que conservar la república».

Y Mariano Ospina Rodríguez, el otro fundador del partido dijo: «hay que conservar la religión, porque en un pueblo sin religión no puede haber ni libertad, ni justicia».

Este gran contenido, lo ratificaba en memorable discurso el ex presidente Mariano Ospina Pérez en la plaza principal de El Espinal (Tolima), dentro del plan de giras promulgando el proceso de unión en 1970, en compañía de Álvaro Gómez Hurtado, doña Bertha Hernández de Ospina, Rafael Azuero, Raimundo Emiliani, Guillermo Ángulo Gómez, Jaime Pava Navarro, Rodrigo Lloreda Garcés, Miguel Santamaría Dávila, Carlos Albán Holguín, Aníbal Fernández de Soto, Gabriel Melo Guevara y quien esto escribe, con muchos otros dirigentes, todos convencidos y decididos gestores del proceso de unificación.

Álvaro Gómez acotaba repetidamente que en Colombia había mucho más conservatismo que partido y que nuestra tarea era la de ponerle partido a una situación consensual adquirida. Nunca como ahora su aserción ha resultado más evidente. Los resultados electorales así lo vienen demostrando desde la elección del presidente Pastrana hasta hoy, con la enorme mayoría obtenida por el presidente Juan Manuel Santos. Ese fue un voto hondamente conservadurista, que aspira a mantener lo adquirido, para construir el futuro sobre bases sólidas. Llega a mi memoria la frase que sustenta el humanista y escritor Mario Benedetti:

«Algunas cosas del pasado desaparecieron, pero otras abren una brecha al futuro y son las que hay que rescatar».

Para tener un espacio intelectual, en el que las ideas sean motor del comportamiento colectivo, se pueden intercambiar a que conduzcan sobre propósitos sociales, con metas determinadas de desarrollo, indispensable en los partidos políticos. Una comprensión y motivación ampliamente aceptada, termina a la larga en una práctica política, dando lugar a su formación. Desde la antigua Grecia, pasando a los tiempos de Mario y Sila en Roma, hasta nuestros días, los partidos han existido, con grados variados de reconocimiento y militancia. Se formaron entorno a discursos Interpretativos de las inquietudes colectivas y como respuesta a las mismas.

Por ello cabe preguntarnos: ¿Eso que por más de medio siglo ha venido haciendo el partido Conservador, lo está haciendo como tal, hoy día? ¿Si? ¿Cómo, cuándo, dónde y sobre qué temas? No encontramos por parte alguna, la respuesta adecuada.

Bajo diferentes nombres circunstanciales que se producen en el momento de las compañas proselitistas, los colombianos han venido demostrando, que sus posiciones políticas son el producto de la profunda concepción conservadora qué albergan en sus corazones. Fue esta concepción la que quedo representada en la elección del presidente Santos.

Los colombianos piensan y actúan conservadoramente, pero somos y permanecemos indiferentes ante este fenómeno.

La más grande de las paradojas, es que las directivas se están ahogando en un mar conservador. Parecieran que se están disolviendo en un piélago de uribismos, santismos, vargallerísmo y hasta liberalismo, porque su presencia no se hace notoria en la toma de esas posiciones definitorias de la orientación política, que son la esencia de un partido.

Miremos algunos espacios que debieran haber sido ocupados: El equilibrio presupuestal es parte fundamental del concepto conservador de las finanzas públicas, ¿Hay acaso algún pronunciamiento al respecto? La educación dentro de los parámetros de la moral cristiana, es el camino conservador para la formación de un buen ciudadano. ¿Se conoce la posición del partido frente a los constantes ataques de los que es víctima esa formación? ¿Se ha dicho algo sobre el caso de la elección de fiscal? Cuando se está procediendo en forma abusiva y en no pocas veces, violadora de la constitución y la ley. Y qué decir de la denominada Ley de Tierras, en buena hora concebida y liderada desde la más clara mirada y estirpe conservadora. ¿Qué pronunciamiento ha merecido este crucial tema?

El desbarajuste y la corrupción rampante, que están convirtiendo a Bogotá en inviable e invivible, no han merecido el más leve comentario conservador, ni siquiera para apoyar a quienes señalan los negociados.

No es el caso continuar la enumeración, para no fatigar al auditorio, pero temas como, las regalías, la torva compaña contra las fuerzas armadas, deben ser parte de la agenda y estudio de las directivas del partido, pues es el reclamo que nos hacen el común de los copartidarios, por la falta de liderazgo, que permita que los conservadores, los de dentro y los de fuera se sientan representados, por una institución con el talante necesario, para asumir las actitudes que de ella se espera. No podemos aplazar la decisión de ocupar el lugar que ese corazón de tendencia conservadora, que palpita hoy, en los colombianos, reclama que el partido conservador ocupe.

Consecuencia de esa inercia de nuestros líderes, regiones como Cundinamarca han soportado por más de dos décadas no tener un gobernante de nuestra causa. En buena hora, el Directorio de Cundinamarca ha promovido este acto, dentro de los ya numerosos que ha venido ejecutando a lo largo y ancho del departamento, rescatando a los viejos y nuevos practicantes de nuestra fe. Que mejor que hoy, ante tan ilustres y destacados hombres y ‘mujeres, del partido, nos hagamos el firme propósito de adelantar una jornada sin pausa, para recuperar ese gran acervo que nos legaron Caro y Ospina, y que nos lleve a retomar lo que en épocas, no muy remotas ostentábamos con orgullo el de ser un bastión del partido ante el país. Este propósito tiene que ser al unísono de todas las vertientes, que como partido demócrata, destaca la unidad que no quiere decir la uniformidad, es la ruta que sin lugar a dudas nos conduce a la recuperación del poder para los cundinamarqueses y en un lapso no muy lejano, para los colombianos todos.

Señores ministros y señores parlamentarios de Cundinamarca, la medalla ‘Mariano Ospina Rodríguez’ que ustedes han de ostentar es un reconocimiento a la trayectoria y servicio que han prestado a la colectividad, al pueblo cundinamarqués y colombiano, que de seguro, sabrán llevarla con orgullo y no serán menores al compromiso, de ser un buen conservador.

Sobre Hugo Artunduaga

A esta edad no hay hoja de vida, solo queda un recordatorio.

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