Todos los candidatos a la Presidencia de la República prometen que, si llegan al gobierno, no incrementarán los impuestos e incluso algunos dan su palabra, diciendo que ya son tantos los impuestos que pagan los colombianos que lo que harán es una reforma estructural en la que adicionalmente se reduzca la carga impositiva, para así dinamizar la economía y lograr aniquilar la evasión de impuestos que tan presente está en nuestro país.
Sin embargo, cuando estos aspirantes al poder llegan al gobierno, se les olvidan todas sus promesas, sus discursos se desvanecen en el viento y, cómo si nunca lo hubiesen siquiera pensado, con sus actos contradicen la campaña que los llevó hasta sus cargos y presentan reformas tributarias que contradicen sus compromisos con quienes los eligieron. Esta práctica, que aunque muchos critican no deja de presentarse, tiene que corregirse. En el fondo, se está incumpliendo con las obligaciones autoimpuestas a sí mismos, están engañando a la población, y acabando con la credibilidad en los dirigentes. Esto es tan terrible como el incumplimiento contractual o la publicidad engañosa y no puede seguir permitiéndose y pasando desapercibido. No es posible que los aspirantes al gobierno puedan derrochar palabras y sueños que tiran a la basura en el momento en que son elegidos. En estos casos lo mínimo que la opinión pública debería exigir es una explicación, que en este caso imagino se debe a los estragos tanto humanos como económicos de la pandemia sin olvidar que la fuente de recursos fiscales también está dada por la buena administración y la recolección de impuestos que algunas personas tanto jurídicas como naturales han dejado de hacer
Por esta razón los representantes del pueblo colombiano en el Congreso de la República deben ejercer un control estricto en esta materia, respetando el viejo principio democrático según el cual no pueden existir impuestos sin el acuerdo y respaldo del máximo órgano de representación democrática. Esta invitación, no implica desconocer como ya lo dije la realidad impuesta por la pandemia y la necesidad de revisar estructuralmente el sistema tributario, sino de realizar un adecuado debate sobre la misma, su alcance y respeto a los principios propios de equidad y eficiencia que todo sistema tributario debe respetar.
En el caso que nos ocupa hoy
y las iniciativas que se escuchan en los debates sobre el tema no podemos
admitir que se quiera grabar distintos artículos de la canasta familiar que
afectan directamente a las personas de menores recursos. Seguir grabando el
patrimonio que ya está suficientemente grabado es casi que confiscatorio. Y qué
decir de la propuesta de grabar más a los pensionados que entregaron sus vidas
al trabajo para lograr adquirir su pensión y que de ella viven ya que su
capacidad laboral se agotó y no tienen cómo generar recursos adicionales.
Por otra parte ¿dónde ha quedado el precepto
jurídico de que los derechos adquiridos son inviolables? ¿Por qué los
gobiernos, en lugar de seguir incrementando los impuestos, no se dedican a
recuperar los dineros que se han robado los corruptos que si así sucediera con
un porcentaje de todo lo robado ya tendrían para superar la crisis fiscal? ¿Por
qué no se reconstruye el Estado gigante que tenemos, donde no haya la cantidad
de contratos adicionales a las nóminas que en casos son superiores a la nómina
oficial de esas entidades y que en muchos casos corresponden al pago de favores
y no a las necesidades del servicio? ¿Por qué no hacer un mayor esfuerzo para
evitar la evasión fiscal? ¿Por qué no grabar más a sectores de la economía que
muestra impresionantes utilidades y no seguir siempre acudiendo a más impuestos
a los mismos?
Ojalá alguien nos diera las respuestas y mostrara
acción. Llegó la hora en que todos debemos exigir tanto al gobierno como a los
legisladores. Un sistema tributario que no sea equitativo, progresivo y
eficiente profundizaría la crisis que estamos viviendo y por ello esperamos que
tanto el gobierno como el congreso cumplan con su palabra y promesas
electorales y no olviden los principios que deben reinar esta “nueva” reforma
tributaria.