Por: Rufino Acosta Rodríguez
Mundial y espectadores. Ya se puede anticipar que Brasil 2014 no logrará superar el registro de asistencia a los estadios de Estados Unidos 1994, que fue de 3.600.000 (69.000 juego). Si se mantiene el actual promedio, habrá una diferencia en contra de casi 300.000 espectadores. Lo que sí parece ser un hecho es que estará por encima de Sudáfrica 2010, de 3.170.856 (49.670 juego). Al cabo de 50 partidos, es decir el 78.125% del total de 64, el acumulado va en 2.585.895, para saldo de 51.718. Con base en esa realidad, se estima que el máximo podría llegar a 3.300.000, unos 130.000 más que hace cuatro años. La FIFA espera que el estimado de boletas de 3.096.873 sea superado. Uno podría suponer que en el país que desayuna fútbol, come fútbol y cena fútbol, cualquier cifra se quedaría pequeña. Sin embargo, a veces las apariencias engañan. Por el adinerado y jugoso recuerdo de 1994, la FIFA se frota las manos a la espera de que Estados Unidos vuelva a pedir la sede, obviamente después de Moscú 2018 y Catar 2022. A menos que el país árabe, sacudido por la ola de rumores sobre sobornos, pierda el derecho. Un dato adicional: para los encuentros de Colombia han pagado su boleta 240.066 aficionados, lo que le da promedio de 60.017 por partido. Nada mal. Aquí está el detalle: ante Grecia, 57.174; Costa de Marfil, 68.748; Japón, 40.340; y Uruguay, 73.804. Números de FIFA.
Peras al olmo. No se le puede pedir a Uruguay que juegue de otra manera. Está en sus genes el estilo duro, de fuerza y garra. De modo que no veo la razón para que algunos expertos hagan énfasis en eso. Colombia es lo opuesto, porque sin olvidar la decisión de batallar se regodea con el balón, lo trata como si fuera un dulce y danza en lugar de ir al choque. Son conceptos distintos del fútbol y desde luego uno atrae más que el otro. Al buen aficionado le gusta que lo deleiten con los trinos de la sinfonía y no con los ruidos del cañón. Elemental para lo estético.
Cuatro de ocho. Vinieron seis de Europa para unirse a dos americanos. Hablo de los campeones mundiales. Ya solo sobreviven cuatro. Se fueron España, Italia, Inglaterra y Uruguay. Quedan Alemania, Argentina, Francia y Brasil ¿Cuál será el siguiente en hacer las maletas? ¿O estarán todos en el podio?.
Equipo popular. Colombia y Uruguay fueron más vistos en directo desde el estadio que el juego entre Brasil y Chile. Al Mineirao de Belo Horizonte, cuyo aforo es de 62.160 espectadores, acudieron 57.714, mientras que al Maracaná de Rio, con aforo de 78.838, entraron 73.804. Es decir, hubo diferencia de 16.090. El árbitro inglés Howard Webb le atribuyó a David Luiz el gol de Brasil. Se pensó que había sido anotación en contra por parte del chileno Gonzalo Jara.
Cifras de peso. Colombia es hoy el mejor equipo de Brasil 2014 por calidad de juego y por números. Tiene marca perfecta de 4 jugados y 4 victorias, muestra la mejor delantera, con 11 goles, y una de las defensas más sólidas, apenas 2 en contra. Como si fuera poco, su centrocampista James Rodríguez, considerado el más valioso de la primera fase, encabeza la tabla de los artilleros. Tiene cinco tantos y va por el botín de oro. Por clase y estilo, ni hablar.
Asuntos de pronósticos. Al revisar los pronósticos que emitió el técnico José Mourinho para este Mundial de Brasil 2014, veo que le fue regular. Adivinó en el grupo A con Brasil y México; en el B, acertó con Holanda y erró con España; del C dijo que le gustaría que pasaran Grecia y Costa de Marfil, aunque advirtió que «Colombia tiene un gran equipo». En el D no tuvo en cuenta a Costa Rica y se fue al lado de Uruguay, Italia e Inglaterra. Atinó en el E con Francia y Suiza, mientras que en el G le fue bien con Alemania pero falló al poner a Portugal como socio. Por último, en el H, le pegó a Bélgica y patinó con Rusia. De modo que en eso de los anticipos pocos pueden cantar victorias. Solo se acercan. De paso, digamos que César Luis Menotti, el filósofo del fútbol argentino, dijo que Colombia andaba bien del medio campo hacia adelante y era capaz de hacerle gol a cualquiera pero le preocupaba su defensa. Hasta ahora al equipo tricolor también le ha ido bien en su retaguardia. Ah…y debo recordar que en su momento y por estas redes (basta revisar archivos) hice un ensayo «por divertimento» de cómo sería la ruta de Colombia para ser campeón mundial. Una osadía.
El negocio del Mundial. Algún experto de la economía formal e informal debería hacer un estudio para establecer cómo se ha movido el ambiente de los negocios de artículos deportivos, tiquetes aéreos y otros segmentos con ocasión del Mundial de Fútbol. A simple vista veo creo que el pequeño comerciante, el de la calle, ha hecho su agosto en julio. Camisetas, zapatos, llaveros, muñecos, banderas, balones, pantalonetas y cuánto artículo se imagine, están en oferta y se agotan rápidamente. Suponemos que la campaña de Colombia ha contribuido bastante con el negocio y cada paso que da el equipo se siente en las «registradoras» de bolsillo. Es un coletazo positivo para grandes y pequeños comerciantes, sobre todo en los sectores del llamado rebusque. ¿Se imaginan si la tricolor sigue avanzando en Brasil?