Por: Antonio Andraus Burgos
Los Dodgers de Los Ángeles cayeron en la Serie Mundial frente a los Medias Rojas de Boston perdiendo 4 de los 5 desafíos jugados, incluyendo el kilométrico encuentro de 18 entradas, que ganaron los campeones de la Liga Nacional.-
Tenían la ventaja sobre el papel, como gran favorito, otorgado por los críticos y entendidos.
Estaba signado para ser uno de los clubes a derrotar en la temporada, pero a medida que avanzaba la misma, probaba que la novena estaba encaminada a confirmar ese favoritismo.
Arrasó, por decir lo menos, a todos sus contrincantes, con el más alto guarismo en su centenaria historia beisbolera, al acumular 108 victorias y apenas 54 derrotas en la campaña. Pero sumó 11 más en la postemporada, para acumular 119 triunfos contra apenas 57 derrotas, en 176 presentaciones en el año.
Todo eso lo hicieron los Medias Rojas de Boston, la divisa más ganadora del presente siglo en el béisbol de las Grandes Ligas, al acumular 4 coronas de las 9 que tiene en su prolongada historia, conquistadas en los años 2004, 2007, 2013 y 2018.
Si la historia representa mucho a la hora de hacer los balances y rememorar las cosas interesantes de una Serie Mundial, la del 2018 tiene muchos ribetes para que sea recordada con interés y gran pasión por el béisbol, quizás más de lo que muchos pensaban, porque si bien es cierto que los Dodgers de Los Ángeles contaban con un puñado de peloteros que podían dar más sobre los diamantes, lo cierto es que el cuerpo serpentinero de los Medias Rojas, dominó a sus rivales en los momentos cruciales y cuando más necesitaban los ‘’esquivadores’’ producir carreras.
El novato de Alex
Manejar con buen tino los egos y las diferencias entre sus integrantes, con tacto y buena comunicación entre todos ellos, es un arte bien difícil de desarrollar en el béisbol, y consecuencialmente, con los deportistas profesionales de cualquiera disciplina. Pero Alex Cora, el novato estratega de 43 años de los ‘’Pati-Rojos’’, pudo descifrar las querencias de sus pupilos y dándoles rienda suelta para desarrollar el juego como lo hacen siempre, los llevó a ‘’meterse’’ de lleno en la camiseta del equipo, para encontrar la respuesta más favorable y positiva de su joven carrera en la Gran Carpa como capataz: verlos ganar a sus anchas sin menospreciar a los rivales de turno.
Eso fue lo que hizo grande a Cora con los Medias Rojas, quien de paso se convierte, por cierto, en el primer dirigente de Puerto Rico en ganar un Clásico de Otoño; en el segundo latino en alcanzar dicha cima, acompañando al venezolano Ozzie Guillén, quien obtuvo ese codiciado trofeo en el 2005, dirigiendo a los Medias Blancas de Chicago; y en hacerle un inmenso honor al inmortal y siempre recordado Roberto Clemente, como un bastión para el béisbol y para el Béisbol Organizado.
Sorteando muchas dificultades, porque las tuvo en la postemporada; manejando con mucha tranquilidad a sus muchachos y decidiendo de manera inobjetable cuándo y cómo utilizarlos en los dramáticos pasajes de los juegos de la gran final, Cora se empeñó en darles a cada uno de ellos su opción de defender el uniforme cuando lo consideraba que era oportuno o conveniente.
Todo eso se colige al ver cómo manejó a los dominicanos, el novato Rafael Devers y el veterano Eduardo Núñez; a los guardabosques Andrew Benintendi, Jackie Bradley Jr., Mookie Betts y J.D. Martínez; a los formidables Mitch Moreland, zurdo, y Steve Pearce, derecho, para que cuidaran la primera almohadilla pero que a la vez respondieran con el uso del bate, dependiendo del lanzador rival de turno; a su rotación con Chris Sale, David Price, Rick Porcello, Nathan Eovaldi y al venezolano zurdo Eduardo Rodríguez, a los que nunca descartó para llevarlos a la lomita cuando, inesperadamente, sus lanzadores relevistas no estaban a tono con el juego; y observando con alguna preocupación como Mookie y J.D. estaban siendo silenciados en el clásico, pero otorgándoles la confianza necesaria para que, finalmente, como ocurrió en el quinto y decisivo juego, despertaran con un cuadrangular cada uno y los dos tablazos de circuito completo de Pearce, para que salieran airosos en ese choque con el cual concluyó la Serie Mundial.
Club de lujo
Alex Cora se convierte en el quinto estratega que dirigiendo por primera vez en la Gran Carpa se alza con el título de la Serie Mundial, algo que tiene que enorgullecer a Puerto Rico y su béisbol, e ingresa a un club de lujo como capataz de muchos quilates para la historia.
El primero en ganar un título del Clásico de Octubre cuando por primera vez ocupó el cargo, fue Bucky Harris, quien a sus 26 años y además pelotero activo del club, condujo a los Senadores de Washington, en 1924, a la conquista del título, frente a los Gigantes de Nueva York.
El segundo fue Eddie Dyer, dirigiendo a los Cardenales de San Luis, ganando el Clásico de Octubre en 1946, precisamente frente a los Medias Rojas de Boston.
El tercero fue Ralph Houk, el hombre que llegó a los Yanquis de Nueva York, para reemplazar al inolvidable Casey Stengel, en 1961, para guiar a los ‘’Mulos del Bronx’’ al título de la cita de fin de año, frente a los Rojos de Cincinnati.
Y el último fue Bob Brenly, en el 2001, dirigiendo a los Cascabeles de Arizona, ganando la Serie Mundial nada más y nada menos que frente a los Yanquis de Joe Torre y su grupo, en una final de sensación, con aquél incogible de Luis González frente al estelar Mariano Rivera, para impulsar la carrera del triunfo.
El recorrido
Ganando la división Este de la Liga Americana con 108-54, los Medias Rojas se enfrentaron en la Serie Divisional a los Yanquis de Nueva York, derrotándolos con 3 victorias y 1 derrota.
Frente a los Astros de Houston, que eran en ese momento, los campeones del circuito y ligeramente favoritos para ganar la disputa por el banderín, los superaron con 4 victorias y 1 derrota; repitiendo con ese mismo guarismo el triunfo frente a los Dodgers, de 4 triunfos y apenas 1 derrota.
Contra los ‘’esquivadores’’, los ‘’Pati-Rojos’’ ganaron el primer compromiso en el Fenway Park doblegándolos 8 carreras por 4; y en el segundo, otra vez en su casa, triunfaron 4 carreras por 2.
En el tercer partido, efectuado en Los Ángeles, en el interminable juego de 18 episodios, perdieron 3 carreras por 2 frente a los Dodgers, con aquél inolvidable ‘’bambinazo’’ del zurdo Max Muncy frente a una oferta de Nathan Eovaldi, para que concluyeran las acciones del más largo partido de la historia en una Serie Mundial.
En ese histórico juego, hubo nuevos registros, como la duración de 6 horas y 20 minutos del desafío; la utilización de 18 lanzadores, 9 de los Medias Rojas y 9 de los Dodgers; los 34 peloteros que abanicaron la brisa con los buenos lanzamientos, 19 de Boston y 15 de Los Ángeles; los 46 peloteros que participaron en el desafío, cada una de las novenas con 23 jugadores utilizados; los 18 inatrapables conectados, 11 de los Dodgers y 7 de los Medias Rojas; la docena de bases por bolas otorgadas, 7 para los ‘’Pati-Rojos’’ y 5 para los ‘’esquivadores’’, en fin, de tantas otras cosas interesantes e históricas que hubo en ese tercer juego, el primero desarrollado de esta cita en el ‘’Dodgers Stadium’’, el pasado viernes 26 de octubre, de este Clásico de Otoño.
Vale la pena resaltar que en este compromiso, al novato Walker Buehler, con 24 años, tuvo una soberbia actuación desde la loma por los Dodgers, laborando 7 capítulos completos, aceptando apenas par de indiscutibles, ninguna carrera, abanicando a 7 bateadores y no otorgando bases por bolas, dejando el juego con tablero de 1-0 a favor de su novena.
En la propia casa de los Dodgers, los Medias Rojas se alzaron con su tercer triunfo, con tablero de 9 carreras por 6, pese a que el sensacional zurdo, Rich Hill, ofreció un concierto de serpentinas en seis inolvidables episodios, mientras que los relevistas de la novena no pudieron contener la ofensiva de sus rivales; y el cuarto, este por pizarra de 5 carreras por 1, con los dos ‘’bambinazos’’ de Pearce, uno de Betts y el otro de J.D., con ataque encabezado contra el estelar zurdo Clayton Kershaw, para que cayera el telón de esta interesante campaña del béisbol de las Grandes Ligas.
El Más Valioso
Steve Pearce fue ungido como el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, y la distinción es más que merecida para el derecho primera base de los Medias Rojas de Boston, quien compartió la posición con el zurdo Mitch Moreland.
Pearce bateó para 333 en la cita, con 4 inatrapables en 12 turnos y recibió 4 bases por bolas, una de ellas decisiva en el segundo juego para una anotación ‘’a caballito’’; pero de los 4 indiscutibles, 3 fueron cuadrangulares, para remolcar nada más y nada menos que 8 carreras y anotando 5, sin abanicar la brisa en la docena de turnos que consumió en la gran final.
Detrás de él, el jardinero zurdo Andrew Benintendi, con 333 a la ofensiva con 6 indiscutibles en 18 turnos, quien a la defensiva tuvo actuaciones muy bien calificadas.
Con 333 con el bate, también aparece el tercera base de los Dodgers, Justin Turner, con 8 imparables en 24 turnos, incluyendo un doblete, pero quien no remolcó una sola carrera para su equipo en los 5 partidos en donde actuó.
Más oportunos
Los Medias Rojas batearon para 222 colectivamente, nada espectacular que digamos, contra 180 de los Dodgers; pero los ‘’Pati-Rojos’’ fueron más oportunos, como por ejemplo el ‘’bambinazo’’ de Eduardo Núñez en el séptimo episodio para producir racimo de 3 carreras en el primer partido; o el sencillo de J.D. Martínez en el cierre del quinto del segundo juego, para dos rayitas y otro racimo de 3 anotaciones; más los 4 cuadrangulares del quinto juego, que le aseguraron el título de la Serie Mundial.
Los Dodgers fueron silenciados por los lanzadores rivales, hasta el punto que peloteros como Manny Machado, Cody Bellinger, Mike Hernández, Yasmani Grandal, Austin Barnes, Joc Pederson, Matt Kemp y Chris Taylor, estuvieron por debajo de lo esperado a la ofensiva, y dejaron mucho que desear en los momentos cruciales.
Los abridores de los Medias Rojos tuvieron efectividad de 2.55 contra 4.85 de los Dodgers; con 3.62 para la rotación de Boston y 4.34 para Los Ángeles, mientras que para los relevistas, los campeones de la Serie Mundial contabilizaron un hermético 1.40 carreras limpias por juego, contra un abultado 5.48 de los ‘’esquivadores’’.
Imágenes diferentes
David Price, el zurdo de la rotación de los Medias Rojas, cambió su imagen de lanzador sin poco que contar en las postemporadas de las Grandes Ligas, al ganar dos juegos sin derrotas, y ser el único de los abridores en obtener ese registro, mostrándose sólido y dominante en sus actuaciones.
Mientras tanto, Clayton Kershaw, el zurdo de los Dodgers, definitivamente no ha tenido la clase de juego que ofrece en las campañas regulares en las postemporadas, y ahora está pensando seriamente, en abandonar a su novena para irse a probar suerte en otros clubes.
Con 2 derrotas sin victorias y 7.36 de efectividad, Kershaw tiene una imagen poco favorable entre los seguidores de los ‘’esquivadores’’, porque aun cuando Walker Buehler y Rich Hill no alcanzaron triunfos, las actuaciones de ambos fueron elogiadas y si bien los dos tuvieron grandes posibilidades para las victorias, estas se les escapó de las manos cuando los relevistas fracasaron en contener la ofensiva de los Medias Rojas. Las tareas de Buehler y Hill desde la lomita de los sustos fueron sencillamente espectaculares.
Si a ello le agregamos que el estelar taponero derecho de los Dodgers, el curazaleño Kenley Jansen, perdió dos opciones de salvamento, y que Alex Wood, Dylan Floro y Scott Alexander no encontraron la línea de control frente a los bateadores rivales, hay que concluir que poco o nada tuvieron de posibilidades los Dodgers para salir adelante en la contienda, o por lo menos, para exhibir una oposición más férrea en la gran final.
No cabe duda que los Medias Rojas de Boston se alzaron merecidamente con la corona de la Serie Mundial, porque indiscutiblemente fue una novena con lo mejor de lo mejor, en la temporada que acaba de bajar el telón. Y todo lo demás, ya es historia…