Los Medias Rojas de Boston, eran los favoritos en la Serie Divisional, y los eliminaron. Los Azulejos de Toronto eran los favoritos en la Serie de Campeonato, y también los doblegaron. Ahora la ‘’tribu’’ es la novena campeona de la Liga Americana.-
Por: Antonio Andraus Burgos
¿Se acuerdan ustedes, amables lectores, aquél tablazo de circuito completo del dominicano Edwin Encarnación, con dos compañeros en la ruta, al cierre del undécimo episodio y un out colgado en la pizarra, frente a un lanzamiento del derecho y también dominicano Ubaldo Jiménez, para que los Azulejos de Toronto capturaran el comodín de la Liga Americana frente a los Orioles de Baltimore por pizarra de 5 carreras por 2?
¿Recuerdan también las tres victorias consecutivas de los Indios de Cleveland en la Serie Divisional frente a los poderosos Medias Rojas de Boston, 5-4, 6-0 y 4-3, para eliminarlos de manera categórica en el camino en busca de la corona de la Liga Americana?
¿Y cómo poder olvidar los tres triunfos al hilo de los Azulejos frente a los Vigilantes de Texas, los flamantes campeones de la división Oeste de la liga Americana, por pizarras de 10-1, 5-3 y 7-6, para sacarlos del camino en la carrera por la corona del circuito?
Con esas dos sensacionales victorias, los Azulejos se empinaron con todas las posibilidades de poder llegar a la Serie Mundial, después de que el año pasado se quedaron en las puertas del horno para alcanzar el trofeo de la liga, frente a los Indios, al evidenciar una ofensiva con 266 de promedio, con 29 inatajables en 109 turnos, incluyendo 8 cuadrangulares, 5 dobletes y 1 triple, con 22 anotadas, numeritos alcanzados frente a los Vigilantes; contra 271 de promedio de la ‘’tribu’’, producto de 26 inatrapables en 96 turnos, con 5 ‘’bambinazos’’ y 3 dobletes, para producir 15 rayitas, contra los Medias Rojas.
Sobre el papel, los Azulejos estaban completos en su nómina, tanto a la ofensiva como a la defensiva, y desde luego, con su cuerpo de lanzadores; mientras que los Indios perdían a los serpentineros, el dominicano Danny Salazar y del venezolano Carlos Carrasco, cuando ingresaban a la postemporada, y ya en plena Serie por el Campeonato, al derecho Trevor Bauer, por una herida en su dedo meñique de su mano derecha, no pudo cumplir con su tarea de actuar de manera categórica en el tercer desafío ante los ‘’pajarracos’’ de Toronto.
No hay favoritismos
Pero en el béisbol los favoritismos simplemente no existen. Cualquier cosa puede suceder en esta clase de partidos de la postemporada, y si bien es cierto que nos inclinamos por la poderosa ofensiva de los Azulejos, nadie se imaginaba que su ‘’pólvora’’ a la ofensiva se mojara en los momentos cruciales de la Serie por el Campeonato de la Liga Americana frente a los Indios, que manejados magistralmente por el veterano estratega Terry Francona, se salieron con las suyas y hoy están en la Serie Mundial.
Ciertamente los Azulejos obtuvieron mejores guarismos ofensivos que los Indios, pero estos fueron oportunos al despachar sus batazos en los momentos en que necesitaban fabricar sus carreras, para que el cuerpo de relevistas, en forma admirable utilizado por Francona, se hiciera cargo de los partidos, cuando se llegaba al sexto episodio.
Los ‘’pajarracos’’ de Toronto despacharon 32 imparables en 159 turnos oficiales para 201 de promedio, con 2 jonrones, 2 triples y 3 dobletes, pero apenas fabricaron 8 carreras en los cinco desafíos de la serie, compilando 50 bateadores liquidados por la vía de los buenos lanzamientos, 14 de ellos, propinados por el zurdo Andrew Miller, el Pelotero Más Valioso de la contienda, en labor de 7 episodios y 2 tercios, en plan de relevista.
Los integrantes de la ‘’tribu’’, en cambio, consiguieron 25 indiscutibles en 149 turnos, para una ofensiva de 168, incluyendo 6 cuadrangulares y 6 dobletes, para conseguir la docena de anotaciones que, finalmente, los condujo a la victoria de 4 victorias contra 1 derrota, frente a los encopetados y poderosos bateadores de los Azulejos, que raquíticamente batearon para 120 en promedio a la ofensiva, cuando había corredores en circulación.
Los Azulejos no fueron oportunos con el bate en ningún momento de la serie, en cambio, los Indios sí consiguieron carreras en los momentos propicios.
Los abridores de los Azulejos, el mexicano Marco Estrada, en dos ocasiones, A.J. Happ, Marco Stroman y Aaron Sánchez, siempre concedieron sus carreras en los seis primeros episodios, incluyendo el cuarto encuentro en donde perdieron los Indios, para que con pinzas de cirujano, Terry Francona hiciera uso de su cuerpo de relevistas, que le rindió una barbaridad, empezando con el zurdo Andrew Miller, adquirido a mitad de temporada de los Yanquis de Nueva York, y terminando con Cody Allen, su cerrador de cabecera y con quien se la jugó en más de una oportunidad.
El crucial tercer juego
Nadie puede olvidar lo que hizo Francona en el tercer compromiso de la Serie por el Campeonato.
Trevor Bauer había sido seleccionado por Terry para abrir el segundo juego en Cleveland, pero una herida en su dedo meñique de su mano derecha, le impidió que lo llevara a la loma de los sustos, y en consideración a que tenía el día de descanso por delante, antes de viajar a Toronto, el estratega decidió utilizarlo para abrir el tercer juego en casa de los Azulejos.
Pero Bauer no estaba bien de su herida, producida en un accidente en su residencia, y a los pocos lanzamientos, el sangrado se hizo evidente, y apenas pudo laborar dos tercios de episodios, para darle paso a seis compañeros de serpentinas más, en camino a lo que fue la tercera victoria en línea de la final por el título.
Terry Francona creyó en Bauer cuando le dijo que estaba bien para salir a cumplir con y su tarea, y quizás pensó en que con cuatro y cinco episodios que le trabajara era más que suficiente. Pero no fue así.
Salió Bauer de la lomita y empezó el desfile. Dan Otero, un episodio y un tercio; Jeff Manship, también uno y un tercio; Zach McAllister, un acto completo; Bryan Shaw, uno y dos tercios; Cody Allen, uno y dos tercios; y, finalmente, Andrew Miller, con trabajo de un episodio y un tercio.
Mientras tanto, su ofensiva ‘’carburaba’’ de tal manera, que le fabricaban las 4 carreras de la victoria al abridor y estelar de los Azulejos, Marco Stroman, dos de ellas, con cuadrangulares solitarios de Mike Napoli y Jason Kipnis, todas ellas antes de cerrarse el sexto capítulo, para que los Indios ganaran ese crucial tercer juego y primero en Toronto, por pizarra de 4 carreras por 2.
Si los Azulejos hubiesen ganado ese tercer compromiso, quizás otro gallo hubiese cantado en la serie. Pero simplemente no fue así. Los Indios tomaban ventaja en la final de 3-0, algo que no estaba en las cuentas de nadie. Pero el haber conseguido los dos triunfos en Cleveland, abriendo la final por el título del circuito, les ofreció a los Indios una ventaja que jamás desperdiciaron.
Bates silenciados
Cierto es que los Azulejos obtuvieron mejor promedio de bateo, pero nada comparable a la oportunidad y la forma en que lo hicieron los Indios, novena que con Francisco Lindor, el mejor de la fase a la ofensiva, con promedio de 368, y de Lonnie Chisenhall, con 250 con el bate, se las ingeniaron para sacar adelante los compromisos, aun cuando dejaron 43 corredores esperando remolque sobre las almohadillas.
Kevin Pillar, con 063 de promedio a la ofensiva; Troy Tulowitzki, bateando apenas para 111; Russell Martin, contabilizando ofensiva de 118 y José Bautista, con 167 de promedios, son guarismos que en peloteros de la talla de los citados, no se esperaban, y es como para ponerse a llorar, aquí, allá o en acullá.
En el quinto partido, el que perdieron los Azulejos 3 carreras por 0, los ‘’pajarracos’’ canadienses dejaron a 18 hombres esperando sobre las bases, de los 64 que en total tuvieron en la serie, en cuyo encuentro, en cuatro episodios y un tercio, se enfrentaron al novato zurdo Ryan Merrit, extraído del cubilete de mago de Terry Francona, para ganar por blanqueada con el apoyo de tres de sus relevistas, y coronar a su club campeón de la Liga Americana, incluyendo batazos solitarios de circuito completo de Carlos Santana y Coco Crisp.
Los Indios triunfaron 2-0 en el primer juego; 2-1, en el segundo, ambos jugados en Cleveland; ganaron 4-2 en el tercero; perdieron 6-1 en el cuarto y vencieron 3-0 en el quinto, para la segunda blanqueada en la serie, éstos tres últimos desafíos, efectuados en el parque de pelota de Toronto.
Esperando rival
Ahora, los Indios tendrán cinco días de descanso, para esperar al ganador de la Serie por el Campeonato de la Liga Nacional, que están disputando los Dodgers de Los Ángeles y los Cachorros de Chicago, para empezar la Serie Mundial en su casa, a partir del martes 25 de octubre.
En el ‘’Progressive Field’’ de Cleveland se efectuarán los dos primeros choques de la Cita de Otoño, martes 25 y miércoles 26; las novenas tendrán descanso el jueves 27; y la Serie Mundial se reanudará el viernes 28, en el parque de pelota del campeón de la Liga Nacional: Los Ángeles o Chicago.
En cualquiera de esos dos escenarios, están señalados los encuentros tercero, cuarto y quinto, este último si es necesario, porque se declarará campeón del Clásico de Octubre al ganador de cuatro de los siete partidos previstos. Si son necesarios los encuentros sexto y séptimo, se volverá a Cleveland, la casa de los campeones de la Liga Americana.
Para algunos el prolongado descanso puede hacerle mella a la artillería de los Indios, pero para otros, se trata de un debido y oportuno descanso, especialmente para recomponer todas sus fichas y pensar en grande en la conquista del título de la Serie Mundial, que no alcanzan desde 1948.
Para Terry rancona lo más importante en los actuales momentos, luego de la celebración en grande que hicieron en Toronto y luego en Cleveland, es pensar en que su rotación permanecerá a la altura de las exigencias de la gran final y que su cuerpo de relevistas conservará su línea de juego, para aspirar al gran título del beisbol de las Grandes Ligas.